[Canto de acción de gracias]
1 [v.1]. Alabad al Señor, porque es bueno, porque su misericordia es eterna. Este salmo contiene la alabanza de Dios y termina todos sus versillos de la misma manera, es decir, con las mismas palabras. Por tanto, aun cuando se digan aquí muchas cosas en alabanza de Dios, especialmente se recomienda su misericordia, la cual no quiso dejar de conmemorar al final de ninguno de los versillos aquel por quien el Espíritu Santo compuso este salmo. Recuerdo que en el salmo 105, que comienza lo mismo que éste, el códice que tenía a la mano no consignaba in aeternum, sino in saeculum misericordia eius. Allí indagué qué debíamos entender en realidad de verdad, pues en el texto griego se escribió: eis ton aiona, lo cual puede traducirse por in saeculum, y también por in aeternum. Lo que allí discutí como pude, es prolijo repetirlo aquí. En este salmo, el mismo códice no escribe in saeculum, sino in aeternum misericordia eius. Aun cuando se entienda que después del juicio, en el que al fin del mundo han de ser juzgados los vivos y los muertos, y enviados los justos a la vida eterna, y los inicuos al fuego eterno, no habrá ya en adelante hombres de quienes Dios se apiade, con todo, rectamente puede entenderse que permanecerá eternamente su misericordia, la cual dará a sus santos fieles, no porque han de ser desgraciados eternamente, y, por lo mismo, necesitarían de su misericordia eternamente, sino porque la misma bienaventuranza que da misericordiosamente a los desgraciados para que dejen de serlo y comiencen a ser bienaventurados, no tiene fin; y, por tanto, in aeternum misericordia eius, su misericordia es eterna. El ser justos de injustos, sanos de enfermos, vivos de muertos, inmortales de mortales, bienaventurados de desdichados, es fruto de su misericordia. Y como lo que seremos permanecerá eternamente, su misericordia es eterna. Por tanto, confitemini Domino, confesad al Señor, es decir, confesando, alabad al Señor, porque es bueno. Tampoco habéis de recibir por esta confesión algún bien temporal, puesto que su misericordia es para siempre; es decir, el beneficio que misericordiosamente os da es eterno. Lo que en este salmo consigna el códice latino: quoniam bonus, porque es bueno, en griego se dice agazos; no lo que en el salmo 105; pues lo que se dijo allí en latín quoniam bonus, se dijo en griego restos; de aquí que muchos tradujeron quoniam suavis est, porque es suave. Agazos no significa un bien cualquiera, sino un bien excelentísimo.
2 [v.2-3]. A continuación prosigue: Confesad, alabad al Dios de los dioses, porque su misericordia es eterna. Puede con razón preguntarse quiénes son los dioses y señores de los que es Dios y Señor el que es verdadero Dios. También hallamos escrito en otro salmo que se denominaron dioses los hombres, pues se consignó: Dios estuvo en la congregación de los dioses; en medio de los dioses juzga; y poco después se añade: Yo dije: "Sois dioses, y todos hijos del Altísimo"; pero vosotros, como hombres que sois, moriréis y caeréis como uno de los príncipes. Conmemorando el Señor este testimonio, dice en el Evangelio: ¿Por ventura no está escrito en vuestra ley: "Yo dije: Dioses sois?" Si llamó dioses a los que se dirigía la palabra de Dios, y la Escritura no puede anularse, ¿por qué a quien santificó el Padre y envió al mundo decís vosotros que blasfema porque dijo: "Soy Hijo de Dios"?1 Luego no fueron llamados dioses porque todos eran buenos, sino porque se dirigía a ellos la palabra de Dios. Pues, si hubieran sido todos buenos, no les hubiera distinguido de este modo. Cuando dijo: Dios estuvo en la congregación de los dioses, no dijo, distinguiendo, "en medio de los dioses y de los hombres", como dando a conocer la diferencia que hay entre los dioses y los hombres, sino en medio de los dioses juzga. Después prosigue en el salmo 81 diciendo: ¿Hasta cuándo juzgáis inicuamente?2, y lo restante. Lo cual ciertamente no se dice a todos, sino a algunos, porque habla discerniendo; y, sin embargo, juzga en medio de los dioses.
