SALMO 109

Traductor: P. Balbino Martínez Pérez, OSA

Sermón al pueblo

1. En cuanto me concede el Señor, que me constituyó ministro de su palabra y sacramento a fin de serviros con la grosura de su misericordia, emprendo como puedo, con la ayuda de Aquel que os hizo a vosotros aplicados para hacerme a mí idóneo, el examen y la exposición de este salmo que ahora hemos cantado, breve ex palabras, pero extenso por la profundidad de las sentencias. Dios estableció el tiempo de sus promesas y la época de su cumplimiento. El período de las promesas fue desde el tiempo de los profetas hasta San Juan Bautista; desde él hasta el fin es el tiempo de su cumplimiento. Fiel es Dios, que se constituyó en nuestro deudor, prometiendo tantas cosas sin recibir nada de nosotros. La promesa le pareció poco; por eso quiso obligarse con escritura, haciéndonos, por decirlo así, un documento de sus promesas, para que cuando comenzare a cumplir las cosas que prometió, viésemos en escrito el orden de su cumplimiento. El tiempo profético era, como muchas veces lo he consignado, el del anuncio de las promesas. Prometió la salud eterna, la vida bienaventurada y sin fin con los ángeles, la heredad inmarcesible, la gloria eterna, la dulzura de su rostro, la casa de su santificación en los cielos y la absoluta carencia de miedo a la muerte debido a la resurrección de los muertos. Esta es como su promesa final, a la cual se enderezan todos nuestros cuidados, y a donde, una vez que lleguemos, no buscaremos ni exigiremos ya más. Tampoco calló anunciando y prometiendo en qué orden suceda lo que acontecerá al fin. Pues prometió a los hombres la divinidad, a los mortales la inmortalidad, a pecadores la justificación, a los viles la glorificación, y todo lo que prometió se lo prometió a los indignos para que no se prometiese como galardón a las obras, sino que se diese gratuitamente, como gracia, en nombre suyo. Pues el mismo vivir con rectitud, en cuanto el hombre puede vivir en justicia, no se debe a mérito humano, sino a beneficio divino. Nadie vive justamente si no es justificado, es decir, si no ha sido hecho justo; y el hombre se justifica por Aquel que no puede jamás ser injusto. Como la lámpara no se enciende por sí misma, así tampoco el alma humana se da a sí misma la luz, sino que clama a Dios, diciendo: Tú, Señor, iluminarás mi lámpara1.

2. Como se prometió el reino de los ciclos a los pecadores que no permanecen en pecado, sino que se libran de él y obran la justicia, lo cual no lo consiguen si no es, como dije, por la ayuda de la gracia y mediante Aquel que siempre es justo, parecía increíble que Dios se preocupase del tal manera de los hombres. Quienes al presente desconfían de la gracia divina y no quieren convertirse a Dios alejándose de las malas costumbres para ser justificados por El, y así comiencen, borrados todos sus pecados por el perdón de Dios, a vivir justamente en Aquel que jamás vivió injustamente, tienen grabado en sí mismos el pensamiento pernicioso de que Dios no se preocupa de las cosas humanas, y, por tanto, dicen que el Creador y gobernador de este inundo no puede pensar cómo viva cada tino de los mortales en la tierra. Así el hombre, que fue hecho por Dios, no cree que Dios se preocupa de él. A este hombre, si podemos hablarle, si nos atiende primero y después nos da cabida en su corazón, si no nos rechaza al buscarle, prefiriendo ser encontrado estando perdido, podríamos decirle: "¡Oh hombre!, ¿cómo no te ha de tener Dios en cuenta después de creado, siendo así que se preocupó antes de ti para hacerte? ¿Por qué piensas que no has de ser contado en el gobierno de las cosas creadas? No creas al seductor; tus cabellos están contados por el Creador"2. Esto dijo el Señor a sus discípulos en el Evangelio para que no temiesen la muerte ni creyesen que con la muerte había de perecer algo suyo. Ellos temían sobremanera por la muerte del alma, pero Él les aseguró también los cabellos. Por tanto, ¿perecerá el alma de aquel que no perece el cabello? Sin embargo, hermanos, como a los hombres les parecía increíble lo que Dios prometía, que los hombres habían de igualarse a los ángeles de Dios, partiendo de esta mortalidad, corrupción, bajeza, debilidad, polvo y ceniza, no sólo hizo escritura a los hombres para que creyesen, sino que también puso un mediador de su fe; y no a cualquier príncipe o a un ángel o arcángel, sino a su único Hijo, para que por medio de Él nos mostrase y ofreciese el camino por el que nos había de conducir al fin que nos prometió. Poco hubiera sido para Dios haber hecho a su Hijo manifestador del camino: por eso le hizo camino, para que anduviésemos mediante Él, dirigiéndonos y caminando por Él.

3. Nos prometió que hemos de llegar a Él, es decir, a conseguir la inefable inmortalidad, y a ser iguales a los ángeles. ¡Qué lejos estábamos! ¡Qué arriba Él y qué abajo nosotros! ¡En qué sublimidad estaba Él y en qué abismo yacíamos nosotros! Nos hallábamos enfermos y sin esperanza de salud; fue enviado el médico, y el enfermo no le conoció, ya que, si le hubiera conocido, jamás habría crucificado al rey de la gloria3. Es más, el hecho de matar el enfermo al médico sirvió de medicamento al enfermo El médico vino a visitarle y se dejó matar para sanarle. Se dio a conocer a los creyentes Dios y hombre; Dios por el cual fuimos hechos y hombre por el cual fuimos restaurados. En Él aparecía una cosa y se ocultaba otra. Lo que se ocultaba era muchísimo más excelente que lo que aparecía; pero lo que era más excelente era invisible. El enfermo era curado por lo visible para que después se hiciese capaz de ver lo que se difería ocultándose, pero no se quitaba negándose. Por tanto, debió ser anunciado el unigénito Hijo de Dios que había de venir a los hombres y tomar al hombre, y ser, por lo que tomó, hombre que moriría, resucitaría, subiría al cielo, se sentaría a la derecha del Padre y cumpliría entre las gentes lo que prometió, y, después del cumplimento de sus promesas entre las gentes, también cumpliría la promesa de su segunda venida para exigir lo que dio, discernir los vasos de la ira de los vasos de misericordia y dar a los impíos lo que les prometió. Todo esto debió de ser profetizado, debió de ser anunciado, debió de ser recomendado como venidero para que no horrorizase viniendo de repente, sino que se esperase creído. En virtud de estas promesas se presenta este salmo profetizando sin ambages y claramente a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de suerte que de ningún modo podemos dudar que se anuncia en este salmo a Cristo. Ya somos cristianos y creemos al Evangelio. En este salmo se anuncia a Cristo; porque, cuando nuestro Señor y Salvador Jesucristo preguntó a los judíos de quién decían que era Hijo Cristo, habiéndole respondido: De David, a seguida replica a los que le respondieron y dice: Luego ¿cómo David en espíritu le llama Señor, diciendo: "Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos bajo tus pies?" Luego, si en espíritu le llama Señor, ¿cómo es su hijo?4 Este salmo comienza por este versillo.

