Fecha: Año 419.
Tema: El mismo de la anterior.
Informe a los santos hermanos, cuyos nombres aparecen en mi carta. Agustín.
1. Cuando ya tenía mi carta preparada para enviarla a tu benevolencia, me llegó un informe que el hermano Alipio ha enviado a Tagaste, porque la misma nave arribó a nuestra costa. Me he cuidado de que tu santidad sepa lo que nosotros hemos conocido por tal informe, y de añadir su texto literal a este informe mío.
2. Informe a los presbíteros. Alipio.
Nuestro hijo Severiano ha partido de nuestra compañía. Nosotros aún estábamos esperando la respuesta del ilustre varón, así como su llegada, puesto que los que afirmaban con toda seguridad que había salido de la Galia anunciaron que llegaría hacia el quince de octubre. Ayúdennos, pues, las plegarias de vuestra caridad, a fin de que, con la ayuda del Señor, podamos hacer algo antes del invierno y así, con el auxilio del mismo Señor, podamos volver a vosotros en el otoño conforme a vuestro deseo y al nuestro. En verdad, ya se ha concedido mucho a nuestra carta, pues el mismo día en que he dictado el presente informe ha salido hacia Cartago el Silenciario con el indulto para la población de allí. En consecuencia, no nos ha quedado sin agenciar sino lo relativo a los que se refugiaron en la Iglesia de Cartago por el mismo motivo.
3. Esto es lo que he creído necesario citar del informe enviado a Tagaste, para enviároslo por escrito. Os pido, además, que os dignéis entregar a sus destinatarios las otras cartas que he enviado y que cada uno de vosotros, en la medida en que pueda, las recomendéis ante ellos con vuestra intercesión. Pues si todos pretendéis hacerlo todo a la vez, difícilmente alcanzaréis lo que queréis, porque sería excesivamente raro que todos tuvieseis tiempo a la misma hora. Decid a nuestro hijo Doroteo, varón honorable y muy piadoso, que no se encolerice tanto contra el hombre de su casa que violó por la fuerza a una monja que venía de una quinta, ajena a su casa, para trabajar la lana, que lo castigue más duramente de lo que conviene como consecuencia de mi queja. Basta con que lo aparte de la administración de dicho lugar, en el que le había colocado, no sea que, si queda totalmente impune, sirva de invitación para que otros le imiten. En verdad, ya está haciendo penitencia, pero debido a que tras haber sido declarado convicto y llevado por las pruebas a la confesión, fue apartado de la comunión. Si lo hubiese confesado espontáneamente y por temor al juicio divino hubiese descubierto lo que se ignoraba y de lo que nadie le había acusado, ¿quién hubiese sido tan perversamente severo que pidiese para él un castigo mayor?
4. Ahora bien, así como en caso de haber sido clérigo hubiese perdido la dignidad de su estado, de la misma manera él debe perder el cargo de administrador en que su impunidad se engríe; en consecuencia, hay que evitar que tenga imitadores. Ese hombre, Cresconio, es administrador del bosque hispaniense y, lo que es peor, está casado. Pero no delatéis ni el hecho ni a su autor si no obtenéis antes la promesa de Doroteo, poniendo a Dios por testigo, de que no le aplicará un castigo mayor; ni le descubráis el alcance del castigo antes de que os prometa que no ha de actuar con severidad mayor de la que encuentre en este informe. En atención a su fe en Cristo y a su piedad, no debe hacerlo, por grande que sea su indignación. Si quisiera aplicarle un castigo más suave del que se pide, excluido el castigo corporal, no lo prohíbo, mas no permito un castigo mayor. Que haga primero esa promesa y, cuando la haya hecho, no os fatiguéis con insinuaciones. Haced simplemente que lea la parte de este de este informe que atañe a su causa.