SALMO 115

Traductor: P. Balbino Martínez Pérez, OSA

Sermón al pueblo

1. Creo que vuestra santidad conoce perfectísimamente lo que dice el Apóstol: No es de todos la fe1, yno ignoráis que suele ser mayor la multitud de los incrédulos. Por lo cual se dice: Señor, ¿quién creyó lo que nos oyó?2 Entre éstos también se encuentran aquellos de quienes dice el Apóstol: Todos buscan lo suyo, no lo de Jesucristo3. De éstos también dice en otro lugar que predican la palabra de Dios de casualidad, no de verdad ni limpiamente4, es decir, sin ánimo de pura y sincera caridad. Pues sentían distinto de lo que al exterior aparecía en sus costumbres y predicaban agradando con el santo nombre a los hombres. De éstos dice en otro sitio: Tampoco éstos sirven a Dios, sino a su vientre5. Sin embargo, a éstos se les permitió anunciar a Cristo: pues, aunque habían de morir si creyesen lo que ellos hacían, sin embargo, se salvarían si creyendo obrasen lo que predicaban, ya que no anunciaban nada fuera del canon de la fe. El Apóstol excluye de la predicación a los que anuncian falsedad, diciendo: Si alguno os evangeliza fuera de lo que recibisteis, sea anatema6. Losque anuncian falsedad, no anuncian a Cristo, porque Cristo es la verdad7; sin embargo, de estos otros dice que anuncian a Cristo, pero no puramente, es decir, no con ánimo simple y puro y fe sincera, que obra por la caridad8, ya que anuncian el reino de los cielos atendiendo a las codicias terrenas, teniendo en su pecho la falsedad y en su lengua la verdad. Mas, sabiendo el Apóstol que los creyentes han de ser librados aunque judas los evangelice, también permitió predicar a éstos, diciendo: Se anuncie a Cristo ya con ánimo fingido o sincero9. Sin duda anunciaban la verdad, aunque no rectamente, es decir, con ánimo ingenuo. Estos hablan lo que no creen, y, por lo mismo, son reprobados aun cuando aprovechen a los que instruye el Señor diciendo: Haced lo que dicen y no hagáis lo que hacen, pues dicen y no hacen10. ¿De qué dimana esto? De que no creen que es útil lo que predican. Hay otros que creen y no exponen lo que creen o por pereza o por temor. Pues aquel siervo del Evangelio, aunque poseía un talento, sin embargo, como no quiso emplearle, oyó del juez Señor: Siervo perezoso y malvado. También en otro lugar del Evangelio se dijo que muchos de los príncipes de los judíos creyeron en Él, pero que no le confesaron temiendo ser arrojados de la sinagoga. También éstos fueron censurados y condenados, pues el evangelista prosigue, diciendo: Amaron más la gloria de los hombres que la de Dios11. Luego si aquellos que no creen lo verdadero que hablan y los que no hablan lo verdadero que creen, con razón son reprobados, ¿quién será el siervo que debe llamarse realmente fiel sino aquel a quien se dice: Ea, siervo bueno, porque fuiste fiel en lo poco, te estableceré sobre lo mucho; entra en el gozo de tu Señor? Este siervo no habla antes de creer a fin de no dar lo que no tiene; ni calla después de creer, temiendo se quede sin nada por dar, puesto que se dijo: Al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará aun lo que tiene12.

2. [v.10]. Diga, pues, este siervo bueno cantando el Aleluya, es decir, inmolando el sacrificio de alabanza al Señor; se regocije y diga: Creí, por lo cual hablé, es decir, creí plenamente. Pues no creen plenamente los que no hablan lo que creen, ya que a la esencia de la fe pertenece lo que se dijo: Quien me confesare delante de los hombres, yo le confesaré delante de los ángeles de Dios13. De aquí que se llamó fiel aquel siervo no tanto porque recibió, sino porque se afanó trabajando y lucró. Por esto no dijo aquí "creí y hablé", sino que "habló porque creyó". De igual manera creyó, tanto que debía esperar el premio hablando como que debía temer la pena callando. Creí —dice—, por lo cual hablé. Mas yo fui en extremo abatido. Soportó muchas tribulaciones por la palabra que con fidelidad retenía y administraba, y fue abatido en extremo; lo cual temieron quienes amaron más la gloria de los hombres que la de Dios. Pero ¿qué significa mas yo? Mejor hubiera dicho "creí, por lo cual hablé, y fui abatido en extremo". ¿Por qué añadió mas yo si no es porque el hombre puede ser abatido por aquellos que contradicen a la verdad, mas no la verdad que cree y habla? De aquí que el Apóstol, hablando de sus prisiones, dice: Pero la palabra de Dios no está encadenada14. De igual modo, también éste, que personifica a los santos testigos, es decir, a los mártires de Dios, dice: Creí, por lo cual hablé. Mas yo, no lo que creí, no la palabra que proferí, sino yo fui abatido en extremo.