4. [v.1] Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies". Esta cuestión, propuesta por el Señor a los judíos, debemos tratarla al principio del salmo. Si se nos pide a nosotros que confesemos o neguemos lo que se preguntó a los judíos, no se nos ocurra negarlo. Pues si se nos preguntase: "¿Es o no es Cristo el Hijo de David?", y contestásemos: "No", contradiríamos al Evangelio, porque, escribiendo Mateo, comienza así su evangelio: Libro de la generación de Jesucristo, Hijo de David5. El evangelista afirma que escribe el libro de la generación de Jesucristo, Hijo de David. Luego, preguntados los judíos por Cristo de quién creían que era hijo Cristo, rectamente contestaron: De David. Esto lo confirma no sólo la creencia (le los judíos, sino también la fe de los cristianos. Aún veo otras pruebas. El apóstol San Pablo en la epístola a los Romanos dice que (Cristo) fue hecho de la estirpe de David según la carne: y también a Timoteo: Acuérdate que Cristo Jesús, de la estirpe de David, resucitó de entre los muertos, según mi Evangelio. ¿Y qué dice San Pablo de la predicación de este Evangelio? En él pasó trabajos, hasta estar en cadenas como malhechor, mas la palabra de Dios no está encadenada6. El Apóstol soporta trabajos hasta ser encadenado en pro de su Evangelio, es decir, a causa de la administración evangélica que anunciaba y entregaba a los pueblos, pues aquel que por la mañana robaba, por la tarde dividía la presa7. Soportaba trabajos, hasta ser encadenado por el Evangelio. ¿Por qué Evangelio? Por éste: Cristo, de la estirpe de David, resucitó de entre los muertos. Por este Evangelio soportaba el Apóstol trabajos; y, sin embargo, sobre él preguntaba Cristo, y, respondiendo los judíos lo que anunciaba el Apóstol, Jesús replica como contradiciendo y dice: ¿Luego cómo David le llana en espíritu Señor?; y para esto tomó el testimonio de este salmo, que dice: Dijo el Señor a mi Señor. Luego si en espíritu le llanta Señor, ¿cómo es su hijo? (pregunta Jesús). Los judíos callaron ante esta pregunta, y en adelante no hallaron qué responder ni le buscaron a él como Señor, porque no conocieron que Él era el Hijo de David. Nosotros, hermanos, lo creamos y lo proclamemos, porque con el corazón se cree para justicia y con la boca se confiesa para salud. Creamos, diré, y digamos que es Hijo de David, y también Señor de David. No nos avergoncemos del Hijo de David para no encontrar airado al Señor de David.

5. Con este nombre llamaron los ciegos, con toda razón, a aquel que pasaba, y merecieron recobrar la vista. Pasaba Jesús por donde ellos estaban, y, oyendo ellos el alboroto de la turba que atravesaba, pues ya conocían de oídas lo que aún no podían ver con los ojos, gritaron con gran voz, diciendo: ¡Hijo de David, compadécete de nosotros! La turba les mandaba callar; mas ellos, con el deseo de recobrar la vista, venciendo la oposición de la turba, continuaron gritando; detuvieron al transeúnte, y merecieron ser iluminados por El, que los tocó. Ellos decían al transeúnte: ¡Hijo de David, compadécete de nosotros! Élse paró e, imponiéndose al griterío de los opositores: ¿Qué queréis —dice— que haga con vosotros? Y ellos le contestaron: Señor, que veamos. Lostoca, y abre sus ojos, y vieron presente al que habían percibido pasando8. Luego el Señor ejecutó algo que es transitorio; sin embargo, hay algo que permanece. Una cosa, diré, es lo transitorio del Señor y otra lo estable. Lo transitorio es el parto de la Virgen, la encarnación del Verbo, el progreso en la edad, la manifestación de los milagros, el sufrimiento de la pasión, la muerte, la resurrección y la subida al cielo. Todo esto fue transitorio, pues Cristo no nace, ni muere, ni resucita, ni sube al cielo otra vez. ¿Por ventura no visteis que estos acontecimientos tuvieron lugar en el tiempo, que en el tiempo dio a conocer a los viandantes algo que es transitorio, para que no se detuviesen en el camino, sino que llegasen a lapatria? En fin, también los ciegos se hallaban sentados a la vera del camino; allí percibieron al transeúnte, y clamando le poseyeron. En el camino de este mundo, el Señor obró esto que es transitorio, y esto transitorio pertenece al Hijo de David. Por eso los ciegos dijeron al Señor que pasaba: ¡Hijo de David, compadécete de nosotros! Esto es como si hubieran dicho: "Conocimos al Hijo de David en el transeúnte; hemos aprendido que se hizo Hijo de David en el tránsito". Luego reconozcamos y confesemos también nosotros al Hijo de David para que merezcamos ser iluminados, pues percibimos al Hijo de David transeúnte y somos iluminados por el Señor de David.

6. Luego como nuestro Maestro interrogó a los judíos y no le respondieron, porque no quisieron ser sus discípulos, ved qué leresponderíamos nosotros si nos preguntase. Los judíos claudicaron en esta interrogación; aprovechen los cristianos; no se perturben: se instruyan. El Señor no pregunta queriendo aprender, sino que interroga como Doctor. Hubiéranle dicho los infelices judíos: "Dínoslo tú"; pero prefirieron quebrarse con la engreída taciturnidad antes que ser instruidos con la humilde confesión. Nos hable a nosotros nuestro Maestro y veamos qué hemos de responder al que nos pregunta: ¿Qué os parece de Cristo? ¿De quién es hijo? Respondamos sin vacilar lo mismo que los judíos, pero no nos quedemos en donde ellos se quedaron. Repasemos el Evangelio que creemos: él dice: Libro de la generación de Jesucristo, Hijo de David. No porque seamos interrogados se aparte de la memoria que Cristo es Hijo de David, pues esto nos lo recomienda el Apóstol. Ea, cristiano, acuérdate —dice— que Cristo Jesús, de la estirpe de David, resucitó de entre los muertos. Luego seamos preguntados y contestemos. ¿Qué os parece de Cristo? ¿De quién es hijo? Digan a una las bocas cristianas: De David. Lorepita el Maestro, y se vuelva a nosotros y diga: Luego ¿cómo David en espíritu le llama Señor (pues dice): Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies? ¿Cómo contestaríamos si no lo hubiéramos aprendido de ti? Pero ahora, como lo hemos aprendido, lo decimos: En el principio eras Verbo, y Verbo estabas enDios, y Verbo eras Dios, y todas las cosas fueron hechas por ti. Aquí tenéis al Señor de David. Pero por causa de nuestra flaqueza, puesto que yacíamos carne perdida, Verbo te hiciste carne para habitar entre nosotros9. Aquí tenéis al Hijo de David. Ciertamente, siendo tú naturaleza de Dios, no creíste rapiña ser igual a Dios, por esto eres Señor de David; pero a ti mismo te anonadaste tomando la naturaleza de siervo10; por esto eres Hijo de David. En fin, al decir Tú en tu pregunta: ¿Cómo es su Hijo., no negaste ser su Hijo, sino que preguntaste de qué modo aconteció. David —dices— le llama Señor. ¿Cómo es entonces su Hijo? Yono lo niego; pero dime, ¿cómo?" Si ellos, por la Escritura que leían y no entendían, recordaran el modo, ¿no hubieran respondido a esta pregunta diciendo: "Cómo es que interrogas?": He aquí que una virgen llevará fruto en el vientre y parirá un hijo, y le llamarán por nombre Enmanuel, que quiere decir Dios con nosotros11. Una virgen llevará fruto en el vientre, y esta virgen, de la estirpe de David, parirá un Hijo, siendo Hijo de David, pues José y María eran de la casa y patria de David12. Parió aquella virgen para que fuese hijo de David, pero Aquel a quien parió le llamarán Enmanuel, Dios con nosotros. Aquí tienes también al Señor de David.

