Tema: Gozo por la consagración virginal de Demetríade.
Agustín saluda en el Señor a Proba y Juliana, merecedoras de la dignidad de señoras, justamente ilustres e hijas excelentísimas.
Hipona. Entre el 413 y el 414.
Habéis llenado de gozo mi corazón, con tanta mayor dulzura cuanto fue mayor la caridad, tanto más grata cuanto más prontamente. Sois conocidas en todas partes. La fama volandera predica por doquier la santidad virginal de vuestra estirpe, pero con el anuncio más fiel y seguro de vuestra carta os habéis anticipado a las veloces alas de la fama: me habéis hecho exultar con el conocimiento de tan excelente bien antes de que me sobrecogiese la duda al oírlo. ¿Quién explicará con palabras, quién ensalzará con la debida apología, cuán incomparablemente es más glorioso y fecundo el que Cristo tenga algunas mujeres vírgenes de vuestra sangre que el que el mundo haya tenido varones cónsules de ella? Si es grande y noble señalar con el propio nombre los ciclos del tiempo, ¿cuánto más y más noble será traspasar los tiempos con la integridad del corazón y del cuerpo? Alégrese, pues, la muchacha, noble por su linaje y más noble por su santidad, porque ha de conseguir en los cielos una excelsa ventaja por su unión con Dios, mucho más que si propagase un sublime linaje por su unión con un hombre. Más generosidad ha mostrado la posteridad de Anicio al glorificar a tan ilustre familia con la abstención de las bodas que si la multiplicase con nuevos hijos; más al imitar en carne la vida de los ángeles que si de su carne aumentase el número de los mortales. Más grande y fecunda felicidad es el crecer en el espíritu que soportar el embarazo del vientre, el candor del corazón que la leche del pecho, dar a luz cielo con las oraciones que dar a luz tierra de las entrañas. Hijas dignísimas del honor propio de señoras, ilustres y excelentísimas, gozad en ella lo que os faltó a vosotras para nacer de vosotras. Ella persevere hasta el fin, unida en un matrimonio que no tiene fin. Imiten muchas de las esclavas a su señora, las plebeyas a la noble, las que son frágilmente excelsas a la que se eleva más por su humildad; las vírgenes que desean para sí la alcurnia de los Anicios, elijan la santidad. Por mucho deseo que tengan de la celebridad de los Anicios, ¿cuándo lo conseguirán? En cambio, si desean plenamente unirse con Cristo, lo obtendrán al momento. Os proteja y conserve incólumes la diestra del Altísimo, señoras dignísimas de honor e hijas excelentísimas. Saludo con el amor del Señor, y por la obligación debida a vuestros méritos, a los hijos de vuestra santidad, y de un modo especial a la que se ha destacado por la santidad. Con la mayor gratitud he recibido elregalo enviado con motivo de la toma del velo.