Fecha: Año 419.
Tema: Comportamiento con un fornicario.
Agustín saluda en el Señor a Doroteo, señor eximio e hijo justamente insigne y honorable.
1. Conozco cuánto amas a Cristo y que toda tu casa es familia suya y, como dice el Apóstol, una Iglesia doméstica1; señor eximio e hijo justamente insigne y honorable, a todos los que te conocemos es notorio cuánto deseas que en tus propiedades fructifique y crezca la propiedad de Cristo.
2. Tenía motivos para quejarme de ese hombre tuyo, cuyo nombre y torpeza sacrílega no me he atrevido a consignar en esta carta, no fuera que, tal vez, te irritases más y aplicases un castigo más duro del que es lícito y conveniente que se aplique ante una queja del obispo. Y así, mediante un informe, he hecho saber a los hermanos de quienes tu excelencia recibe esta carta de qué se trata y les he rogado que primero recaben la promesa de tu fidelísima religión de que no vas a llevar el castigo más allá de los límites marcados por el mismo informe y que, cuando la hayan obtenido, te lo muestren para que lo leas, y que, si no quieres hacer dicha promesa, que nada te declaren. Por eso, te ruego por Cristo que optes por hacerla, para que también nosotros podamos recurrir confiados a ti en cuanto la necesidad de nuestra cura pastoral lo requiera, para que procures la enmienda tú, si nosotros no podemos.