Tema: Súplica de ayuda en favor de un cierto Favencio.
Hipona: Año 403/423
Agustín saluda en el Señor a Cresconio, señor amadísimo y hermano justamente honorable y digno de ser acogido.
No puedo disimular en esta causa sobre la que vuelvo a escribir a tu eminencia. No sólo tú, sino también el interesado por cuya causa ha sido secuestrado Favencio, me inculparéis a mí y me reprenderéis con razón. Llegaría a pensar ese tal que, si recurre al auxilio de la Iglesia en el caso de que le ocurriera cosa parecida, me inhibiré de igual modo en su necesidad y tribulación. Además, aunque desdeño la opinión de la gente, ¿qué diré o qué cuenta daré a Dios nuestro Señor si no me preocupo con todas mis fuerzas por la salud de quien pidió favor y ayuda a la Iglesia, a cuyo servicio estoy, señor dilectísimo y venerable hijo? Y, puesto que es increíble y casi imposible que no sepas ya por qué ha sido detenido Favencio, ruego a tu dignidad que, entretanto, te dignes apoyar mi petición ante el alguacil que le detuvo, para que se atenga a lo que ordena la ley imperial: que le haga interrogar ante las autoridades municipales, dándole, si los pide, treinta días para ordenar sus asuntos y proveer a su manutención, bajo una moderada vigilancia, en esa ciudad en que fue detenido. Y si tu benevolencia accede, celebraremos el poder terminar su causa y componerla amistosamente en esa tregua. Y si no podemos, se atendrá al desenlace que agrade a Dios, según su responsabilidad y según la voluntad de Dios omnipotente.