7. Quizás también este salmo nos dé a conocer sobre este asunto algo por lo que nos haga vislumbrar cómo Cristo es Hijo y Señor de David. Oigámosle y le estudiemos; llamemos con piedad y desentrañemos con amor. El mismo David habla, pues no podemos contradecir al Señor, que dice que David en espíritu le llama Señor. ¿Quédice, pues, David de Cristo? Pues sin género de duda, sin dificultad alguna, el título simple y total de este salmo es: Salmo de David. ¿Qué dice David? Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies". Lomismo es escabel de tus pies que debajo de tus pies, pues el escabel de los pies se coloca debajo de los pies. Afirma, pues, que el Señor dijo a mi Señor. Esto lo oyó David, lo oyó en espíritu, en donde nosotros, cuando lo oyó, no lo oímos, pero creemos al que declaró y escribió lo que oyó. Oyó ciertamente, oyó en cierto lugar oculto de la verdad, en cierto santuario de misterios; allí en donde los profetas oyeron en lo oculto lo que después predicaron a las claras; allí oyó David, que con gran seguridad dice: Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies". Sabemos que Cristo se sentó a la derecha del Padre después de su resurrección de entre los muertos y de la subida al cielo. Esto aconteció. No lo vimos, pero lo creemos; lo leemos en los Libros, lo hemos oído en la predicación, lo retenemos por la fe. De aquí que, por lo mismo que Cristo era hijo de David, fue hecho Señor de David. Pues lo que nació de la estirpe de David fue honrado de tal modo, que llegó a ser Señor de David. Te admiras de esto como si en las cosas humanas no sucediese esto mismo. Si acontece a un hijo de cualquier hombre ordiario ser rey, ¿por ventura no será señor de su padre? Todavía es irás admirable lo que puede también suceder, que no sólo sea señor de su padre el hijo de un padre ordinario hecho rey, sino que sea padre de su padre el hijo de un laico que fue hecho obispo. Luego por lo mismo que Cristo tomó la carne y que en la misma murió, resucitó, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, en la misma carne honrada y glorificada de esta manera y cambiada en hábito celeste, también es Hijo de David y Señor de David. El paso de Cristo a través de esta economía también se da a conocer por el Apóstol cuando dice: Por lo cual [por su humillación] le ensalzó de entre los muertos y le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que, ante el nombre de Jesús, toda rodilla de los moradores del cielo, de la tierra y de los infiernos se doble13. Le dio —dice— el nombre que es sobre todo nombre. A Cristo en cuanto hombre, a Cristo que murió, resucitó y subió al cielo según la carne, le dio el nombre que es sobre todo nombre, para que, ante el nombre de Jesús, se arrodillen los moradores del cielo, de la tierra y de los infiernos. ¿En dónde se hallará David que no le sea Cristo Señor? Se halle en el cielo, en la tierra y en los infiernos, siempre será Señor de él Aquel que es Señor de los moradores del cielo, de la tierra y de los infiernos. Se alegre con nosotros David, honrado con el nacimiento de su Hijo y libertado con su poder; y, alegrándose, diga y se oiga por los que se alegran: Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies".

8. Siéntate no sólo en lo alto, sino también en lo oculto, sobresaliendo para que domines y ocultándote para que seas creído. ¿Cuál sería el mérito de la fe si no estuviese oculto lo que creemos? El galardón de la fe consiste en ver lo que hemos creído antes de verlo. La Escritura lo proclama de esta manera: El justo vive de la fe. Nohabría justicia (dimanada) de la fe si no estuviese escondido lo que anunciado creyésemos, y, creyendo, llegásemos a verlo. ¡Cuán grande es. Señor, la abundancia de tu dulzura, que escondiste para los que te temen! La escondiste. Entonces ¿quedaron sin ella? No hay tal cosa. La diste cumplida a los que esperan en ti14. Admirable es el misterio de Cristo sentado a la derecha del Padre; se ocultó para que fuese creído, se sustrajo a la mirada para que fuese esperado. Con la esperanza hemos sido salvados. Mas la esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que uno ve, ¿a qué lo espera? Estas son palabras del Apóstol. Lo sabéis, pero lo recuerdo por los torpes. ¿Qué dice el Apóstol? Con la esperanza hemos sido salvados. Mas la esperanza que se ve no es esperanza, porque lo que uno ve, ¿a qué lo espera? Luego, si lo que no vemos lo esperamos, con paciencia aguardamos15. Por tanto, como lo que se ve no es esperanza, escondiste la dulzura a los que te temen; y como lo que no vennos lo esperamos, la diste cumplida a los que esperan en ti. En fin, carísimos hermanos, atended y recibid lo que voy a decir. Nuestra justicia procede de la fe, y por la fe se purifican nuestros corazones para que podamos ver lo que creímos. Ambas cosas se hallan consignadas, pues se escribe: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios16; y también: Con la fe limpia sus corazones17. Luego como la justicia de la fe consiste en creer lo que no ves y en llegar a su debido tiempo a la visión por el mismo mérito de la fe, (de aquí que) el Señor, al prometer en el Evangelio el Espíritu Santo, dice esto: El acusará al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio. ¿De qué pecado? ¿De qué justicia? ¿De qué juicio? Prosiguiendo el mismo Jesucristo, lo expone y no admite opiniones de los hombres. De pecado —dice—, por no haber creído en mí. ¡Cuántos otros pecados no tuvieron los judíos! Y, sin embargo, como si tuvieran éste solo, dijo: De pecado, por no haber creído en mí. Este es aquel pecado del cual dice en otro sitio: Si no hubiera venido, no tendrían pecado18. ¿Viniste por ventura a los justos y los hiciste pecadores? Haciendo caso omiso de otros pecados que pueden ser perdonados por la fe, nombró a este solo y único pecado, que, si no se hubiera cometido, todos los demás hubieran sido perdonados. De pecado —dice—, por no haber creído en mí; y en otro sitio: Si no hubiera venido, no tendrían pecado. Por lo mismo de venir y no creer en Él, cayeron en pecado. Si no hubieran cometido este pecado, todos los demás podrían haber sido perdonados por la clemencia de la gracia impetrada por la fe. Luego (les argüirá) de pecado, por no haber creído en El; de justicia, porque voy al Padre, y ya no me veréis. Esta es la justicia, que vas al Padre, y ya no te verán. Esta justicia procede de la fe, pues el justo vive de la fe, y ciertamente vive de la fe cuando no ve lo que cree. Luego como pertenece a la justicia vivir de la fe y nadie vive de la fe si no es no viendo lo que cree, a fin de establecer esta justicia en los hombres, esto es, que creyesen lo que no veían, dice: (Les argüiré) de justicia, porque voy al Padre, y ya no me veréis19. Esta dice ha de ser vuestra justicia, que creáis en Aquel a quien no veis, y así, purificados con la fe, veréis después en el día de la resurrección a Aquel en quien creísteis.

