CARTA 160

Traducción: Lope Cilleruelo, OSA

Tema: La razón eterna.

De Evodio a Agustín.

Uzalis. Año 414 ó 415.

1. Razón perfecta es aquella que da cuenta de todas las cosas y principalmente de las realidades eternas, comprendidas por el entendimiento. La misma razón enseña y demuestra que es eterna, que debió ser eterna, y que es eterno aquello que no admite ni principio, ni fin, ni mutación, ni variación. Necesario es que sea eterna, no sólo porque nos enseña y muestra las realidades eternas, sino principalmente porque la misma eternidad no podría darse sin la razón; pienso que no habría eternidad si no fuese eterna la razón misma. Además, la razón demuestra que Dios es, que debió ser, que no pudo darse otra alternativa que el que Dios fuese. Existan o no existan seres que lo comprendan, puesto que Dios es eterno, no se puede dudar de que es eterna esa razón, que muestra que es necesario que Dios exista, y de ese modo se muestra a sí misma coeterna con El.

2. Hay cosas a las que la razón fuerza a ser, de modo que la razón es anterior y es posterior al efecto, a esa realidad que la razón muestra como futura; por ejemplo, cuando fue hecho el mundo había ya una razón para que fuera hecho. Es, pues, la razón anterior al mundo. Aquellas cosas que la razón previó como futuras sobrevinieron: primero es la razón y luego la creación del mundo. Mas ya que la razón demuestra que Dios existe, o que es necesario que Dios exista, ¿qué es aquí anterior? ¿Antepondremos la razón a Dios, como la razón al mundo, o Dios a la razón, aunque es probable que no pueda darse Dios sin la razón? Si afirmar que Dios es eterno equivale a decir que existe por la razón y que es eterno, entonces la razón o es Dios o es una cualidad de Dios, como lo enseña la misma razón. Si la razón es Dios, es la razón la que demuestra que la razón es Dios, y ambos pueden ser coevos y coeternos. La misma razón muestra que no podría darse que Dios existiese sin que fuese Dios. Si quitamos esa razón (y ya sería un crimen el decirlo), Dios no existiría, si la razón no demostrase la necesidad de su existencia. Luego Dios existe, puesto que su razón consiste en ser Dios. Y puesto que Dios existe, sin duda existe también la razón, la cual nos demuestra que Dios existe.

3. ¿Qué es en Dios lo primero, si podemos hablar así: Dios o la razón? No existirá Dios si no existiera antes la razón, que nos muestre la necesidad de que exista Dios. Pero tampoco existiría la razón si no existiera Dios. Luego nada es en El primero ni postrero. Luego la naturaleza divina tiene conjuntamente el ser razón y el ser Dios. Pero una realidad engendra a la otra, o la razón a Dios, o Dios a la razón. Quizá la razón y Dios pueden llamarse Sujeto o En sujeto. Dios y la razón son uno en uno. Decimos bien que Dios engendra a la Razón, pues la razón demuestra que Dios existe. Se contradistingue, pues, Dios de la Razón, como el Hijo del Padre, y la Razón de Dios, como el Padre del Hijo. La Razón con Dios es Dios: jamás se dio Dios sin razón o Razón sin Dios. En tanto hay Dios en cuanto hay Razón, como en tanto hay Hijo en cuanto hay Padre. Si suprimimos la razón, lo cual sería sacrílego, tampoco hay Dios; por la razón de Dios se da la realidad y el efecto de que exista Dios. Repetiremos: si no hubo razón, no hubo Dios; y si no hay Dios, no hubo razón. Luego Razón y Dios son una realidad eterna; de igual modo son una realidad eterna Dios y la Razón. En cuanto a la conexión y relación de la Razón a Dios, de Dios a la Razón, del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, parecen constituirse en principios y causas de existencia, ya que no puede darse el uno sin la otra. Falla el lenguaje; lo que se dice, es tan sólo para no guardar silencio. ¿O diríamos que Dios es el germen de la Razón, o que la Razón es el germen de Dios, puesto que no puede darse fruto sin raíz, ni la raíz es algo sin el fruto? Aceptemos la comparación, para obtener alguna inteligencia acerca de Dios: en el grano de trigo late una razón de fecundidad, que no le permite permanecer estéril; mas, si no hubiese grano de trigo, la razón no tendría de qué producir fecundidad.

4. Por lo tanto, la Razón, que es Dios, o demuestra que Dios es la Razón, o que la Razón es Dios, mostrando en cierto modo una realidad a la otra. Pues del mismo modo, no se muestra el Padre sino por el Hijo, ni el Hijo sino por el Padre, de modo que el Padre queda como en silencio cuando por el Hijo se va al Padre, y el Hijo queda en silencio cuando se va del Padre al Hijo, y el uno se revela mientras el otro se esconde; pero el que se revela, muestra ya al otro, y no podemos conocer al uno sin conocer al otro. Así se dijo: Quien me ha visto a mí, ha visto también al Padre; y también: Nadie viene al Padre sino por mí; y también: Nadie viene a mí si no es atraído por el Padre1. Arduo y muy difícil problema planteamos para entender, sin entender, algo acerca de Dios. Todo lo que existe es ininteligible e incognoscible, si no es mediante alguna imagen; así con más razón, nada se conoce sin el Hijo, es decir, la Razón. ¿Qué decir? ¿Hubo jamás Padre "álogo", es decir, sin Razón? ¿Quién osará decirlo? Conocemos, pues, por la Razón que Dios es uno de uno, o que es uno en uno, pero constituyendo unidad; porque Dios es uno, y en El existe necesariamente ese Amor, que según la Razón debe siempre mantenerse, o ese amor que Dios nos manda siempre ejercitar.