Libro primero
Cuestiones sobre el evangelio de San Mateo
1. [11,27] Al decir que nadie conoce al Hijo sino el Padre, no añadió «y aquel a quien quiera revelárselo el Padre», mientras que al decir que nadie conoce al Padre sino el Hijo, añadió: y aquel a quien quiera revelárselo el Hijo. No hay que interpretar este pasaje en sentido restrictivo, como si al Hijo sólo pudiera conocerlo el Padre, mientras que al Padre no sólo puede conocerlo el Hijo, sino también aquellos a quienes se le revele el Hijo. La razón principal de que esté expresado así es que entendamos que tanto el Padre como el Hijo son revelados por el Hijo, que es la luz de nuestra razón. Así, pues, las palabras que siguen: y aquel a quien quiera revelárselo el Hijo, no sólo afectan al Padre, sino también al Hijo. Es una conclusión que abarca todo lo dicho. En efecto, el Padre se manifiesta con su propia Palabra y la Palabra no sólo manifiesta lo manifestado, sino que se manifiesta a sí misma.
2. [12,1] Los discípulos del Señor comenzaron a arrancar espigas y a comérselas, cosa poco factible si antes no se las restrega. De aquí proviene: mortificad vuestros miembros sobre la tierra1, puesto que nadie entra en el cuerpo de Cristo sin despojarse de los atuendos carnales. De allí proviene también: Despojaos del hombre viejo2, y: con circuncisión no efectuada con la mano para el despojo de la carne3.
3. [12,20] En la mecha humeante podemos constatar que, incluso tras dejar de alumbrar, el pábilo se convierte en foco maloliente.
4. [12,22] Entonces le presentaron un endemoniado ciego y mudo, esto es, alguien que no cree y está sometido al diablo; alguien que no entiende y no confiesa aquella fe de la que se dice: Con la boca se confiesa para conseguir la salvación4 o bien alguien que no alaba a Dios.
5. [12,27-29] La frase del Señor: Y si yo expulso los demonios con el poder de Belzebú, es que ha llegado el reino de Dios, incluso según vuestro parecer. Porque el reino del diablo no puede mantenerse en pie, ya que reconocéis que está dividido contra sí mismo. Se refiere aquí al reino de Dios en virtud del cual los impíos son condenados y separados de los creyentes que al presente se arrepienten de sus pecados. Lo llama fuerte porque él tenía sujetos a los hombres, de modo que, a no ser por la gracia de Dios, éstos no podían zafarse de su tiranía. Llama instrumentos suyos a todos los infieles. Si no ata primero al fuerte.Dijo ata, esto es, le priva del poder que coarta la voluntad de los fieles de seguir a Cristo y de obtener el reino de Dios.
6. [12,34] Los moteja de raza de víboras por la misma razón por la que los llama también hijos del diablo. Pues uno es hijo del diablo en la misma medida en que le imita.
7. [12,40] Porque así como estuvo Jonás en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así el hijo del hombre estará en el corazón de la tierra tres días y tres noches.La parte diurna del viernes en que fue sepultado y la noche precedente has de considerarlas como día y noche, es decir, un día completo; más la noche y el día del sábado; más la noche y el amanecer del domingo. Tomando, pues, la parte por el todo, suman tres días y tres noches. Cuando se habla de los diez meses del embarazo de una mujer se entiende que se trata de nueve meses completos. El inicio del décimo se toma por el mes entero. También respecto a la transfiguración del Señor en la montaña un evangelista la sitúa seis días después, mientras que otro dice que tuvo lugar ocho días después5 computando como días completos e íntegros la parte última del primer día en que el Señor prometió que ocurriría el hecho y la parte primera del último día en que se cumplió la promesa. Entiende, pues, que quien dijo «seis días después» sólo hizo mención de los días intermedios, completos e íntegros. En el Génesis, el día comienza con la alborada y acaba en el crepúsculo6 como signo de la caída del hombre. Pero ahora sucede lo contrario: va de las tinieblas a la luz, según la expresión: Brote la luz del seno de las tinieblas7, porque el hombre, tras su liberación del pecado, accede a la luz de la justicia.