3. [v.11]. Yo dije en mi arrobamiento. "Todo hombre es mendaz". Llama éxtasis o arrobamiento al pavor que soporta la humana flaqueza ante las amenazas de los perseguidores, y de las inminentes afecciones de los tormentos, o de la muerte. Esto lo entiendo así porque en este salino resalta la voz de los mártires. Pues la palabra "éxtasis" no sólo tiene la significación de enajenación de la mente por el pavor, sino también la de arrobamiento para comunicarle alguna revelación. Yo dije en mi arrobamiento: "Todo hombre es mendaz". Aterrado, contempla su flaqueza, y ve que no debe presumir de sí mismo, pues por lo que pertenece al mismo hombre es mentiroso; pero observa que fue hecho veraz por la gracia de Dios, para que no sucediese que, cediendo a la presión de los enemigos, no hablase lo que había creído, sino que lo negase; como aconteció a Pedro, que, por haber presumido de sí, debía ser enseñado que no se debía presumir del hombre. Luego, si no debe presumirse del hombre, tampoco de sí mismo, puesto que es hombre. Admirablemente comprendió éste en su pavor que todo hombre es mentiroso, porque, aun aquellos que no se desvanecen por ningún pavor, para no mentir cediendo ante los perseguidores, son tales por el don de Dios, no por sus propias fuerzas. Por tanto, se dijo con toda verdad: Todo hombre es mentiroso, pero es veraz Dios, que dice: Yo dije: "Sois dioses y todos hijos del Altísimo: pero vosotros, como hombres, moriréis y caeréis como uno de los príncipes"15. Consuela a los humildes y los llena no sólo de la fe que debe ser creída, sino también de la fortaleza en la predicación de la verdad, si con perseverancia se someten a Dios y no imitan a uno de los príncipes, el diablo, que no permaneció en la verdad y cayó. Luego si todos los hombres son mentirosos, en tanto no son mentirosos en cuanto no son hombres, ya que todos son dioses e hijos del Altísimo.

4. [v.12]. Considerando el pueblo devotísimo de los fieles testigos de qué modo la misericordia de Dios no abandona a la debilidad humana, en el pavor de cuya flaqueza se dijo: Todo hombre es mendaz, y considerando además de qué modo consuela a los humildes y llena a los timoratos de fortaleza, de suerte que casi teniendo muerto el corazón reviven, no confiando en sí mismos, sino en Aquel que resucita a los muertos16 e hizo elocuentes las lenguas de los infantes17, el cual dice: Cuando os entreguen, no penséis cómo o qué habéis de hablar, porque se os dará enaquella hora lo que habéis de hablar, porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre es el que habla en vosotros18; considerando, repito, todas estas cosas aquel que dijo: Yo dije enmi pavor; "Todo hombre es mendaz", y viendo que por la gracia del Señor se hizo veraz, añade: ¿Qué retornaré al Señor por todos los bienes que me devolvió? Nodice "por todos los bienes que me dio", sino "por todos los bienes que me devolvió". ¿Luego qué bienes del hombre habían antecedido para que pudiera llamarse retribución y no atribución o dádiva a todos los dones de Dios? ¿Qué cosa había antecedido por parte del hombre si no era el pecado? Luego retribuyó bienes por males Dios, a quien los hombres le retribuyen males por bienes. Esto le retribuyeron los que dijeron: Este es el heredero; venid, matémosle19.