3. Pero se pregunta: Si los hombres a quienes se dirigió la palabra del Señor se llaman dioses, ¿por ventura también los ángeles deben ser llamados dioses, puesto que a los hombres justos y santos se les promete el gran premio de ser iguales a los ángeles? Dudo que se halle o que fácilmente pueda hallarse en la Escritura algún testimonio que claramente llame dioses a los ángeles. No obstante, cuando se dijo al Señor Dios que es terrible sobre todos los dioses, a continuación, como declarando a qué dioses se refería, añadió: porque los dioses de las gentes son demonios3. Sobre estos dioses dijo que el Señor era terrible en sus santos, a los cuales hizo cielos y por quienes son atemorizados los demonios, pues el salmo prosigue, diciendo: mas el Señor los hizo cielos. Luego no son dioses sin aditamento, es decir, de cualquier modo, sino dioses de gentiles, los cuales son demonios. Anteriormente dijo Dios: Es terrible sobre todos los dioses, y no "sobre todos los dioses de los gentiles", aunque quizá hubiera querido que se entendiera esto al añadir lo que sigue: porque los dioses de los gentiles son demonios. En el texto hebreo no se escribió de este modo, sino: Los dioses de los gentiles son simulacros. Lo cual, si es cierto, mucho mejor debe creerse a los Setenta, que interpretaron con espíritu divino; con el cual se escribieron también aquellas cosas que se hallan consignadas en el texto hebreo. Obrando el mismo Espíritu, convino también que se dijese lo que aquí se consignó: Los dioses de los gentiles son demonios; para que entendiésemos que de tal suerte se escribió en hebreo: Los dioses de los gentiles son simulacros, que preferentemente personificasen a los demonios que existen en los simulacros. Pues por lo que toca a los mismos simulacros, que en griego se denominan ídolos, cuya palabra se usa ya como latina, tienen ojos, y no ven, y todas las demás cosas que sobre ellos se dicen atendiendo a que carecen de sentido, por lo cual no pueden ser atemorizados, puesto que únicamente pueden serlo las cosas que sienten. Luego ¿cómo se dijo del Señor: Es terrible sobre todos los dioses, porque los dioses de los gentiles son simulacros? Porque se entiende por simulacros los demonios, que pueden ser atemorizados. De aquí que también dice el Apóstol: Sabemos que nada es el ídolo o simulacro, aunque esto lo decía por la materia terrena, que carece de sentido; mas para que nadie pensase que no era alguna naturaleza que sentía y vivía la que se deleitaba con los sacrificios de los gentiles, añadió: Lo que los gentiles inmolan, a los demonios lo inmolan, no a Dios. No quiero que os hagáis socios de los demonios4. Luego si nunca se encuentra en la palabra divina haber sido llamados dioses los ángeles, se me ocurre que fue por un motivo especialísimo: a fin de que los hombres no tomasen pie de este nombre para dar culto o adorar, que en griego se dice liturgia o latría, a los santos ángeles; el cual ni los mismos ángeles quieren que se les tribute por los hombres, sino sólo a Dios, que es Dios de ellos y de los hombres. Luego mucho más útilmente se llaman sólo ángeles, los cuales en latín se denominan nuntii, nuncios o mensajeros; para que por el nombre, no de la sustancia, sino del oficio, entendamos perfectamente que ellos quieren sea adorado por nosotros aquel Dios a quien anuncian. Toda esta cuestión la resuelve el Apóstol brevísimamente en donde dice: Aun cuando haya quienes se dicen dioses, ya en el cielo, ya en la tierra, conforme hay muchos dioses y muchos señores; sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre; de quien tienen ser todas las cosas, y nosotros en Él; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y nosotros también por Él5.
