EXPOSICIÓN PRIMERA DEL SALMO 30

Traducción: Miguel Fuertes Lanero, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] Para el fin, salmo para David mismo, del éxtasis. Para el fin, salmo para David mismo, para el mediador fuerte de mano en las persecuciones. Efectivamente, el término «éxtasis» que se ha añadido al título, significa una salida del alma de sí misma, motivada por el temor o por alguna revelación. Pero en este salmo se manifiesta sobre todo el pánico del pueblo de Dios ante la persecución de que es objeto por parte de la totalidad de las naciones y ante la falta de fe que hay en el mundo. El primero en hablar es el Mediador en persona; acto seguido, el pueblo rescatado por su sangre da gracias; por último, al estar turbado habla largo y tendido, y esto es efecto del éxtasis. En cuanto a la persona misma del profeta hace su aparición dos veces: hacia el final y al final.

2. [v.2] En ti, Señor, he esperado; no quede yo confundido para la eternidad: en ti, Señor, he esperado, que no me sienta nunca avergonzado. Referencia al momento en que será blanco de insultos como un hombre semejante al resto de los hombres. En tu justicia líbrame y sácame: en tu justicia líbrame de la fosa de la muerte, y sácame de la lista de los que bajan a ella.

3. [v.3] Inclina hacia mí tu oído: escúchame de cerca, porque soy humilde. Apresúrate a sacarme: no aplaces hasta el fin del mundo la acción de separarme de los pecadores ni la de separar de estos a todos cuantos creen en mí. Sé para mí un Dios protector: sé mi Dios protector. Y casa de refugio, para que me pongas a salvo: y como casa, refugiado en la cual, sea puesto a salvo.

4. [v.4] Porque mi fortaleza y mi refugio eres tú: porque tú para mí eres mi fortaleza para aguantar a mis perseguidores, y mi refugio para escapar de ellos. Y en atención a tu nombre serás mi guía y me alimentarás: y para que por conducto mío te des a conocer a todas las naciones, seguiré en todo tu voluntad y, tras asociar los santos a mi persona, llevarás a plenitud mi cuerpo y harás que mi estatura sea perfecta1.

5. [v.5] Me sacarás de la trampa que me han ocultado: me sacarás de esas insidias que me han ocultado. Porque tú eres mi protector.

6. [v.6] A tus manos encomiendo mi espíritu: a tu poder confío mi espíritu que pronto volveré a recobrar. Me has rescatado, Señor, Dios de la verdad. También el pueblo rescatado por la pasión de su Señor y jubiloso por la glorificación de su cabeza, diga: Tú me has rescatado, Señor, Dios de la verdad.

7. [v.7] Odias a los que inútilmente se atienen a la vaciedad: odias a quienes se atienen a la falsa felicidad del siglo. En cambio, yo he esperado en el Señor.

8. [v.8] Me regocijaré y me alegraré en tu misericordia, que no me engaña. Porque te has vuelto a mirar mi humillación, mediante la cual me has sometido a la vanidad, pero con esperanza. Has puesto a salvo de las necesidades mi alma: has puesto a salvo de las necesidades del temor mi alma, para que te sirva con caridad libre.

9. [v.9] Y no me has encerrado en las manos del enemigo. Y no me has encerrado, de modo que no tenga la posibilidad de respirar en libertad, y sea entregado al sempiterno poder del diablo, que prepara emboscadas sirviéndose del deseo de esta vida, y que aterroriza con la muerte. Has establecido mis pies en un lugar espacioso: tras conocer la resurrección de mi Señor y la promesa de mi propia resurrección, mi caridad, liberada de la angustia del temor, se ensancha buscando permanentemente la anchura de la libertad.

10. [v.10] Apiádate de mí, Señor, porque estoy atribulado. Pero, ¿qué es esta inesperada crueldad de los perseguidores que me infunde un pavor tan grande? Apiádate de mí, Señor. Realmente, la muerte ya no me aterroriza, pero sí los suplicios y los tormentos. Mi ojo se halla conturbado por la ira: tenía mi ojo fijo en ti para que no me abandonaras; te has enfurecido y lo conturbaste. Mi alma y mi vientre: en el mismo golpe de ira se han llenado de turbación mi alma y la memoria, donde conservaba tanto los sufrimientos que mi Dios había soportado por mí, como las promesas que él me había hecho.

11. [v.11] Porque mi vida ha desfallecido en el dolor: porque mi vida es alabarte, pero ha desfallecido en el dolor, tras haberle dicho el enemigo: Aplicadles el tormento hasta que apostaten. Y mis años en los gemidos: el tiempo que paso en este siglo no lo elimina la muerte, sino que permanece y transcurre entre gemidos. Mi vigor se ha debilitado en la miseria: necesito que mi cuerpo se mantenga sano, y no me ahorran sufrimientos; necesito morir, y se me escatima la muerte; y en medio de toda esta miseria mi confianza se ha ido debilitando. Y mis huesos se han conturbado: y mi solidez se ha visto sacudida.

12. [v.12] Más que todos mis enemigos me he convertido en oprobio. Mis enemigos son todos los inicuos y, sin embargo, por sus delitos se los atormenta hasta la confesión. He superado su oprobio, pues a mi confesión no sigue la muerte, sino que le vienen encima las torturas. Y para mis vecinos es demasiado: demasiado les pareció esto a quienes ya se acercaban para conocerte y tener la fe que yo tengo. Y soy objeto de temor para mis conocidos: e incluso a mis conocidos les he infundido temor con la muestra de mi horrible tribulación. Quienes me veían, huían de mí fuera: porque no comprendían mi esperanza interior e invisible, huyeron de mí a lo exterior y visible.

