Tema: Invitación a leer la Escritura
Agustín, obispo, a Volusiano, señor ilustre y justamente nobilísimo hijo.
Hipona. Otoño de 411
En un punto quizá pueda yo igualarme a tu santa madre: en los deseos por la salud que anhelo tengas en este mundo y en Cristo. Al devolver a tus méritos mi obsequioso saludo, te exhorto con todas mis fuerzas a que no te duela entregarte de lleno al estudio de las Letras auténtica y ciertamente santas. Es una realidad auténtica y sólida, no fascina al alma con palabras seductoras ni repite una vana cantilena velada con los celajes de la lengua. Impresiona mucho al que está ávido de realidades y no de palabras. Mucho aterra al que vive seguro de su conducta. Te exhorto a que leas con preferencia las Epístolas apostólicas, pues por ellas te animarás a leer los profetas, de cuyo testimonio usan los apóstoles. Y si, cuando lees o meditas, surge algún problema para cuya solución pueda yo parecerte necesario, pídeme una contestación. Quizá, con la ayuda de Dios, podré mejor hacerlo que hablar cara a cara contigo. Y no sólo por las múltiples ocupaciones, tanto tuyas como mías (pues cuando yo tenga alguna holgura no la disfrutarás tú), sino por la inevitable presencia de aquellos que generalmente no están preparados para eso, y se entretienen más bien en disputas verbales que en los resplandores de la ciencia. En cambio, lo que se tiene escrito, siempre está dispuesto para la lectura en cuanto queda desocupado el lector. Además, aunque esté presente, no resulta gravoso; si quieres lo tomas, y si quieres lo dejas.