9. Luego Cristo está sentado a la derecha de Dios; a la derecha del Padre está el Hijo en el arcano. Creámoslo. En efecto, estas dos cosas dice aquí, porque dijo Dios: Siéntate a mi derecha, y añadió: hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies, esto es, debajo de tus pies. No puedes ver a Cristo sentado a la derecha del Padre; con todo, puedes ver cómo se ponga a sus enemigos debajo de sus pies. Como esto se cumple a las claras, cree que aquello se cumple en lo oculto. ¿A qué enemigos se pone por escabel de sus pies? A quienes, meditando cosas vanas, se les dice: ¿Por qué braman las gentes y los pueblos meditaron cosas vanas? Se encontraron los reyes de la tierra, y los príncipes se mancomunaron contra el Señor y contra su Cristo, y dijeron: Rompamos sus cadenas y sacudamos su yugo de nosotros. Nonos dominen, no nos subyuguen. El que mora en los cielos se reirá de ellos. Eras enemigo; estarás debajo de sus pies o adoptado o vencido. Luego indaga qué lugar ocupas debajo de los pies del Señor, Dios tuyo, porque es necesario que le ocupes de gracia o de pena. Luego se sienta a la derecha de Dios hasta que ponga a sus enemigos debajo de sus pies. Esto aconteció, esto acontece, y, si se lleva a cabo lentamente, esto se hace sin cesar. Bramaron las gentes y los pueblos meditaron cosas vanas. Se encontraron los reyes de la tierra y los príncipes se mancomunaron contra el Señor y contra su Cristo; pero ¿acaso bramando, acaso meditando cosas vanas, acaso mancomunándose contra Cristo, llegarán a conseguir que no se cumpla: Te daré las naciones en herencia, y en posesión tuya los confines de la tierra? Se cumplirá por completo, y, bramando y meditando ellos cosas vanas, te daré en herencia y en posesión tuya los confines de la tierra. Ellos meditan cosas vanas; pero para que se cumpliese: Te daré las naciones en herencia tuya, y en posesión tuya los confines de la tierra, yosé que me lo dijo no un charlatán, sino el Señor20. Igualmente podemos decir en este salmo dijo, no cualquiera, no los que bramaron y meditaron cosas vanas, sino: Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies". Bramen, mediten cosas vanas, alboroten. ¿Por ventura no se cumplirá: Pereció su memoria con estruendo? Habla ciertamente otro salmo, pero con el mismo espíritu, y dice: Pereció su memoria con estruendo, y el Señor permanece eternamente21. Aquel que hizo perecer su memoria con estruendo, permanece eternamente y el mismo dijo a mi Señor: "Siéntate a mi diestra". Sentado está, pues, a la derecha del Padre hasta que ponga a todos sus enemigos por escabel de sus pies.

10. [v.2]. ¿Y cómo prosigue? El Señor hará salir de Sión el cetro de su poder. Aparece, hermanos, evidentemente aparece que el profeta no habla de aquel reino de Cristo en el cual reina siempre con su Padre y es Señor de las cosas que por El fueron creadas. Pues ¿cuándo no reina desde el principio el Verbo Dios en Dios? Se dice, pues: Al rey de los siglos invisible, incorruptible; al único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos22. Al rey de los siglos, honor y gloria por los siglos de los siglos. ¿A qué rey de los siglos? Al invisible, al incorruptible. Por lo mismo que Cristo es invisible e incorruptible con el Padre, porque es su Verbo, y su Poder, y su Sabiduría, y Dios en Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, es rey de los siglos. Pero, sin embargo, aquel otro reino suyo administrativo y transitorio, por el que nos llamó a la eternidad mediante su carne, comienza por los cristianos, mas su reino no tendrá fin. Luego se pondrán sus enemigos por escabel de los pies de Aquel que está sentado a la derecha del Padre; se pondrán como se dijo. Esto se hace, esto se proseguirá haciendo sin intermisión. Nadie diga: "No podrá cumplirse lo que se comenzó". ¿Por qué desesperas del fin de la empresa? El Omnipotente la comenzó. El Omnipotente prometió que había de llevar a cabo lo que comenzó. ¿Desde dónde comenzó? De Sión haré salir el cetro de tu poder. Sión es Jerusalén. Oye al mismo Señor: Convenía que Cristo padeciese y resucitase al tercer día de entre los muertos. Desde entonces está sentado a la derecha de Dios Padre, adonde fue al resucitar. Sentado a la derecha del Padre, ¿qué se hace para poner a sus enemigos por escabel de sus pies? ¿Qué se hace? Óyele a Él, que lo enseña y lo explica: Y se predicará en su nombre a todas las gentes la penitencia y el perdón de los pecados comenzando por Jerusalén23, porque de Sión el Señor hará salir el cetro de tu poder. El cetro de tu poder es el reino de tu fortaleza, porque los gobernarás con vara de hierro24. El Señor hará salir de Sión, porque comenzarán por Jerusalén.

11. Tan pronto como hubiere hecho salir de Sión el cetro de su poder, ¿qué liará? Dominar en medio de tus enemigos. Primeramente domina en medio de tus enemigos, esdecir, entre las gentes que braman. Pero ¿dominará en medio de sus enemigos después, cuando hubieren recibido los santos su gloria, y los impíos su condenación? ¿Qué es de extrañar que entonces domine, cuando reinen eternamente los justos con El y ardan los impíos en los tormentos eternos? ¿Qué es de extrañar que entonces domine? Al presente, en medio de tus enemigos; ahora, ahora en este paso de los siglos, en esta procreación y sucesión de la mortalidad humana; ahora, mientras se desliza el torrente de los tiempos, se endereza desde Sión el cetro de tu poder para que domines en medio de tus enemigos. Domina, domina en medio de los paganos, de los judos, de los herejes, de los falsos hermanos. Domina, domina, ¡oh hijo de David, oh Señor de David!, en medio de los paganos, de los judíos, de los herejes, de los falsos hermanos. Este versillo: Domina en medio de tus enemigos, no le entenderíamos si no viésemos que ya acontece. Luego siéntate a la derecha de Dios, ocúltate hasta que se cumpla el tiempo de las gentes para que seas creído. Pues así está escrito: Al cual convenía que el cielo le acogiese hasta que se cumpliese el tiempo de la reparación de las gentes25. Moriste para resucitar, resucitaste para subir a los cielos, ascendiste para sentarte a la derecha del Padre; luego moriste para sentarte a la derecha del Padre. La resurrección se deriva de la muerte; la ascensión, de la resurrección; el sentarse a la derecha del Padre, de la ascensión; luego todo esto se deriva de la muerte. La excelencia de esta glorificación tiene por fundamento la humildad. Así, pues, mientras te hallas sentado a la derecha del Padre, se cumple el tiempo de las gentes, se pone a todos los enemigos por escabel de tus pies; para llegar a esto, primeramente dominarás en medio de tus enemigos; y para conseguirlo, el Señor hizo salir de Sión el cetro de tu poder. Avino la ceguedad a los judíos para que murieses, y por tu muerte se cancelase el decreto contra los pecadores26 y se predicase la penitencia y la remisión de los pecados por todas las naciones, comenzando por Jerusalén. La ceguedad de unos sirvió para iluminar a otros. Pues la ceguedad avino en parte a Israel para que entrase la plenitud de las gentes, y así todo Israel se salvase27. La ceguedad que en parte avino a Israel te mató; muerto resucitaste, destruiste con tu sangre los pecados de las gentes, congregaste de todas las partes, estando sentado a la derecha del Padre, a los pacientes y a los que se acogen a Ti. Avino, pues, la ceguedad en parte a Israel; avino para que entrase la plenitud de las gentes y para que todos tus enemigos fuesen escabel de tus pies. Esto acontece ahora. Después, ¿qué?