4 [v.4]. Luego alabemos al Dios de los dioses y al Señor de los señores, porque su misericordia es eterna. Que hizo grandes maravillas solo. Como se consignó en las últimas palabras de todos los versillos porque su misericordia es eterna, así en el comienzo de todos se sobrentiende, aunque no se consigne, alabad. Esto se ve clarísimamente en el texto griego. Se notaría también en el latino si hubiesen podido nuestros intérpretes traducir la misma locución. Lo cual ciertamente hubieran podido hacer en este versillo si hubieran dicho facienti mirabilia. Lo que consignan nuestros códices qui fecit mirabilia, escriben los griegos to poiesanti, facienti mirabilia, en donde necesariamente se sobrentiende confitemini, alabad. ¡Ojalá hubieran traducido así, o a lo menos hubieran añadido el pronombre ei, de suerte que dijesen: Ei qui facit, vel ei qui fecit, vel ei qui firmavit, al que hace, o al que hizo, o al que estableció, porque de este modo fácilmente se comprendería que debía sobrentenderse confitemini, alabad! Pero estando como está escrito, de tal modo se halla oscuro, que quien no puede ver o descuide cotejar el códice griego, podrá pensar que lo consignado: que hizo los cielos, que afianzó la tierra, que hizo los luminares, porque su misericordia es eterna, se dijo como si hubiera hecho estas cosas porque su misericordia es eterna; siendo así que a su misericordia pertenecen aquellos a los cuales libra de la miseria; y, por tanto, no es propio de su misericordia hacer el cielo, y la tierra, y los luminares, pues esto pertenece a la bondad de Aquel que creó todas las cosas sobremanera buenas6. Creó todas las cosas para que existiesen7; pero ejerció la misericordia para limpiarnos del pecado y para librarnos eternamente de la miseria. Luego así nos habla el salmo: Alabad al Dios de los dioses, alabad al Señor de los señores; alabad al que hace grandes maravillas solo, alabad al que hizo los cielos en entendimiento, alabad al que afianzó la tierra sobre las aguas, alabad al que hizo los grandes luminares solo. La razón de por qué alabamos la pone al final de cada versillo, diciendo: Porque su misericordia es eterna.
5 [v.5-10]. Pero ¿qué significa que hizo grandes maravillas solo? ¿Acaso (dice esto) porque hizo muchas maravillas por los ángeles, y también por los hombres? Hay algunas grandes que las hace sólo Dios, y éstas se consignan, diciendo que hizo los cielos con entendimiento, que afianzó la tierra sobre las aguas, que hizo los grandes luminares solo. Aquí se añadió solo porque las restantes maravillas, de las cuales ha de hablar, las hizo por los hombres. Después de haber dicho que hizo los grandes luminares solo, declaró a seguida cuáles son estos luminares, diciendo: El sol, para presidir el día, y la luna y las estrellas, para presidir la noche. A continuación comienza a decir las cosas que hizo por los ángeles o por los hombres: que hirió a Egipto con sus primogénitos, etc. Dios no hizo ciertamente por una criatura la creación, sino sólo por Él. De la creación conmemoró ciertas partes, las más sobresalientes: los cielos inteligibles y la tierra visible, para que por ellas pensásemos en la creación universal. Pero como también existen cielos visibles, habiendo conmemorado los luminares de ellos, llama nuestra atención para que también entendamos que todo cuerpo celeste fue hecho por Él.