8. [12,43-45] Cuando el espíritu impuro sale de un hombre... En este pasaje está representado cierto tipo de hombres cuya fe ofrece características que les incapacitan para soportar las fatigas de la continencia y que terminarán por retornar al siglo. Las palabras toma consigo otros siete se entienden como sigue: cuando alguien cae derrocado de su estado de justicia, cae también en un campo de simulaciones. Porque la concupiscencia de la carne, apartada por la penitencia de las obras a que está habituada, al carecer de deleites en que hallar descanso, vuelve a ellos con mayor avidez, ocupando nuevamente la mente humana. Y esto acontece si en el momento de la erradicación de las obras malas se dejó ver la negligencia, de modo que no se dio paso a la palabra de Dios mediante una doctrina sana, como inquilino de la casa recién aseada. Y es claro que la posesión no se limita únicamente a aquellos siete vicios contrarios a las siete virtudes espirituales. Estando la hipocresía de por medio, simulará gozar de la posesión de todas esas virtudes. Por lo cual, tomados consigo otros siete espíritus peores, es decir, la simulación de las siete virtudes, vuelve aquella concupiscencia y hace que el final del hombre empeore respecto del principio.
9. [13,13-23] En el pasaje uno ciento, otro sesenta, otro treinta, el cien se les aplica a los mártires tanto por la plenitud de su vida como por el menosprecio de la muerte. El sesenta se asigna a las vírgenes por el ocio más íntimo puesto que no lidian contra la costumbre carnal. El ejército suele licenciar a los que ya han cumplido sesenta años, edad que también se considera para conceder el retiro a los funcionarios públicos. El treinta es el número de los casados, porque ésta es precisamente la edad de los que están en el frente, pues soportan un combate más duro para que no les venzan los malos apetitos.
10. [13,25-30] Llamamos cizaña a todo hierbajo que crece entre las mieses. Si se dice que en primer lugar se separa la cizaña, es porque los impíos se verán separados de los piadosos, acción que entendemos reservada a los ángeles buenos. La razón es que los oficios vindicativos pueden desempeñarlos los buenos de noble corazón, como los reyes y los jueces, mientras que las funciones de la misericordia quedan descartadas de los malvados.
11. [13,31] El grano de mostaza, por el fervor de la fe o debido a las propiedades antitóxicas que se le atribuyen, se convierte en la mayor de todas las hortalizas, es decir, de todos los dogmas. Los dogmas son las creencias de las sectas, o sea, las opiniones de cada una de ellas.
12. [13,33] En las palabras el fermento o levadura que una mujer toma y mezcla con tres medidas de harina la mujer es figura de la sabiduría; el fermento, del amor que enfervoriza y excita. Las tres medidas de harina se pueden referir o bien a tres realidades presentes en el hombre: con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente8 o bien a los tres niveles de purificación: al ciento, al sesenta o al treinta9; o bien a aquella triple tipología humana, personificada en Noé, Daniel y Job10.
13. [13,44] Llamó tesoro escondido en el campo a los dos testamentos de la ley en la Iglesia. Cuando alguien llega a una comprensión parcial, advierte la grandeza misteriosa que en ellos se oculta, y corre, vende toda su hacienda y compra aquel campo. En pocas palabras, con el menosprecio de las realidades temporales adquiere el cielo con la finalidad de ser un acaudalado del conocimiento de Dios.
14. [13,54] Respecto de la pregunta de los judíos: ¿De dónde le vienen a éste tal sabiduría y tal poder?, su sabiduría la manifestaba en sus palabras, los poderes en los hechos. Por eso también cuando el Apóstol dijo: Cristo, poder de Dios y sabiduría de Dios11, hizo una ecuación entre poder y milagros, pensando en los judíos, y entre sabiduría y doctrina, con la mente puesta en los griegos, o sea, en los gentiles.
15. [14,26-33] La exclamación de los discípulos de que era un fantasma equivale al contenido de esta pregunta: ¿Crees que encontrará fe en la tierra?12 En efecto, algunos que acaban cediendo ante el diablo dudarán de la venida de Cristo. La petición de socorro de Pedro al Señor, cuando aquél estaba a punto de hundirse, simboliza que la Iglesia se purificará con algunas pruebas, incluso después de la última persecución. Algo que también simboliza Pablo al decir: Quedará a salvo, pero como a través del fuego13. La afirmación de que cuantos se hallaban en la barca le dijeron llenos de admiración: Verdaderamente eres el Hijo de Dios significa el brillo de su gloria que entonces se revelará, y que ya contemplan en imagen los que actualmente caminan guiados por la fe.
