CARTA 92A

Traducción: Lope Cilleruelo, OSA

Tema: Entrega de la carta anterior a Itálica.

Agustín saluda en el Señor a Cipriano, señor sincerísimo, hermano santo y copresbítero.

Hipona. La misma que la anterior.

A nuestra bendita hija Itálica envié una carta, y te pido que te dignes entregársela. En ella dije algo contra la opinión de los que nada pueden esperar de Dios, sino lo que perciben en los cuerpos. No osan afirmar que Dios sea un cuerpo. Pero lo indican de otro modo, al afirmar que puede ser visto con los ojos corporales, que El creó sólo para percibir los cuerpos. Estimo que estos tales ignoran lo que es un cuerpo ni cuánto diste de él un espíritu como es Dios. Aprovechando esa ocasión con que pretendí consolarla, no quise pasar por alto el lugar en que reside la auténtica consolación de esta peregrinación de todos nosotros. No te desdeñes de comunicarme lo que digan en contra los que opinan lo contrario, lo que yo traté de refutar brevemente. Quizá ella tenga reparo o vergüenza de expresar ese conflicto, aunque provocado por presunción ajena. Tu caridad hará que los que eso opinan y no cesan de propalarlo y aseverarlo respondan a lo que expresé en mi carta, para que luego podamos tratar con ellos, como tu santa prudencia comprende igual que yo que debemos tratarlos. Porque no sin razón el alma racional, que con tales imágenes se apaciente queda impedida y totalmente inhábil para percibir aquel sumo e inmutable bien, si su esperanza se fundamenta en la presunción de aquello... Y doy las gracias a tu dilección, por haberme enviado los libros que te había pedido.