Revisión: Pío de Luis, OSA
Fecha: Después de las anteriores.
Tema: Teología trinitaria. Condiciones para aceptar el debate.
Destinatario: Pascencio.
1. Tu carta no ha podido provocarme a devolver los insultos ni me ha impedido contestarla. Lo que tú escribiste podría importarme si lo dijese la verdad de Dios y no un poder humano. Dices que «mi convicción es como un árbol torcido y nudoso, que no tiene en sí trozo recto y daña la mirada de los ojos». ¿Qué dirías contra mí si hubiese recusado el acuerdo a que habíamos llegado por la mañana, y en un punto tan fácil, que con razón nos gustó a ambos, hubiese puesto yo la curva del rechazo y nudos de dificultad? No pensaríais que «me he abrevado con agua cenagosa», sino que estaba sumergido en la borrachera de la perfidia, lo que es mucho peor si por la tarde no hubiese vuelto en la misma actitud con la que me había alejado por la mañana. ¿Acaso no has escrito lo que has querido sin temer trampa alguna? Así puedes también escribir las demás cosas y habrá materia de juicio o de reflexión para nosotros o para otros. Dices que yo creo en una triforme persona de Dios». Seguramente no lo dirías si te hubieses dignado leer la carta un tanto prolija que te envié primero y hubieses querido responder a lo que allí estaba escrito. Pero, bueno: ya has dictado, escrito y enviado que yo afirmo una persona triforme de Dios y no has temido ninguna trampa. Así has demostrado que es verdad lo que yo digo: te negaste a que se escribiera, según lo convenido de antemano no porque temieses alguna trampa, sino porque no confiabas en la verdad. Ahora ya te agradó poner por escrito si yo creo en una persona triforme de Dios. A eso respondo que no Es una sola forma, porque es, por así decirlo, una sola deidad, y por lo tanto un solo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
2. Te pido que te dignes contestar brevemente cómo entiendes lo que dice el Apóstol: Quien se adhiere a una meretriz es un cuerpo con ella, y quien se adhiere al Señor es un único espíritu1. Llama cuerpo a la unión de cuerpos de diverso sexo. Y aunque el espíritu humano no puede decir en modo alguno: «Yo y el Señor somos una misma cosa», sin embargo, cuando se adhiere a Dios es un espíritu. Pues ¡cuánto mejor aquel que dijo: Yo y el Padre somos una misma cosa2, por estar unido inseparablemente al Padre, será un solo Dios con el Padre! Eso suponiendo que en aquella divinidad quepa el hablar de «adherirse» entre lo que nunca y en ningún sentido fue o puede ser separado por distancia alguna. Responde a eso: ¿Te parece bien hablar de un espíritu biforme si quien se adhiere a Dios es un espíritu con El? Si eso no te place, tampoco yo he dicho que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo sean un Dios triforme, sino un único Dios. Si quieres que hablemos cara a cara, doy gracias a tu Dignación y Benevolencia. Pero así .como te has dignado escribir lo que bien te ha parecido, dígnate contestarme que se tomará por escrito lo que digamos, y satisfaré tu voluntad en cuanto me ayude el Señor. Porque si el intercambio de cartas no nos edifica ¿cómo nos edificará el intercambio de palabras, si después de estrépito de las mismas no hallamos cosa que reconsiderar a través de la lectura?
Yo, Agustín, he dictado esto y, después de releerlo, lo he firmado. Abstengámonos de insultar, para no perder el tiempo tontamente, y atendamos más bien al punto que traemos entre manos.