Tema: Respetar la ley en favor de los enjuiciados.
Hipona: Después de la anterior.
Agustín saluda en el Señor a Florentino, señor e hijo amadísimo.
Tú sabrás con orden de qué autoridad secuestraste a Favencio. Yo sólo sé que toda autoridad establecida en el Imperio está al servicio de las leyes de su emperador. Por mi hermano y copresbítero Celestino te envié la ley, que tú no deberías haber ignorado antes de que yo te la enviara. Según ella, se les concede a los que por orden de alguna autoridad quedan sometidos a juicio que sean llevados a los Registros municipales y allí se les pregunte si quieren permanecer en la ciudad en que han sido detenidos treinta días, para que se provean de subsidios y arreglen su situación como fuere menester bajo una moderada vigilancia. El citado presbítero me ha comunicado que esa ley fue leída a tu religión. Con todo, te la vuelvo a enviar con esta carta. No pretendo asustarte, sino rogarte, señor e hijo, intercediendo humanamente y con episcopal misericordia por ese hombre, en cuanto lo permitan la humanidad y la piedad. Dígnate condescender con benevolencia a mi petición y otorga lo que establece la ley del Imperio, a cuyo servicio estás. No te retardes en hacerlo, estimulado por mi intervención y súplica.