Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA
1. [v.1] Para el fin, del siervo del Señor, David mismo, esto es, de la mano fuerte, Cristo en cuanto hombre. Lo que dijo al Señor, las palabras de este cántico, el día en que el Señor le libró de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl, y dijo1. El día en que el Señor le libró de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl, esto es, del rey de los judíos que ellos se habían pedido. De hecho, se dice que, como David se traduce «mano fuerte», así Saúl se traduce «petición». Pues bien, es sabido que aquel pueblo se pidió y recibió un rey, no según la voluntad de Dios, sino según la suya.
2. [v.2] Dicen, pues, aquí Cristo y la Iglesia, esto es, Cristo entero, cabeza y cuerpo: Te amaré, Señor, fuerza mía: te amaré, Señor, gracias al cual soy fuerte.
3. [v.3] Señor, mi apoyo y mi refugio y mi liberador: Señor, que me apoyaste, porque me refugié junto a ti; pues bien, me refugié, porque me liberaste. Mi Dios es mi ayudador, y esperaré en él: mi Dios que, para poder yo esperar en ti, primeramente me otorgaste la ayuda de tu llamada. Mi protector y cuerno de mi salvación y mi redentor: mi protector, porque no he presumido de mí como irguiendo contra ti el cuerno de la soberbia, sino que, te hallé a ti mismo como cuerno, esto es, como la firme altura de la salvación, y para que la encontrase me redimiste.
4. [v.4] Invocaré al Señor alabándole y estaré a salvo de mis enemigos: al buscar no mi gloria, sino la del Señor, le invocaré y no habrá forma de que me dañen los errores de la impiedad.
5. [v.5] Me cercaron dolores de muerte: esto es, de la carne. Y torrentes de iniquidad me conturbaron: masas inicuas, sublevadas por un tiempo como corrientes fluviales que pronto van a cesar, actuaron para conturbarme.
6. [v.6] Me cercaron dolores de infierno: entre los que me cercaron para destruirme había dolores de envidia, que producen la muerte y conducen al infierno del pecado. Se me adelantaron los lazos de la muerte: se me adelantaron, queriendo ser los primeros en dañarme, lo cual se les pagará después. Pues bien, tales hombres cazan para la perdición a quienes desgraciadamente impulsaron a la jactancia de su justicia, de la cual, no de hecho, sino de nombre, se glorían ante los gentiles.
7. [v.7] Y en mi aprieto invoqué al Señor y grité a mi Dios. Y desde su santo templo escuchó mi voz: escuchó mi voz desde mi corazón, donde habita. Y mi grito en su presencia: y mi grito, que tengo no en los oídos humanos, sino dentro, ante él, entrará en sus oídos.
8. [v.8] Y se conmovió y se estremeció la tierra: así se conmovieron y se estremecieron los pecadores, glorificado el Hijo del hombre. Y se conturbaron los cimientos de los montes: y las esperanzas de los soberbios, las cuales estaban en este mundo, se conturbaron. Y se conmovieron, porque el Señor se airó con ellos, a saber, para que la esperanza de bienes temporales no tuviera ya apoyo en los corazones de los hombres.
9. [v.9] En su ira subió humo: subió llena de lágrimas la plegaria de los penitentes, cuando conocieron con qué amenaza Dios a los impíos. Y fuego se inflama de su rostro: y, tras la penitencia, el ardor de la caridad se inflama de su conocimiento. Carbones ha encendido él: quienes ya estaban muertos, abandonados por el fuego del deseo bueno y por la luz de la justicia, y habían quedado fríos y tenebrosos, de nuevo encendidos e iluminados revivieron.
10. [v.10] E inclinó el cielo y bajó: y humilló al justo, para que bajase a la debilidad de los hombres. Y nubes oscuras bajo sus pies: y los impíos, que saborean lo terreno2, no le conocieron debido a las nubes oscuras de su malicia. Por cierto, la tierra bajo sus pies es como el estrado de sus pies.
