EXPOSICIÓN DEL SALMO 19

Traducción: José Cosgaya García, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] Para el fin, salmo de David. Este título es conocido. No habla Cristo, sino que a Cristo habla el profeta, que canta en forma de deseo las cosas que van a suceder.

2. [v.2] Que te escuche el Señor el día de la tribulación: que te escuche el Señor el día en que dijiste: Padre, glorifica a tu Hijo1. Que te proteja el nombre del Dios de Jacob, pues te pertenece el pueblo nacido posteriormente, porque el mayor servirá al menor2.

3. [v.3] Que te envíe auxilio desde el santuario, y desde Sion te proteja, haciendo para ti un cuerpo santificado, la Iglesia, protegida desde la atalaya, y que aguarda cuándo vendrás de la boda3.

4. [v.4] Recuerde todo sacrificio tuyo: nos haga recordar todas tus injurias y contumelias que soportaste por nosotros. Y tu holocausto resulte fértil: y convierta en la alegría de la resurrección la cruz en que te ofreciste entero a Dios. Interludio instrumental.

5. [v.5] El Señor te otorgue según tu corazón: el Señor te otorgue no según el corazón de quienes supusieron que persiguiéndote podían destruirte, sino según tu corazón, con el que supiste qué utilidad tenía tu pasión. Y cumpla todo plan tuyo: y cumpla todo plan tuyo, no solo ese en razón del cual depusiste por tus amigos tu vida4, para que el grano, hecho morir5, resucitase muy copioso, sino también ese en virtud del cual se produjo la ceguera en una parte de Israel, para que entrase la totalidad de las naciones, y así fuese hecho salvo todo Israel6.

6. [v.6] Nos regocijaremos en tu salvación: nos regocijaremos, porque la muerte no te dañará en nada. Por cierto, así demostrarás que ella tampoco puede dañarnos. Y seremos engrandecidos en el nombre del Señor Dios nuestro: y la confesión de tu nombre no solo no nos destruirá, sino que nos engrandecerá.

7. [v.7] El Señor cumpla todas tus peticiones: el Señor cumpla no sólo las peticiones que formulaste en la tierra, sino también esas con que intercedes por nosotros7 en el cielo. Ahora reconozco que el Señor ha hecho salvo a su Cristo: ahora se me ha demostrado mediante la profecía que el Señor resucitará a su Cristo. Lo escuchará desde su santo cielo: lo escuchará no sólo desde la tierra, donde pidió ser glorificado8, sino también desde el cielo, desde donde, mientras a la derecha del Padre intercedía por nosotros, ha derramado el Espíritu Santo sobre los que creen en él.

En los poderes está la salvación de su derecha: nuestros poderes son la salvación de su favor, cuando da auxilio incluso durante la tribulación, de manera que, cuando somos débiles, entonces somos poderosos9. Efectivamente, inútil es esa salvación de los hombres10 que es no de la derecha de él, sino de su izquierda, pues ella levanta hasta gran soberbia a cuantos, aunque pecan, ha puesto a salvo temporalmente.

8. [v.8] Unos confían en carros, otros en caballos: a unos los arrastra el éxito de los bienes temporales, a otros se los considera superiores en atención a los honores soberbios, y en ellos se regocijan. En cambio, nosotros nos regocijaremos en el nombre del Señor, Dios nuestro: en cambio, nosotros, que clavamos en lo eterno la esperanza y no buscamos nuestra gloria, nos regocijaremos en el nombre del Señor, nuestro Dios.

9. [v.9] Esos quedaron encadenados y cayeron: y esos quedaron encadenados por el ansia de cosas temporales, precisamente porque al temer respetar al Señor por miedo a que los romanos destruyesen el Lugar11, y al precipitarse contra la piedra de traspiés y contra la roca de tropiezo12, cayeron de la esperanza celestial. Para ellos, por ignorar la justicia de Dios y querer establecer la suya, se produjo la ceguera en una parte de Israel13. Nosotros, en cambio, nos levantamos y nos pusimos en pie: en cambio, para que el pueblo de las naciones entrase14, nosotros, hijos suscitados de las piedras para Abrahán15, que no íbamos en pos de la justicia, la hemos asido16 y nos hemos levantado y nos pusimos en pie, no por nuestras fuerzas, sino justificados mediante la fe.

10. [v.10] Señor, pon a salvo al rey: para que el mismo que en su pasión nos dio ejemplo de cómo pelear, ofrezca también nuestros sacrificios en calidad de sacerdote despertado de entre los muertos y establecido en el cielo17. Y escúchanos el día en que te hayamos invocado: pues él los ofrece por nosotros, escúchanos el día en que te hayamos invocado.