Revisión: Pío de Luis, OSA
Fecha: Comienzo del 428.
Tema: Promesa del catálogo.
Agustín a Quodvultdeo, señor y hermano sinceramente amadísimo y colega en el diaconado.
1. Se me ha ofrecido ocasión de escribirte por un presbítero de Fusala, a quien recomiendo a tu Caridad. Para hacerlo volví a leer tu carta en que me pedías que escribiese algo sobre las herejías que pudieron surgir desde que comenzó a anunciarse la venida del Señor en la carne. Lo hice para ver si ya debía comenzar mi obra y darte a conocer algo de ella y así veas que la empresa es tanto más difícil cuanto más breve quieres que sea. Pero ni aun eso pude, pues me lo impidieron ocupaciones perentorias a las que no hubiera podido substraerme, y que me obligaron a dejar aun aquello que traía entre manos.
2. Se trata de la respuesta a los ocho libres que Juliano ha publicado después de los otros cuatro a los que respondí con anterioridad. El hermano Alipio se hizo con ellos en Roma, y, aunque no los había copiado todos, aprovechó la ocasión para enviarme cinco, prometiéndome enviar los otros tres e instándome a que no difiriese la respuesta. Ante tal insistencia me vi obligado a quitar tiempo a lo que estaba escribiendo, sin renunciar a ninguna de las dos obras. Empleo en una los días y en otra las noches cuando me lo permiten las ocupaciones, que no cesan de venir de una y otra pacte. Estaba ocupado en algo absolutamente necesario, pues estaba revisando todos mis escritos. Cuando advertía en ellos algo que me disgustaba a mí, o podía disgustar a otros, en el primer caso lo desaprobaba, en el segundo defendía que se podía y debía leer. Ya había terminado de revisar en dos volúmenes todos mis libros, cuyo número ignoraba. Comprobé que eran doscientos treinta y dos. Me quedaban las cartas y los sermones al pueblo, que los griegos llaman homilías. Había leído muchas cartas, aunque todavía no había comenzado a dictar nada sobre ellas, cuando empezaron a ocuparme también esos libros de Juliano. Ahora he comenzado a refutar e cuarto de ellos. Cuando haya refutado éste y el quinto, si es que no me han llegado aún los otros tres, me propongo empezar la obra que me pides, si Dios quiere, compaginándola con la revisión de mis escritos. Dedicaré a una el día y la otra la noche.
3. Comunico esto a tu Santidad para que, cuanto mayo; deseo tienes de obtener lo que pides, tanto más ardor pongas en pedir a Dios ayuda, para que yo responda a tu laudable afán y a la utilidad de aquellos a quienes crees que aprovechará, señor y hermano verdaderamente muy amado. Te recomiendo nuevamente al portador de esta carta y el asunto por el que va a Cartago. Si sabes ante quién hay que tratarlo dígnate ayudarle. Porque no podemos abandonar en sus necesidades a estos hombres, que son no sólo nuestros colonos sino, lo que es más, nuestros hermanos, y que en la caridad de Cristo están bajo nuestro cuidado. Vive para Dios.