11. [v.11] Y subió sobre un querubín y voló: y fue levantado sobre la plenitud del conocimiento, para que nadie llegue hasta él sino mediante la caridad, pues la plenitud de la Ley es la caridad3. Y pronto mostró a sus amadores que él es incomprensible, para que no estimaran que podían comprenderlo con representaciones corpóreas. Voló sobre las alas de los vientos: pues bien, aquella rapidez con que mostró que él es incomprensible, está por encima de las destrezas de las almas, con las que, a guisa de alas, se lanzan desde los miedos terrenales a las auras de la libertad.
12. [v.12] Y puso como escondite suyo las tinieblas: y puso la oscuridad de los sacramentos y la esperanza oculta en el corazón de los creyentes, donde ocultarse él sin abandonarlos. Se oculta también en estas tinieblas en que aún caminamos por fe, no por visión4, mientras esperamos lo que no vemos y lo aguardamos mediante la paciencia5. A su alrededor su tienda. Sin embargo, una vez convertidos, los que creen en él lo rodean, porque está en medio de ellos, pues protege por igual a todos esos en los que, durante este tiempo, habita como en una tienda. Agua tenebrosa en las nubes del aire: por tanto, nadie piense, si entiende rectamente las Escrituras, que ya está en aquella luz que se manifestará cuando pasemos de la fe a la visión. De hecho, en los profetas y en todos los predicadores de la palabra divina hay doctrina oscura.
13. [v.13] Más que el fulgor en su presencia: en comparación con el fulgor que hay en presencia de su manifestación. Sus nubes pasaron: los predicadores de su palabra ya no se limitan a los confines de Judea, sino que han pasado a los gentiles. Granizo y carbones de fuego: una figura de las reprimendas que como granizo machacan los corazones empedernidos. Pero si las ha recibido una tierra cultivada y blanda, esto es, un ánimo piadoso, la dureza del granizo se convierte en agua. O sea, el terror de la reprimenda, temible como un rayo y fría como el hielo, acaba volviéndose enseñanza que sacia: los corazones inflamados por el fuego de la caridad reviven. Todo esto pasó a los gentiles en las nubes de él.
14. [v.14] Y tronó desde el cielo el Señor: mediante el aplomo evangélico, el Señor se hizo oír desde el corazón del justo. Y el Altísimo dio su voz: para que la tuviéramos y en lo hondo de las realidades humanas oyéramos las celestiales.
15. [v.15] Y lanzó sus saetas y los dispersó: y lanzó los evangelistas, para que con las alas de las virtudes volasen sobre rutas rectas, no con sus fuerzas, sino con las del que los envió. Y dispersó a esos a los que fueron enviados, de modo que para unos de ellos fueron olor de vida para la vida, y para otros olor de muerte para la muerte6. Y multiplicó los relámpagos y los conturbó: y multiplicó los milagros y los conturbó.
16. [v.16] Y aparecieron las fuentes de las aguas: y aparecieron quienes entre los predicadores habían sido hechos las fuentes de las aguas que saltan hasta la vida eterna7. Y quedaron al descubierto los cimientos del disco de las tierras: quedaron al descubierto los profetas, a quienes nadie entendía, para que sobre ellos se edificara el disco de las tierras, que cree al Señor. Por tu increpación, Señor: la del que gritaba: Se ha acercado cerca de vosotros el reino de Dios8. Por el soplido del aliento de tu ira, el del que decía: Si no hiciereis penitencia, todos moriréis de la misma manera9.
17. [v.17] Envió desde lo alto, y me recibió: llamando de entre los gentiles a entrar en la herencia, la gloriosa Iglesia, que no tiene mancha ni arruga10. Me tomó de entre la muchedumbre de aguas: me tomó de entre la muchedumbre de pueblos.