6. Atendiendo a lo que dice: que hizo los cielos "in intellectu", con entendimiento, o como otros tradujeron, in intelligentia, con inteligencia, puede preguntarse si quiso designar por esta manera de hablar los cielos inteligibles o si hizo estos cielos en su entendimiento o en su inteligencia, es decir, en su Sabiduría, conforme se escribió en otro lugar: Hiciste todas las cosas en sabiduría8, insinuando de este modo al Verbo unigénito. Pero si es así, de suerte que hemos de entender que Dios hizo los cielos en su entendimiento, ¿por qué dijo esto únicamente de los cielos, siendo así que hizo todas las cosas en la misma sabiduría? ¿O es que sólo debió decirse aquí claramente, con el fin de que se entendiese tácitamente dicho en las demás cosas, de suerte que el sentido sea éste: que hizo los cielos en entendimiento, que afianzó la tierra sobre las aguas, sobrentendiendo aquí en entendimiento; que hizo los grandes luminares solo: el sol, para presidir el día; la luna y las estrellas, para presidir la noche, sobrentendiendo también en entendimiento? Pero ¿cómo lo hizo solo, si en entendimiento o en inteligencia es lo mismo que en la Sabiduría, es decir, en el Verbo unigénito? ¿O es que, como la Trinidad no son tres Dioses, sino un solo Dios, quiere indicarse que sólo Dios lo hizo, puesto que la creación no la hizo por criatura?
7. Pero ¿qué significa afianzó la tierra sobre las aguas? Esta es una cuestión oscura, pues la tierra se presenta más pesada, y más bien se cree que ella soporta las aguas que no las aguas la soporten a ella. Sobre este asunto, para que no nos veamos forzados a defender contenciosamente nuestra Escritura contra los que piensan que Dios encubrió estas cosas por ciertas razones o causas, tenemos algo que de momento podemos entender, a saber, que la tierra, que habitan los hombres y que contiene los animales terrestres, la cual se llama en la Escritura, por otro nombre, árida, conforme se escribió: Aparezca la árida, y llamó Dios a la árida tierra9, se halla afianzada sobre las aguas, porque sobresale de las aguas que la circundan. La que se llama ciudad ribereña fundada sobre el mar, no está de tal modo colocada que el mar se halle debajo de ella, como lo están las aguas que se hallan debajo de las bóvedas de las cavernas o debajo de las naves que surcan las aguas, sino que se dice que está colocada sobre el mar porque sobresale del mar, que está más abajo. Así se dice también que salió Faraón sobre las aguas, "super aquam, pues esto dice el texto griego, aunque algunos códices latinos escriben ad aquam10, salió al agua, y que el Señor se sentó sobre el pozo11. Se dijo así porque ambos se hallaban en lugares más elevados que el río y el pozo: el uno estaba junto al río, y el otro junto al pozo.
8. Si lo dicho significa algo que principalmente se refiera a nosotros, entonces las palabras Dios hizo los cielos en entendimiento quieren decir: Dios hizo a sus santos espirituales, a quienes no sólo dio el creer, sino también el entender las cosas divinas. Los que no pueden entender estas cosas y retienen sólo la firmísima fe, se hallan como representados por el nombre de tierra, la cual se encuentra debajo de los cielos; y como se hallan establecidos en el bautismo que recibieron con una fe inquebrantable, por eso se dijo: Afianzó la tierra sobre las aguas. Además, como también se escribió de nuestro Señor Jesucristo que en El están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia12, y estas dos cosas, la sabiduría y la ciencia, se diferencian algo entre sí, conforme lo atestiguan algunos testimonios de la Escritura; pues principalmente, hablando el santo Job, en donde en cierto modo se definen cada una de ellas, dice: Dijo al hombre: "Ve que la piedad es sabiduría, y abstenerse del mal es ciencia13." No sin razón entendemos que la sabiduría se halla en el conocimiento y en el amor de lo que siempre es e inmutablemente permanece, lo cual es Dios. Además tenemos que tener en cuenta que lo que dice Job: Ve que la piedad es sabiduría, se dijo en griego Theosobeia, que, expresado todo ello