EXPOSICIÓN PRIMERA DEL SALMO 25

Traducción: José Cosgaya García, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] De David mismo. El salmo puede atribuirse no a David mismo, al mediador, el hombre Cristo Jesús1, sino a toda la Iglesia, ya perfectamente establecida en Cristo.

2. Júzgame, Señor, porque yo he caminado en mi inocencia. Júzgame, Señor, porque después de la misericordia que por adelantado me has dado, tengo algún mérito de mi inocencia, cuyo camino he guardado. Y pues espero en el Señor, no me harán vacilar: sin embargo, aun así, pues espero no en mí sino en el Señor, permaneceré en él.

3. [v.2—3] Ponme a prueba, Señor, y sondéame: sin embargo, para que ninguno de mis secretos se me oculte, ponme a prueba, Señor, y sondéame, a fin de que me hagas conocido no para ti, a quien nada se le oculta, sino a mí mismo y a los hombres. Quema mis riñones y mi corazón: aplica cual fuego una purga medicinal a mis placeres y a mis pensamientos. Porque tu misericordia está ante mis ojos: porque, para que ese fuego no me consuma, están ante mis ojos no mis méritos, sino tu misericordia, gracias a la cual me has conducido a esta clase de vida. Y me he complacido en tu verdad: y porque me ha desagradado mi mentira y, en cambio, me ha complacido tu verdad, también yo mismo te he agradado con ella y en ella.

4. [v.4] No me he sentado con una asamblea de vanidad: no he optado por arrimar mi corazón a quienes se esfuerzan en tomar medidas para ser felices con el disfrute de las realidades pasajeras, cosa imposible. Y no entraré con quienes llevan a cabo iniquidades: y porque esa es la causa de todas las iniquidades, por eso, no tendré escondida complicidad con quienes llevan a cabo iniquidades.

5. [v.5] Odio la reunión de los malignos: ahora bien, para que se llegue a esa asamblea de vanidad, se hacen las reuniones de los malvados, a las que odio. Y no me sentaré con los impíos: y, por eso, no me sentaré con tal asamblea, con los impíos, esto es, no pactaré con ellos. Y no me sentaré con los impíos.

6. [v.6] Lavaré entre los inocentes mis manos: purificaré entre los inocentes mis obras; lavaré entre los inocentes mis manos, con las que abrazaré tus cosas sublimes. Y rodearé tu altar, Señor.

7. [v.7] Para oír la voz de tu alabanza: para aprender cómo alabarte. Y narrar todas tus maravillas: y, cuando las haya aprendido, expondré todas tus maravillas.

8. [v.8] Señor, he amado la belleza de tu casa: de tu Iglesia. Y el lugar de la morada de tu gloria: donde, por ser tu morada, eres glorificado.

9. [v.9] No hagas perecer con los impíos mi alma: con los que te odian, pues, no hagas perecer mi alma, que ama la belleza de tu casa. Ni mi vida con los hombres sanguinarios: ni con los que odian a su prójimo. Efectivamente, los dos preceptos embellecen tu casa.

10. [v.10] En cuyas manos hay iniquidades: así, pues, no me hagas perecer con los impíos y los sanguinarios, cuyas obras son inicuas. Su diestra está repleta de regalos: y lo que les ha sido dado para alcanzar la salvación eterna, lo han desviado para recibir regalos de este mundo, pues piensan que la piedad es fuente de ingresos2.

11. [v.11] Por mi parte, yo he caminado en mi inocencia; rescátame y ten piedad de mí: me valga para la perfección de la liberación tan alto precio de la sangre de mi Señor, y en los peligros de esta vida no me abandone tu misericordia.

12. [v.12] Mi pie se ha mantenido en la rectitud: mi amor no se ha apartado de tu justicia. En las asambleas te bendeciré, Señor: no ocultaré tu bendición, Señor, a los que has llamado, porque a tu amor añado el amor al prójimo.