18. [v.18] Me arrancó de mis enemigos fortísimos: me arrancó de mis enemigos, que se impusieron para afligir y pervertir esta mi vida temporal. Y de estos que me odian, porque se han robustecido sobre mí, mientras estoy bajo su poder, por ignorar yo a Dios.
19. [v.19] Se me adelantaron en el día de mi aflicción: fueron los primeros en dañarme en el tiempo en que llevo cuerpo mortal y fatigoso. Mas el Señor se convirtió en mi apoyo: y porque por la amargura de las miserias se estremeció y sufrió una sacudida el fundamento del placer terreno, el Señor se convirtió en mi apoyo.
20. [v.20] Y me sacó a la anchura: y porque padecía las angustias carnales, me sacó a la anchura espiritual de la fe. Me libró porque me quiso: antes que yo le quisiera, me arrancó de mis enemigos potentísimos, que con malos ojos me miraban a mí, que ya le quería, y de estos que me odian11, porque le quiero.
21. [v.21] Y el Señor me retribuirá según mi justicia: y según la justicia de la voluntad buena me retribuirá el Señor, que antes de tener yo buena voluntad me brindó primero misericordia. Y según la pureza de mis manos me retribuirá: y según la pureza de mis acciones me retribuirá quien me concedió obrar bien, sacándome a la anchura de la fe.
22. [v.22] Porque custodié los caminos del Señor: para que se alcance la anchura de las buenas obras, que existen mediante la fe, y la grandeza de alma para perseverar.
23. [v.23] Y no actué impíamente lejos de mi Dios. Porque todos tus juicios están en mi presencia. Porque todos tus juicios, esto es, los premios de los justos, los castigos de los impíos, los azotes de quienes han de enmendarse y las tentaciones de quienes han de ser probados, los considero con contemplación perseverante. Y sus justicias no rechacé de mí: cosa que hacen los que desfallecen bajo el peso de ellas y regresan a su vómito12.
24. [v.24] Y seré inmaculado con él y me guardaré de mi iniquidad.
25. [v.25] Y el Señor me retribuirá según mi justicia: así, pues, no sólo por la anchura de la fe, que actúa mediante el amor13, sino también por la largura de la perseverancia, el Señor me retribuirá según mi justicia. Y según la pureza de mis manos en presencia de sus ojos: no lo que ven los hombres, sino en presencia de sus ojos, porque lo que se ve es temporal; en cambio, lo que no se ve es eterno14, y a esto atañe la altura de la esperanza.
26. [v.26] Con el santo serás santo: hay también una oculta hondura en la que te das a entender como santo con el santo, porque tú santificas. Y con el varón inocente serás inocente, porque tú no dañas a nadie, sino que a cada cual lo enredan las trenzas de sus pecados15.
27. [v.27] Y con el elegido serás elegido: aquel a quien eliges te elige. Y con el perverso serás perverso: y con el perverso parecerás perverso, porque dicen: No es recto el camino del Señor16, mas precisamente el camino de ellos no es recto.
28. [v.28] Porque tú pondrás a salvo al pueblo humilde. En cambio, a los perversos le parece perverso esto: que pongas a salvo a quienes reconocen sus pecados. Y humillarás los ojos de los soberbios: pues bien, humillarás a quienes ignoran la justicia de Dios y quieren establecer la suya17.
29. [v.29] Porque tú iluminarás mi lámpara, Señor: porque nuestra luz no viene de nosotros, sino que tú iluminarás mi lámpara, Señor. Dios mío, alumbrarás mis tinieblas: en efecto, por nuestros pecados somos tinieblas, pero Dios mío, alumbrarás mis tinieblas.
30. [v.30] Porque por ti seré librado de la tentación: porque no por mí, sino por ti seré librado de la tentación. Y en mi Dios cruzaré la muralla: y no en mí, sino en mi Dios, cruzaré la muralla que entre los hombres y la Jerusalén celestial erigieron los pecados.