12. [v.3]. Contigo está el principio en el día de tu poder, ¿Cuál es este día de su poder? ¿Cuándo está con Él el principio, o de qué principio se trata, o cómo está con Él el principio, siendo así que también Él es el principio? Nos ayude el Señor para que yo no me perturbe hablando y vosotros oyendo. Pues veo que ya sucedió, y lo veo con vosotros con los ojos de la fe. También veo con los ojos carnales lo que acontece, y además espero ver con vosotros con los ojos de la fe lo que ha de acontecer. ¿Qué aconteció, qué acontece y qué acontecerá? Cristo padeció, murió, resucitó al tercer día, subió al cielo, como sabemos, a los cuarenta días; está sentado a la derecha del Padre; esto ya sucedió, esto no lo hemos visto, pero lo creemos. Ahora, ¿qué acontece? Domina en medio de sus enemigos, habiendo salido de Sión el cetro de su poder; esto sucede, esto se hace. Los siervos vieron entonces presente la forma de siervo, y ahora los siervos creen en El ausente. Esto que podemos percibir referente a la forma de siervo mientras aún somos siervos, lo creemos. Y esto es la leche de los niños, la cual moderó la grosura del pan ofreciéndole a través de la carne. El pan de los ángeles en el principio era el Verbo, pero para que el hombre comiese el pan de los ángeles28, se hizo hombre el Creador de los ángeles. De este modo el Verbo encarnado se hizo recibible, pues si el Hijo, igual a Dios, no se hubiera anonadado a sí mismo tomando la forma de siervo, y haciéndose a semejanza de hombre, y hallado en hábito de hombre29, no hubiéramos sido capaces de recibirle. Luego para que de algún modo pudiéramos recibir a Aquel que no puede ser recibido por los mortales, se hizo mortal el inmortal; de suerte que, llevada a cabo su muerte, nos hizo inmortales y nos dio algo digno de ser contemplado, algo digno de ser creído y algo digno de ser visto después. Ofreció la forma de siervo a los presentes para examinarla; no sólo para verla con los ojos, sino para que la palpasen con las manos. Al subir al cielo con esta forma, nos mandó creer lo que les concedió ver a ellos. Pero también nosotros tenemos algo que vemos. Ellos vieron el cetro salido de Sión, nosotros vemos que domina en medio de sus enemigos. Todo esto, hermanos, pertenece a la economía de la forma de siervo, que con resignación se percibe por los siervos y se ama por los futuros hijos, pues la Verdad inmutable que es el Verbo de Dios, Dios en Dios, por quien fueron hechas todas las cosas, permaneciendo en sí inmutable, renueva todas las cosas30. Para ver esta Verdad es necesaria una gran y perfecta pureza de corazón, la cual se consigue por la fe. Habiendo dado a conocer la forma de siervo, retardó la manifestación de la forma de Dios. Pues, hablando en la forma de siervo a los siervos, les dice: El que me ama, guarda mis mandamientos; y el que me ama, será amado por mi Padre; y yo también le amaré y me mostraré a él a mí mismo31. Alos que le veían prometió que había de manifestárseles. Entonces ¿qué veían? ¿Qué prometía? Veían la forma de siervo, les prometía la forma de Dios. Me manifestaré —dice— a mí mismo a ellos. Esta es la claridad o gloria a la que es conducido el reino que ahora se congrega en el tránsito de este mundo, pues es conducido a esta visión inefable, que no merecerán conseguir los impíos. Por lo demás, estando aquí en forma de siervo, fue vista también esta forma por los impíos: la vieron quienes creyeron y la vieron también los que le mataron. Para que no pienses que es algo grande ver aquella forma, la vieron los amigos y la vieron los enemigos; y unos, viéndola, le mataron, y otros, no viéndola, creyeron. Esta forma de siervo que aquí vieron en su humillación los piadosos y los impíos será vista también en el juicio por los piadosos y por los impíos. Pues, cuando el Señor era llevado al cielo a la vista de sus discípulos, resonó a los oídos de los que le contemplaban la voz angélica, diciendo: Varones de Galilea, ¿por qué permanecéis mirando al cielo? Este Jesús vendrá así como le visteis subir al cielo32. Así, pues, así; en la misma forma le verán, porque de los impíos se dijo: Verán a quien alancearon33. Verán al que ha de juzgar los que se mofaron del juzgado. Así, pues, esta forma de siervo será visible en el juicio a los justos y a los injustos, a los piadosos y a los impíos, a los creyentes y a los incrédulos. Pero ¿qué no verán los impíos? Porque de quienes se dijo: Verán al que alancearon, se dijo también: Será arrebatado el impío para que no vea el esplendor del Señor34. ¿Qué es esto, hermanos? Lo veamos, lo desentrañemos. Se anima al impío para que vea algo, se aparta al impío para que no vea algo. Ya declaramos qué ha de ver: la forma de la cual se dijo: Así vendrá. Luego ¿qué no ha de ver? Y memanifestaré a él a mí mismo. ¿Qué significa a mí mismo? No la forma de siervo. ¿Qué significa a mí mismo? La forma de Dios, en la que no juzgué rapiña ser igual a Dios35. ¿Qué significa a mí mismo? Carísimos, somos hijos de Dios y aún no se manifestó lo que seremos; sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos como es36. Este esplendor de Dios es la luz inefable, fuente de luz sin mutabilidad, verdad sin defecto, sabiduría que permanece en sí misma renovando todas las cosas. Esta es la naturaleza de Dios. Así, pues, el impío será arrebatado para que no vea esta gloria del Señor. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