13. [v.13] He sido olvidado como un muerto borrado del corazón: y me olvidaron como si hubiera muerto en su corazón. He venido a ser como vasija rota: me ha parecido haberme vuelto inservible para el Señor, mientras vivo en este siglo y no gano para él a nadie, ya que todos temen asociarse a mí.

14. [v.14] Porque he oído el reproche de muchos que viven en el contorno: porque he oído los reproches de muchos que caminan a mi lado en esta vida, siguiendo el curso cíclico del tiempo y rechazando volver en mi compañía a la patria eterna. Cuando ellos se reunieron juntos contra mí, deliberaron para apoderarse de mi alma: para que les diese asentimiento mi alma, que por la muerte podría liberarse de su poder, tomaron la decisión de no dejarme morir.

15. [v.15] En cambio, yo he esperado en ti, Señor; he dicho: «Tú eres mi Dios»: pues tú no has cambiado hasta el punto de dejar de salvar, pues eres tú quien hace que rectifiquemos.

16. [v.16] Mi suerte está en tus manos: en tu poder mi suerte está. De hecho, no veo mérito alguno para que a mi particularmente me hayas elegido para salvarme de entre toda la impiedad del género humano. Incluso si hay en ti un designio justo y oculto para elegirme, yo, que ignoro tal designio, he llegado al sorteo de la túnica de mi Señor2. Arráncame de las manos de mis enemigos, y de quienes me persiguen.

17. [v.17] Haz brillar tu rostro sobre tu siervo: haz conocer a los hombres que no creen que te pertenezco, que tu rostro está mirando hacia mí y que yo estoy a tu servicio. Ponme a salvo en tu misericordia.

18. [v.18] Señor, no sea confundido, porque te he invocado: Señor, que no me ruborice ante los que me insultan, por haberte invocado. Ruborícense los impíos, y sean llevados al infierno: ruborícense, más bien, quienes invocan a las piedras, y sean asociados a las sombras.

19. [v.19] Sean hechos mudos los labios mentirosos: al dar a conocer a los pueblos los secretos que sobre llevo en mi, haz que enmudezcan los labios que urden falsedades contra mí. Que profieren iniquidad contra el justo, con soberbia y desprecio: los que profieren iniquidad contra Cristo, ensoberbecidos y despreciándolo como a un hombre crucificado.

20. [v.20—21] Cuán grande es la abundancia de tu dulzura, Señor: el profeta grita aquí, al contemplar estas cosas y admirado de lo copiosa y variada que es, Señor, tu dulzura. Que has escondido a quienes te temen: grande es tu amor incluso a los que corriges. Pero, para que una seguridad comodona no los lleve a actuar con mayor apatía, les ocultas la dulzura de tu amor a aquellos a quienes les reporta utilidad temerte. Que has concedido en plenitud a quienes esperan en ti: has concedido en plenitud esta dulzura a quienes esperan en ti, ya que no les quitas lo que esperan con tesón hasta el final. En presencia de los hijos de los hombres: no es algo que se les oculte a los hijos de los hombres, que ya no viven de acuerdo con Adán, sino según el hijo del hombre. Los esconderás en lo escondido de tu rostro: morada perpetua en el lugar escondido de tu ciencia, que has de reservar para quienes esperan en ti. Lejos de la perturbación de los hombres: para que ya no sufran ninguna perturbación humana.

21. En tu tienda los protegerás de la contradicción de las lenguas, pero mientras tanto, aquí, al tiempo que las lenguas maldicientes arman escándalo contra ellos diciendo: «¿Quién sabe eso, o quién ha vuelto desde el más allá?», los protegerás en la tienda de la fe en aquellas cosas que el Señor realizó y soportó por nosotros en el tiempo.

22. [v.22] Bendito el Señor, porque ha hecho prodigiosa su misericordia en la ciudad de alrededor: bendito el Señor porque, después del correctivo de las más duras persecuciones, ha hecho que su misericordia sea maravillosa para todos en todo el mundo, en todo el ámbito de la sociedad humana.

23. [v.23] Yo dije en mi éxtasis. A partir de aquí, al volver a tomar la palabra el pueblo, dice: Yo lo dije en medio del espanto, cuando de una manera horrible los pueblos se ensañaban contra mí. He sido arrojado de la vista de tus ojos: pues si pusieras tus ojos en mí, no permitirías que yo sufriese todo esto. Por eso has escuchado, Señor, la voz de mi plegaria, cuando gritaba hacia ti: por eso, moderando la corrección y mostrando que yo estoy bajo tu cuidado, has acogido, Señor, la voz de mi súplica cuando te la dirigía con vehemencia desde la tribulación.

24. [v.24] Amad al Señor, todos sus santos: una vez más el profeta, al ver esto, exhorta y dice: Amad al Señor, todos sus santos, porque el Señor buscará la verdad. ¿Dónde se meterán el pecador y el impío, si a duras penas se salvará el justo3? Y les dará la paga a los que hacen derroches de orgullo: y les dará la paga a quienes no se convierten ni siquiera cuando están derrotados, porque se ensoberbecen mucho.

25. [v.25] Actuad varonilmente, y que se vigorice vuestro corazón: obrad el bien sin decaimiento, para que cosechéis en el tiempo apropiado. Todos los que esperáis en el Señor: esto es, esperad en el Señor quienes en la forma debida le teméis y adoráis.