31. [v.31] Mi Dios, inmaculado es su camino: mi Dios no viene a los hombres, si no han limpiado el camino de la fe, para que por él venga a ellos, porque inmaculado es su camino. Los dichos del Señor son examinados a fuego: los dichos del Señor los pone a prueba el fuego de la tribulación. Es protector de todos los que esperan en él: y a ninguno de quienes esperan no en sí mismos sino en él, lo consume esa misma tribulación, pues la esperanza sigue a la fe.
32. [v.32] Porque, ¿quién es Dios fuera del Señor, al que servimos? ¿Y quién es Dios fuera de nuestro Dios? ¿Y quién es Dios fuera del Señor, a quien, tras un buen servicio, los hijos poseeremos como herencia esperada?
33. [v.33] Dios que me ciñó de fuerza: Dios que me ciñó para que yo sea fuerte, a fin de que las desbordantes sinuosidades del apetito desordenado no entorpezcan mis obras ni mis pasos. Y puso inmaculado mi camino: y puso el inmaculado camino de la caridad, por el que yo llegue a él, como inmaculado es el de la fe, por el que vino a mí.
34. [v.34] Que ha perfeccionado mis pies como los del ciervo: que ha perfeccionado mi amor, para transcender los enredos de este mundo espinosos y umbrosos. Y sobre las alturas me establecerá: y sobre la habitación celeste clavará mi atención, para ser llenado hasta toda la plenitud de Dios18.
35. [v.35] Que adiestra mis manos para la guerra: que me adiestra en actuar para vencer a los enemigos, que se esfuerzan por impedirnos los reinos celestiales. Y has hecho de mis brazos como un arco de bronce: y has hecho infatigable el esfuerzo de mis buenas obras.
36. [v.36] Y me has dado la protección de mi salvación y tu diestra me ha acogido: y me ha acogido el favor de tu gracia. Y tu disciplina me ha dirigido al fin: y tu corrección, al no permitir que me desviara, me ha dirigido de modo que, cuanto realizo, lo refiero a ese fin que me mantiene sólidamente unido a ti. Y tu disciplina misma me enseñará: y esa misma corrección tuya me enseñará a llegar adonde me ha dirigido.
37. [v.37] Has ensanchado mis pasos debajo de mí: ya no serán impedimento las angustias carnales, porque has hecho espaciosa mi caridad, que jovialmente se ocupa incluso de las realidades y miembros mortales que están debajo de mí. Y no se han debilitado mis huellas: y no se han debilitado sea mis caminos, sea las marcas que he impreso para quienes me sigan a fin de imitarme.
38. [v.38] Perseguiré a mis enemigos y los capturaré: perseguiré mis sentimientos carnales, y no me capturarán, sino que los capturaré para aniquilarlos. Y no me daré la vuelta, hasta que desfallezcan: y de este empeño no me daré la vuelta hacia el descanso, hasta que desfallezcan quienes hacen ruido contra mí.
39. [v.39] Los derribaré y no podrán mantenerse en pie: no durarán frente a mí. Caerán bajo mis pies: abatidos ellos, daré preferencia a los amores con los que camino hacia la eternidad.
40. [v.40] Y me ceñiste de fuerza para la lucha: y con esta fuerza constreñiste los desbordantes deseos de mi carne, para no verme estorbado en tal lucha. Echaste por tierra debajo de mí a quienes se alzaban contra mí: hiciste que se engañasen quienes me perseguían, de modo que quedaran debajo de mí quienes ansiaban estar sobre mí.
41. [v.41] Y a mis enemigos me los pusiste como espalda: y a mis enemigos los hiciste darse la vuelta, y que para mí fuesen la espalda, esto es, que me siguieran. Y dispersaste a quienes me trataban con odio: en cambio, dispersaste a los otros de entre ellos que perduraron en el odio.