13. Me parece, hermanos, en cuanto el Señor se digna dar a entender a mi capacidad, que esto se refiere al mismo Tiempo, si puede llamarse tiempo, porque en cierto tiempo liemos de llegar a lo que no es tiempo. Por esto me parece que se dijo: Contigo el principio en el día de tu poder. Pero lo digo sin prejuzgar, por si alguno pudiera entender algo mejor, con más desembarazo y con más probabilidad. Además, en cuanto creo, esto se declara suficientemente en consonancia con el verso. Pues aquí también se nombró su poder, por el cual sometió las gentes a su yugo, abatió los pueblos, no con la espada, sino con la cruz; y si aún padece en la carne, en la flaqueza, en cuanto a la forma de siervo, sin embargo, se percibe su gran poder, porque lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres37. Luego como también aquí se consignó su poder (el cual recomendó en el verso anterior, diciendo: El Señor hará salir de Sión el cetro de su poder y le hará dominar en medio de sus enemigos. Pues ¿cuánto no es su poder al dominar en medio de sus alborotados enemigos, que contra Él nada valen y que dicen todos los días: ¿Cuándo morirá y desaparecerá su nombre?38, siendo así que crece su gloria por los pueblos, y a su nombre se someten las gentes, y al verlo el pecador se enfurece, rechina los dientes y se consume de envidia?)39; como este poder es propio de Él, queriendo el profeta recomendar su poder de otro modo, esto es, decir que Cristo es la Virtud o el Poder de Dios y la Sabiduría en la luz inextinguible de la inmutable Verdad, para cuya visión nos reserva, pues ahora nos la difiere mientras nos purificamos por la fe a fin de poderla contemplar, de la cual será apartado el impío para que no vea la gloria del Señor; queriendo, pues, el profeta dar a conocer este (otro) poder, dice: Contigo el principio en el día de tu, poder. ¿Qué significa contigo el principio? Piensa en cualquier principio. Si piensas que es el mismo Cristo, más bien se diría "Tú eres el principio" que contigo el principio. Pues, respondiendo a los que le preguntaban: Tú ¿quién eres?, les dice: El principio, el mismo que os hablo40, siendo así que también es principio el Padre, del cual era Hijo unigénito y en cuyo principio estaba el Verbo, porque el Verbo estaba en Dios. ¿Cómo es esto? Si el Padre es principio y el Hijo es principio, ¿habrá dos principios? No hay tal cosa. Pues así como el Padre es Dios y el Hijo es Dios, y el Padre y el Hijo no son dos Dioses, sino un solo Dios, así el Padre es principio y el Hijo es principio, y, con todo, el Padre y el Hijo no son dos, sino un solo principio. Contigo el principio. Más tarde comprenderás cómo está contigo el principio, pero no porque ahora no esté contigo el principio. ¿Por venturano dijiste tú: Ved que llega la hora de que os desparraméis cada cual por su parte, y me dejaréis solo; pero no estoy solo, puesto que el Padre está conmigo?41 Luego también ahora está el principio contigo. También dijiste en otro lugar: El Padre, que mora en mí, hace sus obras. Contigo, pues, está el principio; jamás se separó de ti el Padre. Pero, cuando se vea que contigo está el principio, entonces se manifestará a todos los hechos ya semejantes a ti, porque te verán como eres42. Felipe en verdad le veía aquí y recababa al Padre. Entonces se verá lo que ahora se cree. Entonces, cuando vean los santos, cuando vean los justos contigo el principio, serán apartados de allí los impíos para que no vean tu gloria.

14. Luego, hermanos, creamos ahora para que veamos después. Porque el mismo Felipe fue reprendido porque intentaba ver al Padre, no reconociendo al Padre en el Hijo. ¿Tanto tiempo ha que estoy con vosotros y no me habéis conocido? Felipe, quien me ve, ve también al Padre. Quien me ve, mas no quien ve en mí la forma de siervo. Luego quien me ve cual me escondí a los que me temen y cual me preparo para que me vean los que esperan en mí ve también al Padre. Pero como esta visión tendrá lugar más tarde, ahora, ¿qué tendremos por ella? Veamos lo que dice a Felipe, a quien había dicho: Quien me ve, ve también al Padre. Como si Felipe tácitamente le hubiera preguntado: "¿Y cómo te veré si te dejas ver en forma distinta que de siervo? O ¿cómo te veré yo, hombre débil y mortal, polvo y ceniza?" dirigiéndose a él retardando la visión y recabando la fe el que había dicho: Quien me ve, ve también al Padre, puesto que este sobrepasaba las fuerzas de Felipe y estaba muy distante de poderle ver: "¿No crees —le dice— que yo estoy en el Padre, y el Padre está en mí?43 Cree lo que aún no puedes ver para que merezcas verlo. Pues, cuando llegue el tiempo de poder verle, entonces aparecerá contigo el principio en el día de tu poder. De tu poder, no del poder de tu flaqueza, puesto que en ella también hay poder. De tu poder, pues los hombres cuentan ahora con poder propio en la fe, en la esperanza, en la caridad y en las buenas obras; pero irán de poder en poder44. Luego contigo el principio: le verás con el Padre y en el Padre, de suerte que el Padre sea contigo el principio en el día de tu poder: de aquel poder tuyo que no verá el impío. Porque esto flaco tuyo es más fuerte que los hombres. En efecto, en el día de tu poder, contigo el principio.

15. Declara de qué poder hablas. Porque también aquí, según se dijo, se mencionó su poder después de haber dicho que hace salir de Sión el cetro de su poder para que domine en medio de sus enemigos. ¿De qué poder hablas ahora? En el esplendor de los santos. Dice en el esplendor de los santos. Habla del poder que se manifestará cuando los santos estén en el esplendor, no cuando llevan consigo la carne terrena: Y gimen en este cuerpo corruptible y mortal que sobrecarga el alma, y la morada terrena abate la mente que piensa muchas cosas45, pues cuando estos pensamientos no aparecen por su turno, esto no llega a ser en el esplendor de los santos. ¿Qué es en el esplendor de los santos? Hasta que venga el Señor e ilumine lo oculto de las tinieblas y manifieste los pensamientos del corazón, y entonces se hará a cada uno el elogio por Dios46. Esto es en el esplendor de los santos, porque entonces brillarán los justos en el seno de su Padre como el sol. Oíd qué sea en el esplendor de los santos. Se presentará —dice— la mies, llegará el fin del mundo, y entonces el padre de familias enviará a sus ángeles y recogerán de su reino todos los escándalos y los arrojarán al horno de fuego abrasador. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre47. ¿En qué reino? Ved si se reserva alguna visión de la cual se nos dijo: Contigo el principio. ¿En qué reino? En la vida eterna. Porque se dirá a los colocados a la derecha: Venid, benditos de mi Padre: recibid el reino que os está preparado desde la fundación del mundo. Después de haber dicho: Recibid el reino, ¿que sigue para los condenados impíos, segregados y elogiados los justos? Entonces irán los impíos al fuego eterno, y los justos a la vida eterna48. Alo que llamó reino, lollama ahora vida eterna, a la cual no irán los impíos. Ved cómo la vida eterna es cierta visión: Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el sólo verdadero Dios, y a Jesucristo, a quien enviaste; porque contigo está el principio en el día de tu poder. Luego contigo el principio en el día de tu poder, en el esplendor de los santos.