5. [v.13-15]. Este busca qué retribuir al Señor, y no encuentra nada sino aquello que ci mismo Señor le retribuyó. Tomaré —dice— el cáliz de la salud e invocaré el nombre del Señor. ¡Oh nombre!, por tu pecado eres mentiroso; por el don de Dios, veraz, y, por tanto, ya no eres hombre. ¿Quién te dio el cáliz de salud, de suerte que, tomándole e invocando el nombre del Señor, le retribuyas por todo lo que a ti te retribuyó? ¿Quién sino Aquel que dice: ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?20 ¿Quién te otorgó imitar sus padecimientos sino Aquel que primeramente padeció por ti? Por tanto, preciosa es delante del Señor la muerte de sus santos. La compró con su sangre, que primeramente derramó por la salud de sus siervos para que sus siervos no dudasen derramarla por el nombre del Señor. Sin embargo, a ellos les aprovecha, no al Señor.

6. [v.16]. Alabe, pues, su estado, su libertad, comprada con tan inmenso precio, y diga: ¡Oh Señor!, yo soy tu siervo; yo soy tu siervo e hijo de tu esclava. Luego fue comprado, y es doméstico o esclavo. Pero ¿acaso fue comprado con la madre? ¿O por ventura, porque es esclavo, fue asolado por el pecado de su huida, y, por tanto, fue comprado porque fue redimido? Es, pues, hijo de la esclava, en cuanto que toda criatura se halla sometida al Creador; y, por tanto, debe al verdadero Señor la verdadera servidumbre; y cuando la presta, al recibir esta gracia de Dios para no servirle por necesidad, sino por voluntad, es libre. Luego éste es el hijo de la Jerusalén celeste, de arriba, la cual es madre libre de todos nosotros21. Ciertamente está libre de pecado, pero es esclava de la justicia. A los hijos de ella que aún peregrinan se les dice: Vosotros fuisteis llamados a libertad; pero de nuevo les hace siervos, diciendo a continuación: Por la caridad servíos mutuamente22. A éstos también dice: Cuando erais esclavos del pecado, estabais libres tocante a la justicia; pero ahora, librados ya del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis fruto de santificación, fin y vida eterna23. Luego diga este siervo a Dios: "Muchos se llaman a sí mismos mártires, muchos se dicen tus siervos, porque conservan tu nombre en distintos errores y herejías; pero, como están fuera de tu Iglesia, no son hijos de tu esclava, mas yo soy tu siervo e hijo de tu sierva".

7. [v.17]. Rompiste mis ataduras; te inmolaré sacrificio de alabanza. No hallé mérito mío alguno cuando tú rompiste mis cadenas; por eso te debo sacrificio de alabanza, porque, aun Cuando me gloriare de ser tu siervo e hijo de tu esclava, no me gloriaré en mí, sino en ti, Señor mío, que rompiste mis cadenas para que al volver de la huida sea amarrado para ti.

8. [v.18]. Cumpliré mis votos al Señor. ¿Qué votos cumplirás? ¿Qué víctimas prometiste? ¿Qué incienso? ¿Qué holocaustos? ¿Acaso atiendes a lo que dijiste poco antes: Tomaré el cáliz de salud e invocaré el nombre del Señor; y te inmolaré el sacrificio de alabanza? En efecto, todo el que atinadamente recapacita qué debe prometer a Dios y qué votos debe cumplir, se prometa a sí mismo, se dé a sí mismo. Esto es lo que se exige, esto es lo que se debe. Examinada la moneda, el Señor dice: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios24. Al César se le da su imagen, se le devuelva a Dios la suya.

9. [v.19]. Pero el que recuerda que no sólo es siervo de Dios, sino también hijo de la esclava de Dios, entiende cómo ha de cumplir sus votos asemejándose a Cristo mediante el cáliz de la salud. (Y los cumplirá) enlos atrios —dice— de la casa del Señor. La casa del Señor es la misma esclava de Dios. ¿Y cuál es la casa de Dios? Todo el pueblo de Dios. Por eso prosigue diciendo: En la presencia de todo su pueblo. A continuación nombra más claramente a la misma madre. Pues ¿qué otra cosa es su pueblo sino lo que sigue: En medio de ti, Jerusalén? Será grato lo que se retribuye si, procediendo de la paz, se retribuye en la paz. Quienes no son hijos de esta esclava, más bien amaron la guerra que la paz. Pero para que nadie crea que los atrios de la casa del Señor y todo su pueblo simbolizan a los judíos, porque concluyó este salino de tal modo que dijo: En medio de ti, Jerusalén, de cuyo nombre se gloriaban los carnales israelitas, oíd el salmo siguiente, que se compone de cuatro versillos.