42. [v.42] Gritaron, mas no había quien pusiera a salvo, pues ¿quién pondría a salvo a quienes tú no pusieras a salvo? Al Señor, mas no los escuchó: gritaron no a cualquiera, sino al Señor, mas no juzgó dignos de escucha a quienes no se apartaban de su malicia.
43. [v.43] Los trituraré como a polvo junto a la faz del viento: y los trituraré, pues están secos por no recibir la lluvia de la misericordia de Dios, de modo que, altaneros e hinchados de soberbia, sean arrebatados de la esperanza firme e inconmovible y, por así decirlo, de la solidez y estabilidad de la tierra. Como a barro de las calles los destruiré: a lo largo de los anchos caminos de perdición, que muchos recorren19, a los entregados a la molicie y a los lascivos los destruiré.
44. [v.44] Me librarás de las contradicciones del pueblo: me librarás de las contradicciones de quienes dijeron: Si le dejáremos libre, todo el mundo se irá tras él20.
45. [v.45] Me constituirás como cabeza de naciones. Un pueblo que no he conocido me sirvió: me sirvió el pueblo de las naciones al que no visité con mi presencia corporal. Con audición del oído me obedeció: tampoco me vio con los ojos, pero, al acoger a mis predicadores, con audición del oído me obedeció.
46. [v.46] Los hijos ajenos me han mentido: los hijos a los que hay que llamar no míos, sino, más bien, ajenos, a los cuales se dice con razón «Vosotros venís del padre [que es] el diablo»21, me han mentido. Los hijos ajenos han envejecido: los hijos ajenos, a los que traje el Nuevo Testamento para que fuesen renovados, se quedaron en el hombre viejo. Y han cojeado fuera de sus sendas: y como débiles con un solo pie porque, por observar el Viejo Testamento, rechazaron el Nuevo, se hicieron cojos por seguir, incluso a propósito de la Ley antigua, sus tradiciones, más bien que las de Dios. En efecto, censuraban a causa de las manos no lavadas22, porque así estaban las sendas que ellos mismos se habían trazado, y que con su forma de vida habían desgastado, desviándose de las rutas de los preceptos de Dios.
47. [v.47] Vive el Señor y bendito es mi Dios: pues bien, ser sabio según la carne es muerte23, pues vive el Señor y es bendito mi Dios. Y sea ensalzado el Dios de mi salvación: y acerca del Dios de mi salvación no piense yo según la costumbre terrena, ni de él espere precisamente el bienestar terreno, sino el que está en lo alto.
48. [v.48] Dios, que me das reivindicaciones y sometes debajo de mí los pueblos: Dios que me reivindicas sometiendo debajo de mí los pueblos. Mi liberador de mis enemigos iracundos, los judíos, que gritaban: ¡Crucifica, crucifica!24
49. [v.49] Me levantarás lejos de quienes se alzaron contra mí: lejos de los judíos, que se alzaron contra mí cuando padecía, me levantarás cuando resucite. Del varón inicuo me librarás: del inicuo reino de ellos me librarás.
50. [v.50] Por eso te confesaré entre las naciones, Señor: por eso, te confesarán a través de mí las naciones, Señor. Y salmodiaré para tu nombre: y con mis buenas obras te darás a conocer mucho más.
51. [v.51] El que engrandece las salvaciones del rey suyo: Dios que engrandece hasta hacerlas admirables las salvaciones que su Hijo da a los creyentes. Y el que hace misericordia a su Cristo: Dios, que hace misericordia a su Cristo. A David y a su linaje hasta siempre: al liberador mismo que con mano poderosa ha vencido a este mundo25), y a aquellos a los que, al creer al evangelio, ha engendrado para siempre. Respecto a cuantas cosas se han dicho en este salmo, las que en sentido propio no pueden ajustarse al Señor mismo, esto es, a la cabeza de la Iglesia, hay que referirlas a la Iglesia, pues aquí habla Cristo entero, en el cual están todos sus miembros.