Tema: Consulta sobre Cicerón.
Mitente: Dióscoro.
Desconocido: Quizá comienzos del año 410.
Las introducciones te resultan no sólo superfluas, sino también molestas, pues buscas realidades y no palabras. Por lo tanto, escúchame sencillamente. Rogué al anciano Alipio, y él accedió, que contestase contigo a algunas preguntillas de los Diálogos (de Cicerón). Y como dicen que actualmente está Alipio en Mauritania, te pido y suplico con todo ahínco que contestes tú solo, como lo harías si Alipio estuviese presente. Darías tu dinero u oro, si lo tuvieses, en favor de cualquiera. Pero no te pido ahora eso. Puedes dictar sin trabajo lo que te pido. Podría reforzar mi ruego valiéndome para ello de muchos amigos tuyos, pero conozco tu alma; no deseas hacerte rogar, sino ofrecerte a todos, con tal de que en ello nada haya de indecoroso, como ves que sucede en este caso. Mas, sea lo que sea, te ruego que accedas a mi petición, pues me apresto a navegar. Sabes cuánto me cuesta no sólo molestar a tu sinceridad, sino a cualquiera. Pero sólo Dios sabe cómo me veo obligado a hacerlo por una estrecha necesidad. Dejándoos salvos y con el favor de Dios, me haré a la vela. Bien conoces las costumbres de los hombres, inclinados a vituperar, y ves por cuan indocto y torpe es tenido quien no sabe contestar cuando le preguntan. Por lo tanto, contéstame a todo sin dilación. Por favor, no me despidas triste. Así veré a mis padres, pues para sólo eso envié a Cerdón, y a él espero tan sólo. Mi hermano Zenobio fue nombrado Maestro de Memoria y me ha remitido mi licencia para viajar, junto con las provisiones. Si no soy digno de que contestes a mis preguntillas, por lo menos teme por las provisiones. La suma Divinidad te conserve incólume para nosotros durante una larga edad. El pedagogo saluda calurosamente a tu dignación.