EXPOSICIÓN PRIMERA DEL SALMO 31

Traducción: Miguel Fuertes Lanero, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] Para David mismo, de inteligencia, con la que se entiende que el hombre que confiesa sus pecados es librado no por los méritos de las obras, sino por la gracia de Dios.

2. [v.1—2] Dichosos esos cuyas iniquidades han sido perdonadas, y cuyos pecados han sido cubiertos: cuyos pecados han sido olvidados. Dichoso el hombre a quien el Señor no ha imputado pecado, ni hay engaño en su boca: ni con sus palabras presume de justo, mientras su conciencia está llena de pecados.

3. [v.3] Porque he callado, se envejecieron mis huesos. Por no haber proferido con mi boca la confesión que lleva a la salvación1, toda mi fortaleza vino a debilitarse. Mientras yo gritaba todo el día. Al ser un impío y un blasfemo, gritando contra Dios, como defendiendo y excusando mis pecados.

4. [v.4] Porque día y noche ha pesado sobre mí tu mano. Porque con el continuo dolor de tus castigos, he vuelto a mi desgracia, mientras la espina se me clavaba. Soy un desgraciado cuando he conocido mi miseria, por el remordimiento de mi conciencia.

5. [v.5] (Pausa). He reconocido mi pecado y no he encubierto mi injusticia, es decir, no he ocultado mi injusticia. Dije: «Confesaré ante el Señor contra mí mi injusticia». Dije: Hablaré no contra Dios, como en mi clamor impío, cuando callé, sí, pero mi propia injusticia al Señor en mi contra. Y tú perdonaste la impiedad de mi corazón, al oír en mi corazón la voz de mi confesión, antes de expresarla con mis labios.

6. [v.6] Por ella orará a ti todo santo en el tiempo oportuno. Por esta impiedad del corazón orará a ti todo santo, pues serán santos no por sus méritos, sino por el tiempo oportuno, esto es, por la venida de aquél que nos redimió de los pecados. Sin embargo, en el diluvio de las aguas caudalosas no se acercarán a él. Pero nadie vaya a creer que, cuando se acerque repentinamente el fin, como en los días de Noé, va a quedar lugar a la confesión para acercarse a Dios.

7. [v.7] Tú eres mi refugio en la angustia que me rodea. Tú eres mi refugio en la angustia de los pecados que rodea mi corazón. Regocijo mío, rescátame de quienes me circundan. En ti tengo el gozo, recátame de esa tristeza que me causan mis pecados.

8. [v.8] (Pausa). Responde Dios: Te daré inteligencia y te colocaré en este camino que emprenderás. Después de tu confesión, te voy a dar sabiduría para que no te apartes del camino que emprendas, no vayas a pretender gobernarte por ti mismo. Fijaré en ti mis ojos. Tanto afianzaré mi amor sobre ti.

9. [v.9] No seáis como el caballo y el mulo, que no tienen inteligencia. Por eso quieren gobernarse a sí mismos. Escucha lo que sigue diciendo el profeta: Con freno y brida sujeta sus mandíbulas. Haz, pues, con ellos, oh Dios, lo que se hace con el caballo y el mulo, para obligarles con castigos a que se sometan a ti los que no se acercan a ti.

10. [v.10] Muchos son los azotes del pecador. Sí, mucho es flagelado el no confiesa a Dios sus pecados, y luego pretende ser el gobernador de sí mismo. Pero al que espera en el Señor la misericordia lo rodeará. El que espera en el Señor y se somete a él, se verá rodeado de misericordia.

11. [v.11] Alegraos en el Señor y regocijaos, justos. Alegraos y regocijaos, justos, pero no en vosotros mismos, sino en el Señor. Y gloriaos, todos los rectos de corazón. Gloriaos en él todos los que habéis comprendido que es acertado someterse a él. Así seréis preferidos a los demás.