CARTA 236

Traductor: Lope Cilleruelo, OSA

Revisión: Pío de Luis, OSA

Fecha: Entre el 1 de junio del 411 y el 20 de marzo del 419.

Tema: Un subdiácono católico, oyente maniqueo.

Agustín saluda en el Señor a Deuterio, señor beatísimo, hermano amadísimo con veneración y colega en el episcopado.

1. He creído no poder hacer cosa mejor que escribir a tu Santidad, no sea que por negligencia mía devaste la grey de nuestro Señor Jesucristo en vuestra provincia el enemigo, que no deja de poner asechanzas para perder las almas, a tan alto precio rescatadas. Aquí hemos constatado que era maniqueo un cierto Victorino, subdiácono de Maliana; bajo el nombre de clérigo se venía ocultando en su sacrílego error, pues es ya de edad avanzada. Se puso en evidencia: al interroga de yo, aun antes de ser argüido por testigos, no pudo negado. Sabía la cantidad y la calidad de los testigos, a los que, incauto, se había manifestado, que si hubiese intentado negado, habría parecido no ya como totalmente descarado, sino como loco de remate. Confesó, pues, que no era electo, sino oyente de los maniqueos.

2. Los llamados oyentes de esa secta comen carne, cultivan los campos y pueden casarse si quieren. Nada de eso hacen los llamados electos. Pero los oyentes doblan la rodilla delante de los electos suplicantes, para que les impongan las manos, no sólo los obispos, presbíteros y diáconos, sino cualesquiera electos. Con ellos adoran al sol y a la luna. Con ellos ayunan el domingo y con ellos creen todas las blasfemias que hacen detestable la herejía maniquea, a saber: niegan que Cristo naciera de la Virgen y que su carne fuese verdadera. Creen que fue falsa; que, por lo tanto, fue falsa la pasión y que no hubo resurrección. Blasfeman contra los patriarcas y profetas. Dicen que la ley, dada por medio del siervo de Dios Moisés, no fue dada por el verdadero Dios, sino por el príncipe de las tinieblas. Creen que las almas, no sólo las de los hombres, sino también las de los animales, son de la sustancia de Dios y en absoluto partes de Dios. Dicen que el Dios bueno y verdadero luchó contra la raza de las tinieblas y mezcló una parte de sí con los príncipes de las tinieblas. Aseguran que esa parte, manchada y ligada por todo el mundo, se purifica mediante las comidas de sus electos y por el sol y la luna. Dicen que la parte de Dios que no pudiere purificarse quedará al fin del mundo ligada con un vínculo eterno y penal. Y así no sólo creen que Dios es violable, corruptible y contaminable, pues una parte de El pudo llegar a tan grandes males, sino que ni siquiera al fin del mundo habrá podido limpiarse todo entero de tanta contaminación, inmundicia, y miseria.

3. Este subdiácono, que parecía católico, no sólo creía con ellos estas intolerables blasfemias, sino que las enseñaba con cuantas fuerzas podía. Enseñándolas se traicionó al confesarse a los que hacían como que aprendían. Después de confesar que era oyente maniqueo, me rogó que yo le condujese al camino de verdad de la doctrina católica. Pero lo confieso: el que hubiese podido simular la clericatura me había producido tal espanto, que procuré arrojarle de la ciudad a la fuerza. No contentándome con esto, intimé a tu Santidad en una carta que con severidad eclesiástica se le arroje convenientemente de todos los grados de la clericatura y se le declare vitando en público. Si pide lugar de penitencia, tan sólo se le creerá cuando declare a todos los maniqueos que conozca, no sólo en Maliana, sino también en toda la provincia.