16. Esto por ahora se difiere, se dará más tarde. ¿Qué dice a continuación? Del vientre, antes del lucero, te engendré. ¿Qué es esto? Si Dios tiene Hijo, ¿por ventura también tiene vientre como los cuerpos carnales? No. Tampoco tiene seno, y, sin embargo, se dijo: El que está en el seno del Padre, éste le declaró49. Este seno es este vientre; y tanto la palabra seno corno vientre se consignaron por secreto. ¿Quésignifica entonces desde el vientre? Desde el secreto, desde lo oculto; de mí mismo, de mi sustancia. Esto, pues, significa desde el vientre. Porque su generación, ¿quién la contará?50 Luego entendamos que el Padre dice al Hijo: Del vientre, antes del lucero, te engendré. ¿Qué significa antes del lucero? Se escribió "lucero" por "estrellas", dando a conocer la Escritura cl todo por la parte; y por la estrella más brillante, todas las estrellas. Pero ¿para qué han sido hechas las estrellas? Para que sirvan de señales de tiempos, de días y de años51. Luego, si los astros o estrellas fueron establecidos para que sirvan de señales de tiempos, y el lucero fue nombrado en lugar de los astros, lo que significa antes del lucero, lo significa también "antes de los astros"; y lo que significa "antes de los astros", esto mismo significa antes de los tiempos, y, si hay algo antes de los tiempos, existe desde la eternidad. No busques el cuándo; la eternidad no tiene cuándo. "Cuándo" y "en alguna circunstancia" son palabras propias del tiempo. No nació del Padre en el tiempo aquel por quien fue creado el tiempo. Luego se dijo del modo que pudo decirse figurada, proféticamente; de suerte que consignó el vientre por la secreta sustancia y el lucero, por el tiempo. ¿Quieres que volvamos también la mirada a David, el cual llamó Señor a su Hijo? Pues bien, para decir esto lo oyó de su Señor, lo oyó de Aquel que no pudo engañarse; y le llamó su Señor porque dice: Dijo el Señor a mi Señor: "Siéntate a mi derecha.". Habla (David) y como por él se compuso el discurso. Luego, si habla él, quizás pudo también decir el mismo David: Del vientre, antes del lucero, te engendré. Del vientre virginal: Del vientre, antes del lucero, te engendré. Sila Virgen procede de la carne de David, y de aquel vientre nació Cristo, como del vientre fue engendrado por David. Del vientre al que no tocó varón. Sin duda del vientre; del vientre propiamente, porque únicamente de sólo el vientre fue engendrado. Luego del vientre dice aquel que le llamó su Señor: Del vientre, antes del lucero, te engendré. Y esto mismo, antes del lucero, se dijo expresamente y en sentido propio y así se cumplió. Pues el Señor nació en la noche del vientre de la Virgen María; así lo acreditan los testimonios de los pastores: Los cuales se hallaban guardando las vigilias de la noche custodiando su ganado52. Del vientre, antes del lucero, te engendré. ¡Oh tú, Señor mío, que te hallas sentado a la derecha de mi Señor! ¿Por qué eres mi Hijo? Porque del vientre, antes del lucero, te engendré.

17. [v.4]. ¿Y para qué naciste? Juró el Señor, y no se arrepentirá: "TÚ eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec". Naciste del vientre antes del lucero para ser sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec. Si nació del vientre, entendemos que nació de la Virgen; y antes del lucero, en la noche, como atestigua el Evangelio. Y nació, sin duda, del vientre, antes del lucero, para ser sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec. Porque en cuanto a que nació del Padre, Dios en Dios, coeterno al Engendrador, no es sacerdote, pues es sacerdote por haber tomado la carne, por ser víctima que se ofreció por nosotros y se aceptó por nosotros. Juró el Señor. ¿Qué significa juró el Señor? ¿Jura el Señor, que prohíbe al hombre jurar?53 ¿O es que prohíbe jurar al hombre para que no caiga en perjurio, y, por lo mismo, más bien jura Dios, porque no puede ser perjuro? Al hombre que por la costumbre de jurar puede perjurar, se le prohíbe jurar, pues tanto más lejos estará de perjurar cuanto más distante se halle de jurar. El hombre que jura, puede jurar en verdad o en mentira; el que no jura, no puede jurar en falso, puesto que se abstiene en absoluto del juramento. ¿Luego por qué no ha de jurar Dios, siendo así que su juramento es el afianzamiento de la promesa? Jure ciertamente. Tú, ¿qué haces cuando juras? Testimoniar a Dios. Jurar es poner a Dios por testigo, y, por tanto, es inoportuno, no suceda que pongas a Dios por testigo de alguna mentira. Pero si, jurando tú, pones a Dios por testigo, ¿por qué Dios no se pondrá por testigo a sí mismo jurando? Vivo yo, dice el Señor. Este es el juramento de Dios. Así juró sobre el linaje de Abrahán, pues dijo: Vivo yo, dice el Señor: "Porque oíste mi voz y no perdonaste por mí a tu cínico hijo, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que se halla a la orilla del mar, y serán bendecidas en tu descendencia todas las gentes54. Yla Descendencia de Abrahán, que es Cristo, aquella Descendencia de Abrahán, tomando la carne de su linaje, será sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec. Luego sobre el sacerdocio según el orden de Melquisedec juró el Señor, y no se arrepentirá. Y¿qué sucedió del sacerdocio según el orden de Aarón? ¿Por ventura se arrepiente Dios, como el hombre, o, no queriendo, se ve forzado a hacer algo, o imprudentemente da un paso en falso, de suerte que después se arrepiente de su desatino? Sabe lo que ha de hacer. Sabe hasta dónde ha de llegar una cosa y para cambiarse en otra se halla en poder del Gobernador. El cambio de las cosas se manifiesta por el arrepentimiento. Como tú, cuando te arrepientes, te dueles del hecho que hiciste, así, cuando Dios, fuera de la esperanza de los hombres, es decir, sin esperarlo los hombres, cambia algo en otra cosa, se dice que se arrepiente; y hasta tal punto, que se arrepiente de nuestro castigo si nosotros nos arrepentimos de nuestras malas acciones. Luego juró el Señor. Juró, esdecir, afirmó; y no se arrepentirá, esto es, no cambiará. ¿Qué? (Lo que dijo): Tú eres sacerdote eternamente, y loserás eternamente, porque no se arrepentirá. Pero serás sacerdote, ¿según qué? Porque ¿acaso permanecerán aquellos sacrificios, las víctimas ofrecidas por los patriarcas, los altares de sangre y el tabernáculo, los sacramentos del primer Testamento Antiguo? No hay tal cosa. Ya fueron abolidos, ya fue derribado el templo, ya cesó el sacerdocio, desapareciendo sus víctimas y sacrificios; ya los judíos carecen de todo esto. Ven que ha perecido el sacerdocio según el orden de Aarón y no reconocen el sacerdocio según el orden de Melquisedec. Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec. Hablo a los fieles. Si los catecúmenos no entienden alguna cosa, echen a un lado la pereza y corran para conseguir el conocimiento, pues no es necesario publicar los misterios. La Escritura os dé a conocer qué es el sacerdocio según el orden de Melquisedec.