16. [15,5] Todo don que proviene de mí te aprovechará a ti. Es decir, todo cuanto ofreces en atención a mi persona te pertenecerá ya a ti. Con estas palabras dan a entender los hijos que ya no tienen necesidad de que los padres hagan ofrendas por ellos, porque han llegado a la edad en que pueden hacerlas por sí mismos. Una vez llegados a la edad en que podían manifestar esta decisión, al expresarla de hecho, los fariseos negaban toda culpabilidad personal al desentenderse de sus padres y no honrarlos.
17. [15,13] Toda planta que no ha plantado mi padre celestial será arrancada. Se aplica a la apetencia carnal. Quienes pensaban conforme a sus criterios, se escandalizaban de que se omitiesen los signos de ciertas cosas o también sus tradiciones, y no se preocuparon de los mandamientos de la vida que purifican el espíritu de toda pasión desordenada.
18. [8,13; 15,28] La curación del siervo del centurión y de la hija de la cananea, que Cristo realiza sin personarse en sus domicilios, es un signo de que los gentiles, sin ser objeto de la venida personal de Cristo, obtendrán la salvación mediante su palabra. En el hecho de la curación de los hijos a ruego y petición de ambos, hay que entender la doble personalidad de la Iglesia que simultanea, respecto de sí misma, maternidad y filiación. En efecto, a la Iglesia se la llama madre por la totalidad de los miembros que la integran, mientras que el nombre de hijos lo ostentan todos y cada uno de sus miembros.
19. [15,30] La gente le presentó al Señor mudos, es decir, personas que ni le alaban ni hacen profesión de fe; ciegos, personas que no entienden, aunque obedecen a sus superiores; sordos, que no obedecen, aunque sí entienden; cojos, que son los que no cumplen los mandamientos.
20. [16,2-3] Dijo el Señor: Al atardecer decís: va a hacer bueno, porque el cielo está arrebolado. Es decir, por medio de la sangre de la pasión de Cristo, en su primera venida, se concede el perdón de los pecados. Y de mañana decís: Hoy habrá tormenta, porque el cielo presenta un rojo adusto. Esto es, Cristo llegará en su segunda venida con el fuego de heraldo. ¿Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no sois capaces de discernir los signos de los tiempos? Habló de signos de los tiempos con referencia a su venida o a su pasión, semejante esta última a los arreboles vespertinos del cielo. Habló de ellos también con referencia a los horrores que sobrevendrán antes de su parusía, equiparable al rojo adusto del cielo mañanero.
21. [17,11] En el pasaje: Elías vendrá, es cierto, y lo restablecerá todo, esta restauración puede aplicarse a los hombres a los que haya perturbado la persecución del anticristo, o al hecho de que, al morir, él mismo resarcirá toda deuda.
22. [17,14-18] Por lo que respecta al pasaje: Con frecuencia cae en el fuego y, a veces, en el agua, el fuego está referido a la ira puesto que se dirige hacia lo alto; el agua a los placeres carnales. En cuanto a la pregunta que le formularon los discípulos: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?, la respuesta es: Para que no se enorgulleciesen al realizar tales milagros. Con ese fin, a través de la fe humilde, como si se tratara de un grano de mostaza, se les advirtió que procurasen eliminar el orgullo terreno, significado en el término monte.
23. [17,25] En cuanto al pasaje: luego los hijos están exentos, en toda legislación civil se entiende que los hijos están libres, es decir, que no están sometidos a impuestos. Por consiguiente, más libres tienen que ser en cualquier reino terrenal los hijos del reino al que están sometidos todos los reinos de la tierra.
24. [18,6] Las palabras del Señor: Al que escandalice a uno de estos niños, es decir, de los humildes, tal como él quiere que sean sus discípulos, y lo haga recurriendo a la desobediencia y a la contumacia, a ejemplo de Alejandro el metalúrgico de quien habla el Apóstol14: Más le vale que le encajen al cuello una de esas ruedas de molino que mueven los asnos y le sumerjan en el fondo del mar15. Es decir, le cuadra bien que el apetito de las realidades temporales, a las que se hallan atados los necios y los ciegos, le arrastre a la perdición, encadenado a su propio peso.
25. [18,24-31] A un amo le presentaron un individuo que le debía diez mil talentos y ordenó que fuese vendido él, su mujer, sus hijos y toda su hacienda, y que se le pagase así. Ha de entenderse que era deudor de los diez mandamientos de la ley y que, por avaricia y por sus fechorías, personificadas en la mujer y en los hijos, debía sufrir un castigo, a lo que equivale el precio. En efecto, en el precio de lo vendido se ha de entender el castigo del condenado.Respecto al que no quiso perdonar la deuda de uno de sus compañeros, sino que fue y lo metió en la cárcel, etc., hay que entender que este individuo tuvo contra su compañero tal animosidad que le llevó a querer aplicarle el tormento. Los compañeros que contaron al amo todo lo que ocurría pueden considerarse como personificación de la Iglesia que a uno ata y a otro desata.