en latín, puede decirse cultus Dei, culto de Dios. Lo que dijo que era ciencia, a saber, abstenerse del mal, ¿qué otra cosa es sino obrar cauta y prudentemente14, como en la noche de este mundo, en medio de una generación aviesa y extraviada, de suerte que, absteniéndose cada uno de la iniquidad, no se confunda con las tinieblas, estando separado por la luz del don particular? Queriendo el Apóstol declarar en cierto lugar la concordia que hay en los hombres en la variedad de las gracias de Dios, colocó en primer lugar a estas dos, diciendo: A uno se da por el Espíritu habla de sabiduría, y pienso que esto es el sol, para presidir el día. A otro habla de ciencia, según el mismo Espíritu, y esto es la luna. También creo que en cierto modo conmemoró las estrellas en lo que se dice: A otros, fe en el mismo Espíritu; a otros, gracia de curaciones en un solo Espíritu; a otros, obras de milagros; a otros, profecía; a otros, discernimiento de espíritus; a otros, diversidad de lenguas; a otros, interpretación de hablas15. Ninguna de estas cosas hay en la noche de este mundo que no sean necesarias, la cual, una vez que haya pasado, ya no serán necesarias; por eso se dijo para presidir la noche. Dijo in potestatem diei vel noctis, en poder del día o de la noche, para que tuviesen poder de lucir durante el día o durante la noche. Si esto se entiende de los dones espirituales, ha de entenderse así: que les dio poder de hacerse hijos de Dios16. Que hirió a Egipto con sus primogénitos quiere decir que hirió al mundo con aquellas cosas que se reputan por principales en el mundo.
9 [v.11-26]. Que sacó a Israel de en medio de ellos. Sacó también a sus santos y a sus fieles de en medio de los malos. Con mano poderosa y brazo excelso. Qué cosa más poderosa y qué más excelsa que aquello de lo cual se dijo: ¿A quién se manifestó el brazo (el poder) del Señor?17 Que dividió el mar Rojo en partes. Dividió de suerte que uno y el mismo bautismo para unos les sirve de vida, y para otros de muerte. Y sacó a través de él a Israel. Sacó innovado a su pueblo por el lavatorio de la regeneración. Y arrojó a Faraón y a su ejército en el mar Rojo. Repentinamente destruyó también el pecado de los suyos y su reato por el bautismo. Que condujo a su pueblo a través del desierto. Nos conduce en la aridez y esterilidad de este mundo para que no perezcamos en ella. Que hirió a reyes poderosos y mató a reyes fuertes. Hirió y mató también por nosotros las diabólicas y dañinas potestades. A Seón, rey de los amorreos. Al germen inútil o a la tentación ardiente, atendiendo a lo que significa Seón; al rey de los que provocan la ira de Dios, según lo que significa amorreos. Y a Or, rey de Basan. Al que amontona, lo cual significa Og; y al rey de la confusión, conforme se interpreta Basan; pues ¿qué es lo que amontona el diablo si no es la confusión? Y dio la tierra de éstos en heredad; en heredad a Israel, su siervo. El diablo entrega a los que poseía en la heredad, a la semilla de Abrahán, que es Cristo. Porque en nuestro abatimiento se acordó de nosotros y nos redimió de nuestros enemigos, con la sangre de su Unigénito. Que da alimento a toda carne, esto es, a toda clase de hombres; no sólo a los israelitas, sino también a los gentiles; alimento o comida de la cual se dice: Mi carne es verdaderamente comida18. Alabad al Dios del cielo, porque su misericordia es eterna. Alabad al Señor de los señores, porque su misericordia es para siempre. Al decir aquí, al fin del salmo, al Dios del cielo, creo que quiso decir de otro modo lo que ya había dicho al principio del salmo. Al Dios de los dioses, puesto que repite ahora aquí lo que añadió a continuación allí: Alabad al Señor de los señores. Pero, aunque hay algunos que se llaman dioses, ya en el cielo o en la tierra, conforme hay muchos dioses y muchos señores, sin embargo, para nosotros hay un solo Dios, el Padre, de quien tienen ser todas las cosas, y nosotros también en Él; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y nosotros también por Él19; al cual alabamos, porque su misericordia es eterna.