CARTA 222

Traductor: Lope Cilleruelo, OSA

Revisión: Pío de Luis, OSA

Fecha: Año 428.

Tema: Respuesta a la anterior.

Agustín a Quodvultdeo, hijo amadísimo y colega en el diaconado.

1. Recibí la carta de tu Caridad en la que me pides con ardentísimo afán que escriba un breve tratado de todas las herejías que después de la venida de nuestro Salvador han surgido contra su doctrina. Apenas hallé ocasión, te contesté por medio de mi hijo Filócalo, uno de los más notables de Hipona, haciéndote ver cuán difícil es eso. Mas luego se me ofreció esta otra ocasión de escribirte y nuevamente te manifiesto la gran dificultad que encierra tal empresa.

2. Un cierto Filastrio, obispo de Brescia, a quien yo vi en Milán con San Ambrosio, escribió un libro sobre el tema sin omitir aquellas herejías que surgieron en el pueblo judío antes de la venida del Señor; anotó veintiocho de estas últimas, mientras después de la venida del Señor anotó ciento veintiocho. también en lengua griega Epifanio, obispo de Chipre, justamente célebre por su defensa de la fe católica, escribió sobre ese tema, reuniendo ochenta herejías anteriores y posteriores a Cristo. Ambos quisieron hacer lo que mepides, y ya ves el número de sectas que halla cada uno; no hubiese sucedido así si no hubiesen tenido concepto diferente de lo que es herejía. No hay que pensar que Epifanio ignorase algunas conocidas por Filastrio, pues sabemos que Epifanio era mucho más docto que Filastrio. Más bien tendríamos que decir que a Filastrio se le habrían ocultado muchas si Epifanio hubiese anotado mayor número que él. pero sin duda no van de acuerdo en definir lo que es una herejía. Y en verdad es harto difícil el hacerlo. En consecuencia, cuando tratamos de enumerarlas, hemos de cuidar de no pasar por alto algunas que realmente lo son o anotar otras que no lo son. Considera, pues, si no será quizá mejor que te envíe el libro del santo Epifanio, pues opino que habla al respecto con más conocimiento de causa que Filastrio. En Cartago lo podrán traducir con facilidad al latín, y así tú me prestarás a mí lo que pides de mí.

3. Te recomiendo encarecidamente al portador de esta carta. Es subdiácono de nuestra diócesis, nacido en una propiedad de Oroncio, varón noble y muy querido para mí. También le he escrito una carta a él en favor del subdiácono y del padre que lo ha adoptado. Cuando tu cristiana Benignidad haya leído la carta, te ruego que te dignes ayudarme con tu intercesión ante dicha persona. Con el subdiácono enviaré a una persona de la iglesia, para que no le sea difícil el acceso a tu Santidad. Vivo preocupado por él, y Dios me librará de esta preocupación, como lo espero, por la recomendación de tu Caridad. le ruego también que no te cause molestia indicarme por escrito cómo sigue en la fe católica aquel Teodosio que delató a algunos maniqueos, y los que, en nuestra opinión, se corrigieron después de haber sido delatados por él. y si has oído algo sobre el viaje de los santos obispos, házmelo saber. Vive para Dios.