26. [19,23.25] Al decir el Señor que un rico no entra en el reino de los cielos, sus discípulos le preguntan quién puede salvarse. Dado que son tan pocos los ricos en comparación de los pobres, hay que entender, pues, que cuantos anhelan tales bienes materiales han de advertir que se hallan incluidos en el número de esos ricos.
27. [20,17] Si el Señor anticipó su futura pasión a dos discípulos por separado, lo hizo en previsión del futuro para que su testimonio quedara confirmado, puesto que él mismo dijo: Toda palabra obtiene validez si es proferida por dos o tres testigos16. Tanto para eludir la divulgación de sus palabras como para evitar la falta de corroboración testimonial humana de cuanto decía, tenía que contárselo al menos a dos personas. Este gesto de Jesús también puede referirse al misterio de la caridad. Para que ésta exista tiene que haber por lo menos dos personas. Cristo no iba a padecer coaccionado por una deuda de pecados personales, sino que iba a la pasión por caridad, para librarnos de nuestros pecados.
28. [20,29-34] El Señor sale de Jericó, alejándose ya de esta tierra por la resurrección. Le siguen enormes masas: en él creen pueblos y naciones. Los dos ciegos sentados a la vera del camino simbolizan la presencia en uno y otro pueblo, judíos y gentiles, de algunos hombres que, por la fe, van integrándose en la economía temporal dentro de la cual Cristo es el camino, y que anhelan la iluminación, es decir, comprender algo de la eternidad de la Palabra. Esto lo deseaban conseguir cuando pasaba Jesús, es decir, gracias al mérito de la fe por la que creen que Cristo, el Hijo de Dios, nació como hombre y padeció por nosotros. Merced a esta economía temporal, Jesús pasa en cierto modo porque se trata de algo que acontece en el tiempo. Era, pues, conveniente que el clamoreo de los ciegos fuera lo bastante fuerte como para acallar la barahúnda avasalladora del gentío, que se le oponía. Es decir, era conveniente que mantuvieran tenso y perseverante el ánimo en el pedir y en el llamar, hasta superar con esa tensión vigorosa la costumbre de los deseos carnales que, como una turbamulta, grita a las puertas de nuestro pensamiento, ansioso de la luz de la verdad eterna; o hasta superar la misma turba de hombres carnales que constituyen un impedimento para los ideales del espíritu. Al oír, pues, Jesús, ese mismo Jesús que dijo que el que pide recibe, el que busca halla y al que llama se le abrirá17, que se le acercaban, esto es, que con el mismo ardor del deseo llegaban a lo que anhelaban, manteniéndose inmóvil, los toca y les otorga la vista. Porque la eternidad de la Palabra que, permaneciendo en sí misma, lo renueva todo, no es pasajera como aquella economía temporal18. Por todo ello, habida cuenta de que la fe en la encarnación temporal nos prepara para comprender las realidades eternas, en el hecho de pasar Jesús se les intimó a que se dejaran iluminar, y recibieron la iluminación de quien se mantuvo inmóvil. Porque las realidades temporales son pasajeras, mientras que las eternas son inmutables.
29. [21,21] Las palabras del Señor a sus discípulos: Diréis a este monte: arráncate y tírate al mar, las dijo refiriéndose al orgullo que es característica de los hombres mundanos. Estas mismas palabras debe repetírselas a sí mismo el siervo de Dios para alejar ese vicio de su persona, dada su incompatibilidad con la profesión que él tiene. Puede explicarse también en este sentido: el mismo Señor, llamado monte19, se les quitó a los judíos para ser lanzado lejos a la gentilidad, como si ésta fuera un mar, por la fe de los mismos judíos, dado que por ellos se predicó el evangelio.
30. [21,44] Dice el Señor: Y el que cayere sobre esta piedra se hará trizas, y a aquel sobre quien caiga lo aplastará. Estas palabras las dice de aquellos que caen sobre él, que son los que le desprecian y le injurian actualmente. Esta actitud no les deja quebrantados del todo, pero quedan muy molidos y no pueden caminar sino renqueando. Con referencia a aquellos sobre los que caiga, esta piedra les caerá desde arriba en el juicio, acompañada de la pena de la condenación. Por eso dijo: Los aplastará, para que los impíos sean como el polvo que arrebata el viento de la faz de la tierra20.
