CARTA 66

Traducción: López Cilleruelo, OSA

Tema: Controversia donatista

A Crispín, obispo donatista

¿Hipona? Año 401.

1. A Dios debiste temer. Pero ya que preferiste hacerte temer como hombre al rebautizar a los mappalienses, y puesto que hiciste valer una orden provincial en esa finca, ¿por qué no ha de tener valor una orden del emperador en la provincia? Compara a las personas: tú eres un simple poseedor, mientras él es emperador. Compara lugares: tú estás en una finca, él está en su reino. Compara causas: él quiere suprimir la división, tú quieres suprimir la unidad. Pero no voy a aterrarte con el hombre. Podría hacerte pagar diez libras de oro en conformidad con los edictos imperiales. ¿O quizá no tienes con qué pagar lo que tienen multado los rebautizadores, porque has repartido demasiado en comprar rebautizandos? Pero te repito que no quiero asustarte con el hombre. Cáusete espanto más bien Cristo. Quiero saber lo que vas a responderle si te dice: «Crispín, ¿te parece excesivo lo que has pagado para comprar el terror de los mappalienses, y te parece vil mi muerte para comprar el amor de todas las naciones? ¿Acaso para rebautizar a tus colonos ha valido más lo que extrajiste de tu bolsa que lo que manó de mi costado para bautizar a todas las gentes?» Sé que puedes oír aún más cargos, si prestas oídos a Cristo, y hallar en tu misma finca argumentos para saber que habláis contra Cristo cosas impías. Si por el derecho humano presumes que posees con firmeza lo que compraste con tu plata, ¿cuánto más firmemente posee Cristo por derecho divino lo que compró con su sangre? Y él poseerá, sin que nadie se lo discuta, el mundo entero, del que se dijo: Dominará de mar a mar, y desde el río hasta los términos de la tierra1. Pero ¿cómo sabes que no has de perder lo que a tu juicio compraste en África, cuando dices que Cristo perdió todo el orbe para quedarse con sola el África?

2. ¿Para qué más? Si los mappalienses pasaron a tu comunión espontáneamente, escúchennos a ambos: que alguien escriba lo que digamos y nosotros lo firmaremos; luego se traducirá al púnico y, quitado el temor al amo, elijan lo que quieran. De lo que nosotros digamos aparecerá si permanecen en la falsedad forzados o eligen la verdad por su cuenta. Porquesi eso no entienden, ¿por qué has arrastrado temerariamente a los que no entienden? Y si entienden, escúchennos a los dos y hagan lo que quieran. Si piensas que también hay gente que ha pasado a nosotros por imposición de sus amos, haremos lo mismo con ella: escúchennos a ambos y elijan lo que les plazca. Si no quieres que eso se haga, ¿no es cierto que no confías en la verdad? De la ira de Dios es de la que nos hemos de guardar tanto aquí como en el siglo futuro. Te conjuro por Cristo que respondas a estos puntos.