EXPOSICIÓN DEL SALMO 16

Traducción: José Cosgaya García, OSA

Revisión: Pío de Luis Vizcaíno, OSA

1. [v.1] Oración de David mismo. Esta ha de adjudicarse a la persona del Señor, añadida la Iglesia, que es su cuerpo1.

2. [v.1—2] Escucha, Dios, mi justicia; atiende a mi súplica. Con los oídos percibe mi oración, no con labios embusteros, la cual se presenta ante ti no con labios embusteros. De tu rostro brote mi juicio: en virtud de la iluminación del conocimiento de ti, juzgue [yo] conforme a verdad. O en todo caso, brote de tu rostro mi juicio no con labios embusteros, o sea, de modo que, al juzgar, no profiera cosa distinta de lo que en ti entiendo. Mis ojos vean la equidad: los ojos del corazón, por supuesto.

3. [v.3] Pusiste a prueba mi corazón y lo visitaste de noche, porque la visita de la tribulación puso a prueba mi corazón mismo. Me examinaste al fuego y en mí no se halló iniquidad. Pues bien, a esa tribulación misma, examinado por la cual he sido hallado justo, se la ha de llamar no solo noche, porque suele perturbar, sino también fuego, porque quema.

4. [v.4] Para que mi boca no hable de obras de los hombres: que de mi boca no proceda sino lo que tiene que ver con tu gloria y tu alabanza, no con las obras de los hombres, que ellos hacen al margen de tu voluntad. A causa de las palabras de tus labios: a causa de las palabras de tu paz o de tus profetas. Yo custodié caminos duros: yo custodié los caminos fatigosos de la condición mortal humana y de la pasión.

5. [v.5] Para perfeccionar en tus sendas mis pasos: para que la caridad de la Iglesia se perfeccionase en las rutas estrechas por las que se llega a tu descanso. Para que no se muevan mis huellas: para que no se muevan los indicadores de mi ruta, impresos como huellas en los sacramentos y en los Escrituras apostólicas, que miren y observen quienes quieren seguirme. O en todo caso, para que permanezca también establemente en la eternidad, tras haber recorrido caminos duros y perfeccionado los pasos en lo angosto de tus sendas.

6. [v.6] Yo grité, porque me escuchaste, Dios: con libre y eficaz intención yo he dirigido a ti preces porque, para poder tenerla, me escuchaste, cuando oraba con mayor debilidad. Inclina hacia mí tu oído y escucha mis palabras: tu escucha no abandone mi estado precario.

7. [v.7] Glorifica tus misericordias: no pierdan valor tus misericordias, no sea que se las ame menos.

8. [v.8] Tú que a quienes esperan en ti los pones a salvo de quienes se oponen a tu diestra: de quienes se oponen al favor con que me favoreces. Guárdame, Señor, como a la niña del ojo, que parece pequeñísima y exigua; sin embargo, mediante ella es dirigida la penetración visual, que distingue la luz y las tinieblas, como mediante la humanidad de Cristo [es dirigida] la divinidad del juicio, la cual discierne entre justos y pecadores. Con la cubierta de tus alas protégeme, con el baluarte de tu caridad y misericordia protégeme de la faz de los impíos que me han afligido.

9. [v.9—10] Mis enemigos han cercado mi alma, han redondeado su grasa: se han recubierto de su grasienta alegría, después que su ansia se hartó de delito. Su boca ha hablado soberbia: y, por eso, su boca ha hablado soberbia, diciendo: ¡Salve, rey de los judíos!2 y lo demás por el estilo.

10. [v.11] Tras echarme fuera, ahora me han rodeado: tras echarme fuera de la ciudad, me han rodeado ahora en la cruz. Han determinado dirigir sus ojos a la tierra: han determinado dirigir la atención de su corazón a estas cosas terrenas, pues suponían que sufría un gran mal quien era asesinado, y que ellos, que lo asesinaban, no sufrían ninguno.

11. [v.12] Me atraparon como león dispuesto a hacer presa: me atraparon como aquel adversario que ronda buscando a quién devorar3. Y como cachorro de león, que habita en lugares ocultos: y como su cachorro es el pueblo al que, por pensar en asechanzas con las que cercar y hacer perecer al justo, se dijo: Vosotros venís del padre [que es] el diablo4.

12. [v.13] Ponte en pie, Señor, anticípate a ellos y aniquílalos: ponte en pie, Señor, pues suponen que estás dormido, y que no te preocupas por las iniquidades humanas. Ciéguelos antes su malicia, para que la venganza se anticipe a su acción, y así aniquílalos.

13. [v.13—14] Libra de los impíos mi alma: libra mi alma, resucitándome de la muerte que los impíos me infligieron. Tu espada, de los enemigos de tu mano. En efecto, mi alma es tu espada que asumió tu mano, esto es, tu eterna fuerza, para debelar mediante ella los reinos de la iniquidad, y separar de los impíos a los justos. Libra, pues, a esta de los enemigos de tu mano, esto es, de tu fuerza, esto es, de mis enemigos. Señor, al eliminarlos de la tierra, dispérsalos en su vida: Señor, al eliminarlos de la tierra que habitan, dispérsalos por el disco de las tierras en esta vida, única que suponen suya quienes no esperan la eterna. Y su vientre está lleno de tus secretos: pues bien, no sólo irá tras ellos ese castigo visible, sino que su memoria está también llena de pecados que, como tinieblas, se ocultan de la luz de tu verdad, para que olviden a Dios. Están saturados de carne de cerdo: están saturados de inmundicia quienes pisotean las perlas de las palabras de Dios5. Y dejaron a sus pequeñuelos los restos, gritando: ¡Este pecado esté sobre nosotros y sobre nuestros hijos!6

14. [v.15] Por mi parte, yo en tu justicia compareceré en tu presencia: por mi parte, yo, que no me mostré a quienes por su corazón sucio y tenebroso no pueden ver la luz de la sabiduría, en tu justicia compareceré en tu presencia. Me saciaré, mientras se manifiesta tu gloria: y cuando ellos estén saturados de su inmundicia, de modo que no puedan entenderme, yo me saciaré, mientras tu gloria se manifiesta en los que me entienden. Por cierto, en el verso donde está dicho «están saturados de carne de cerdo»7, algunos ejemplares tienen «están saturados de hijos», pues la doble traducción resulta de la ambigüedad del griego. Pues bien, por hijos entendemos las obras, y como por hijos buenos entendemos las obras buenas, así por los malos, las malas.