Tema: Petición de excusas por no haber respondido a las cartas 166 y 167.
Jerónimo saluda en el Señor a Agustín, señor verdaderamente santo y padre digno de ser venerado con todo mi afecto.
Belén. Principios del año 416.
1. Por tu mandato y por su mérito he recibido al presbítero Orosio, varón honorable, hermano mío e hijo de tu digna persona. Pero llegó en una coyuntura muy difícil, cuando para mí era mejor callar que hablar; tuve que dejar el estudio, para ejercitarme, según Appio, en la facundia de los perros. Por eso no pude responder a tiempo a tus dos libritos, dedicados a mi nombre, muy eruditos y brillantes con todo el esplendor de la elocuencia. No es que yo tenga nada que oponerles; pero, como dijo el bienaventurado Apóstol, cada uno abunde en su sentido: uno de este modo, otro del otro1. Sin duda has citado y discutido todo lo que puede decirse y lo que un sublime ingenio puede sacar de las fuentes bíblicas, Pero pido a tu pudor que me permita alabar un poco tu ingenio, ya que discutimos entre nosotros con miras a la erudición. Sin embargo, si los émulos y especialmente los herejes descubren en nosotros diversa opinión, dirán que procede de resentimiento de espíritu. Pero yo he decidido amarte, aceptarte, venerarte, admirarte y defender tus proposiciones como si fuesen mías. En el Diálogo que publiqué poco ha me acordé de tu beatitud, como era justo. Dediquémonos, pues, mejor a arrancar de las iglesias esa perniciosísima herejía, que se da apariencias de penitencia, para conseguir permiso de enseñar en las iglesias; teme que, si se manifiesta a plena luz, será arrojada fuera y morirá.
2. Tus venerables y santas hijas Eustaquia y Paula progresan de un modo digno de su linaje y de tu exhortación; saludan de un modo especial a tu beatitud; te saluda también toda esta fraternidad, que se esfuerza conmigo en servir al Señor Salvador. Para resolver sus negocios enviamos el año pasado al santo presbítero Firmo a Rávena, y desde allí al África y Sicilia; suponemos que ya estará ahí en África. Te ruego que saludes con mis respetos a los santos que viven adheridos a tu costado. He remitido también carta al santo presbítero Firmo; si llega a tu poder, dígnate entregársela. Cristo el Señor haga que tengas salud y memoria de mí, señor verdaderamente santo y beatísimo papa.
En esta Provincia padecemos gran necesidad de copistas para el latín; por eso, no pudimos atender a tus órdenes, especialmente en la edición de los Setenta, que va marcada con asteriscos y vírgulas. Nos robaron la mayor parte de lo que teníamos hecho.