18. [v.5]. El Señor está a tu derecha. El Señor había dicho: Siéntate a mi derecha. Ahora el Señor está a su derecha, como si hubieran cambiado de asiento. ¿O es que más bien se dijo a Cristo: Juró el Señor, y no se arrepentirá: "Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec?" El Señor .juró, diciendo: "Tú eres sacerdote eterno". ¿Qué Señor? El que dijo a mi Señor: "Siéntate a mi derecha", juró diciendo: Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec:y también al mismo Señor que juró se dirigieron las palabras: El Señor está sentado a tu derecha. ¡Oh Señor, que juraste y dijiste: Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec! Pues bien, este sacerdote eterno es Señor y está sentado a tu derecha. Este mismo sacerdote eterno, diré, de quien tú juraste, es Señor y está a tu derecha,puesto que dijiste a este Señor mío: Siéntate a mi derecha hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies. Luego este Señor que está a tu derecha, del que juraste y al que juraste diciendo: Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisedec, pulverizó en el día de su ira a los reyes. Este Cristo y Señor que está a tu derecha, aquien juraste y no te arrepentirás, ¿qué hace siendo sacerdote eternamente? ¿Qué hace Él, que está a la derecha de Dios e intercede por nosotros55 como sacerdote entrando en el arcano, o en el sancta sanctorum, en el secreto de los cielos, y que es el único que no tiene pecado, y por eso con facilidad limpia de los pecados?56 Este, estando a tu derecha, quebrantó en el día de su ira a los reyes. Preguntas: "¿A qué reyes?" Se te descorre el velo: Los reyes de la tierra se pusieron en pie y los príncipes se confabularon contra el Señor y contra su Cristo57. Con su gloria quebrantó a estos reyes y con el peso de su nombre los debilitó, de suerte que no pudieron hacer lo que querían. Intentaron por todos los medios borrar de la tierra el nombre cristiano, y no pudieron, porque quien tropezare en esta piedra se quebrará58. Tropezaron en la piedra de tropiezo, y,por lo mismo, se quebraron los reyes cuando dijeron: "¿Quién es Cristo?" ¡Un innominado judío!, un galileo a quien mataron y murió. La piedra está delante de tus pies, yace en el suelo como cosa despreciable y vil; por eso, despreciándola, tropiezas; tropezando, caes, y cayendo, te quiebras. Si tanta es la ira del que se llalla oculto, ¡cuál no será el juicio del manifiesto! Ves la ira del oculto; atendiendo a ella se intitula un salmo: Por los secretos del Hijo. Si no recuerdo mal, el salmo noveno se intitula: Por los arcanos del Hijo, y en él se declara el juicio oculto de la ira oculta. Estando airado Dios, viven los que tropiezan en la piedra, pero se quiebran. ¿A qué equivale ahora "se quiebran"? Oye algo sobre el juicio futuro: Todo el que tropezare en aquella piedra —dice el Señor— se quebrará, pero aquel sobre quien ella cayere será pulverizarlo59. Luego, cuando se tropieza en ella, yaciendo en el suelo corno cosa despreciable, quiebra; pero, cuando cae de lo alto, pulveriza. Entended cómo por estas dos palabras, quiebra y pulveriza, tropieza en ella y cae sobre él, se declaran dos tiempos, el de la humillación y el del esplendor de Cristo, el del castigo oculto y el del juicio futuro. Cuando venga no pulverizará a quien ro quebró yaciendo en tierra. Digo yacer por aparecer despreciable. Pero Él está a la derecha de Dios y con voz potentísima clamó desde lo alto: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?60 No diría estando en el cielo y a quien nadie tocaba: ¿Por qué me persigues?, si no estuviese sentado en el cielo a la derecha del Padre de tal modo, que también yacía en la tierra en nosotros. El Señor, que está a tu derecha, quebró en el día de su ira a los reyes.

19. [v.6]. Juzgará a las gentes. Pero ahora, en atención a lo oculto, pues habrá también un juicio patente, juzgará a las gentes. Ahora se cumple: Pereció su memoria con estruendo. En el mismo salmo noveno que lleva por título Por los arcanos, se escribe: Pereció su memoria con estruendo, pero el Señor permanece eternamente; y preparó su trono para juicio, y El juzgará el orbe de la tierra en equidad. Cuando se dice de El: Increpaste a las gentes, y perecerá el impío, borraste su nombre para siempre61, obra ocultamente. Luego en el día de su ira quebrantó a los reyes. Juzgará a las gentes. ¿Cómo? Oye lo que sigue: Llenará de ruinas. Ahora juzga a las gentes de modo que llena de ruinas, porque cuando juzgue al fin condenará las ruinas. Llenará de ruinas. ¿De qué ruinas? Quien teme por su nombre caerá por sí mismo, y, cuando cayere, será destruido lo que era para que sea edificado lo que no era. Juzgará a las gentes; llenará de ruinas. Cualquiera que seas, si eres rebelde a Cristo, levantaste una torre que ha de caer. Es un bien para ti que tú mismo te constituyas en ruina, que te vuelvas humilde, que te postres a los pies del que está sentado a la derecha del Padre, para que, siendo tú ruinas, te construya. Porque, si permaneces en una altura peligrosa, serás arrojado de ella cuando ya no puedas ser edificado. De éstos dice la Escritura en otro ligar: Los destruirás y no los edificarás62. Nodiría, sin duda, de algunos: "Destrúyelos y no los edifiques", a no ser que a algunos los destruya para edificarlos. Esto se hace ahora, cuando Cristo de tal modo juzga, que llena de ruinas. Quebrará muchas cabezas sobre la tierra. Aquí sobre la tierra se entiende: "En esta vida quebrará muchas cabezas". De soberbios hace humildes; y me atrevo a decir, hermanos míos, que es útil andar aquí humildemente con la cabeza quebrada para no ir a parar con la cabeza erguida al juicio de la muerte eterna. Quebrará muchas cabezas haciendo ruinas, pero edificará compensando.

20. [v.7]. Beberá del torrente en el camino, por eso levantará la cabeza. Veamos al que bebe del torrente en cl camino. Ante todo, ¿qué es el torrente? La corriente de la mortalidad humana. Así como el torrente se forma con las aguas de lluvia abundante, y se desborda, hace ruido, corre, y corriendo se desliza, es decir, completa su curso, así acontece con toda esta corriente de la mortalidad. Los hombres nacen, viven y se mueren; y al morir unos, nacen otros, y al desaparecer éstos, se presentan otros; llegan, aparecen, se apartan y no persisten. ¿Qué se detiene aquí? ¿Qué cosa no corre? ¿Qué cosa, como reunida de lluvia, no marcha al abismo? Así como el torrente formado en un instante de la lluvia, de las aguas invernales, se dirige al mar y deja de existir, y no existía antes de formarse de la lluvia, así el género humano se reúne de lo oculto y corre; y por la muerte, de nuevo se dirige hacia lo oculto. En medio de su curso mete ruido y pasa. De este torrente bebió Él; no se desdeñó beber de Él. Su beber de este torrente fue nacer y morir. Este torrente lleva consigo el nacimiento y la muerte. Cristo tomó esto; nació y murió; así bebió del torrente en el camino. Saltó cual gigante al correr el camino63. Luego bebió del torrente en el camino, porque no se detuvo en el camino de los pecadores64. Luego como bebió del torrente en el camino, por eso levantó la cabeza. Es decir, porque se humilló y se hizo obediente insta la muerte, y muerte de cruz, por eso Dios le levantó de entre los muertos y le dio un nombre sobre todo nombre, a fin de que al nombre de Jesús se doble la rodilla de los moradores del cielo, de la tierra y del infierno y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor enla gloria de Dios Padre65.