Tema: Presión a las autoridades civiles para que actúen contra los donatistas.
Agustín, obispo, saluda en el Señor a Ceciliano, señor eximio e hijo verdadera y justamente honorable y digno de ser acogido en la caridad de cristo.
Hipona. Año 406/409.
La pureza de tu buena administración y la fama de tus virtudes, la loable diligencia de tu piedad cristiana y la confiada sinceridad, todos esos dones divinos de que gozas por la generosidad de Dios, de quien esperas las cosas mayores que tiene prometidas, me han movido a tratar por carta con tu excelencia las angustias de mis pleitos. Celebro que en otras regiones de África hayas mirado con admirable eficacia por la unidad católica. Pero con la misma intensidad deploro que en la región de Hipona Real y sus países vecinos, limítrofes de Numidia, no hayamos merecido ser ayudados por el rigor de tu edicto gubernamental, señor eximio, hijo verdadero y justamente honorable y acepto en la caridad de Cristo. Pienso que no debo callar esto a tu magnificencia, para que no se me acuse de negligente, ya que llevo en Hipona la carga episcopal. Puedes enterarte por boca de los hermanos y colegas míos, que todo lo podrán contar a tu eminencia, o por el presbítero que envío con la carta, si te dignas oír, hasta dónde llega la audacia de los herejes en el campo de Hipona. Sin duda proveerás, con la ayuda de Dios nuestro Señor, para curar por el miedo el tumor de la vanidad sacrílega, antes de que tengas que sajarle por el castigo.