CARTA 227

Traductor: Lope Cilleruelo, OSA

Revisión: Pío de Luis, OSA

Fecha: Desconocida.

Tema: El bautismo de Gaviniano y la conversión de Dióscoro.

Destinatario: Alipio.

Aquí está el hermano Pablo, sano, tratando por segunda vez de resolver sus problemas, que Dios quiera que sean los últimos. Os manda un afectuoso saludo. Me cuenta lleno de gozo que Gaviniano libre ya de su problema por la misericordia de Dios, no sólo se ha hecho cristiano, sino que es un fiel muy bueno, después de haberse bautizado en la Pascua pasada, y que lleva en el corazón y en los labios la gracia que recibió. ¿Cómo podré explicar los deseos que tengo de verle? Sabes que le amo. También el protomédico Dióscoro es ya un fiel cristiano al haber recibido la gracia del bautismo. Escucha el cómo, pues para domar esa pequeña cerviz y esa lengua era menester un prodigio. Estaba enferma su única hija, su único gozo y descanso, y llegó a quedar totalmente desahuciada, por confesión del mismo padre. Lo que voy a decirte consta, pues antes de que volviera el hermano Pablo me lo había contado el conde Peregrino, varón laudable y buen cristiano, que se bautizó al mismo tiempo que Dióscoro y Gaviniano. Se dice que el viejo, determinado, al fin, a implorar la misericordia de Cristo, se obligó con voto a hacerse cristiano si llegaba a ver sana a su hija. Así sucedió. Pero entonces quiso excusarse de cumplir lo prometido Intervino de nuevo la mano del Omnipotente1 y de repente quedó ciego él. Inmediatamente le vino a la mente el motivo de su ceguera, y gritó confesando su pecado. Hizo un nuevo voto de cumplir lo que había prometido, si recobraba la vista La recobró y lo cumplió. Todavía se mantuvo en alto la mano de Dios. No había aprendido de memoria el símbolo o quizá rehusaba aprenderlo y se excusaba diciendo que no podía. Dios sabrá. Después de todos los actos festivos de su recepción en la iglesia, quedó paralítico de muchos o, mejor de casi todos sus miembros. Avisado en sueños, confesó por escrito que le habían dicho en el sueño que el castigo le venía por no haber recitado de memoria el símbolo. Después de esa confesión recobró el uso de todos sus miembros, exceptuada la lengua. Pero sufriendo aún esa prueba confesó por escrito que había aprendido ya el símbolo y que lo sabía de memoria. Así se le ha acabado toda aquella frivolidad, que, como sabes, afeaba su benignidad natural y le arrastraba a los insultos sacrílegos contra los cristianos. ¿Qué diré al Señor, sino: Cantémosle un binomio y glorifiquémosle por todos los siglos? Amén.