CARTA 4

Traducción: Lope Cilleruelo, OSA

Tema: Necesidad del retiro para el estudio.

Agustín a Nebridio

Casiciaco: Después de la anterior

1. Es muy extraño lo que me ha ocurrido contra lo que esperaba. Al examinar a qué cartas tuyas tenía yo que contestar, sólo hallé una a la que todavía soy deudor. En ella me pides que en este retiro, tan grande como el que tú te imaginas o deseas igual que nosotros, te detalle cuánto he progresado en discernir la naturaleza inteligible y la sensible. Pienso que no se te oculta que, cuando se trata de falsas opiniones, tanto más queda asido el sujeto cuanto más familiarmente se revuelve entre ellas; eso le ocurre al alma más fácilmente en las realidades auténticas: pero de tal modo, que el progreso se verifica paulatinamente como en la edad. Aunque haya gran distancia entre el niño y el joven, nadie se llamará alguna vez joven si desde la niñez le interrogan cada día.

2. Pero no quiero que lo tomes como si en estas materias creyeras que he logrado ya una cierta juventud mental por el vigor de la inteligencia. Soy todavía niño, aunque, como suele decirse, quizá lindo; y no está mal dicho. Perturbado con frecuencia y acuciado por las preocupaciones de las llagas sensibles, tengo que levantar el ánimo con ese pobre raciocinio que tú bien conoces, para ver que la mente o inteligencia es mejor que los ojos y que esta vista vulgar. Esto no sería así si las realidades que entendemos no tuviesen más ser que estas que vemos. Te ruego que consideres conmigo si no hay nada que objetar válidamente a ese raciocinio. Vigorizado con él, cuando, después de pedir el auxilio de Dios, comienzo a elevarme hacia El y hacia las realidades que verdaderamente son verdaderas, me siento invadido a veces de tal evidencia de esas realidades permanentes, que a veces me sorprende que tenga que recurrir a ese raciocinio para creer que tales realidades son: pues aparecen con tan viva presencia como aquella por la que cada uno es presente a sí mismo.

Comprueba tú también, pues confieso que en este punto eres más cuidadoso, si todavía te debo alguna carta sin saberlo. Apenas puedo creer verme libre de pronto de tantas deudas como antes había anotado. Aunque no dudo de que habrás recibido cartas mías cuya respuesta no conservo.