31. [22,2-9] El Señor dijo: El reino de los cielos se parece a un hombre que preparó la boda de su hijo.Llama boda a la encarnación del Verbo porque en la humanidad asumida la Iglesia se unió a Dios. Al decir: se han matado ya mis toros y mis cebones, entiende por toros a los jefes de los pueblos y por cebones todo lo que engorda. En las palabras del Señor: Salid a los cruces de los caminos y a cuantos encontréis invitadlos a la boda, los caminos son las doctrinas de los gentiles, porque desde todas ellas llegaron a la boda, es decir, creyeron en Cristo.
32. [22,25] El pasaje en que los saduceos le dicen al Señor: había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió, y sucedió lo mismo con el segundo y los demás, se aplica a los impíos que no pudieron producir frutos de justicia durante el lapso de las siete edades del mundo de que consta esta tierra. Al final pasará también la tierra por la que caminaron estérilmente todos aquellos siete cuasimaridos.
33. [22,40] Sobre las palabras del Señor: De estos dos preceptos penden toda la ley y los profetas. Dice penden, esto es, a ellos se refieren y allí alcanzan su cima.
34. [23,17.19] A propósito de lo que dijo el Señor: ¿Qué vale más, el oro o el templo que santifica el oro? ¿Qué vale más, la ofrenda o el altar que santifica la ofrenda?, ha de entenderse que el templo y el altar son el mismo Cristo; el oro y la ofrenda, las alabanzas y los sacrificios de las oraciones que ofrecemos en él y por él. No santifican esas realidades a Cristo; al revés, es Cristo quien las santifica a ellas.
35. [23,23-24] Las palabras del Señor: Coláis un mosquito, se refieren a lo que él mismo dice, esto es, que ellos (los judíos) pagaban el diezmo de las cosas más insignificantes. Y os tragáis un camello hace referencia a estas otras palabras suyas: Descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad. El sentido es éste: observáis las minucias y menospreciáis las cosas importantes. Como consecuencia de esta aberración, les sucedió algo a lo que se pueden referir alegóricamente estas cosas; me refiero al hecho de poner en libertad a Barrabás21, porque nunca osaría éste poner en entredicho el sábado, cuya observancia material ellos tenían en tanta estima, y, en cambio, dar muerte al Señor, que insinuaba un sábado espiritual basado en la misericordia, la justicia y la fidelidad, virtudes que ellos despreciaban en grado máximo. No es absurdo que el mosquito simbolizase a este sedicioso homicida, porque este animal molesta con su zumbido y disfruta chupando la sangre. El Señor queda razonablemente simbolizado en la figura del camello, grandeza que se humilla para acoger pesadas cargas.
36. [23,37] El Señor apostrofó a Jerusalén: ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina acoge a sus polluelos bajo las alas, y no has querido! Este animal demuestra gran afecto por sus crías hasta el punto de que la debilidad de éstas le confiere ese aire de indisposición, y ese algo especial que resulta muy difícil de encontrar en otros animales: en el acto de proteger a sus polluelos con las alas, es capaz de plantar cara al mismísimo azor. Algo así le ocurre a nuestra madre la Sabiduría de Dios, que presenta la salud en cierto modo quebrada a causa de la encarnación, según el parecer del Apóstol: La debilidad divina es más fuerte que la robustez humana22; es protectora de nuestra debilidad y se enfrenta al diablo para que no caigamos en sus garras. Y en esta defensa, lo que la gallina intenta hacer por amor frente al azor, eso mismo consigue realizar por su poder frente al diablo.
37. [24,20] Dijo el Señor: Orad para que vuestra huida no tenga lugar ni en invierno, ni en sábado.Esto es,orad para que ningún impedimento os detenga: si en invierno, la lluvia o el frío; si en sábado, la prohibición de andar, al no estar permitido ponerse en camino. Cabe otro modo de entenderlo: orar para que aquel día nadie se halle envuelto en la tristeza o alegría que tienen su origen en las realidades temporales.
38. [24,23-27] En el pasaje que registra las palabras del Señor: Como el relámpago sale del oriente y cruza hasta el occidente, así será también la llegada del hijo del hombre, por oriente y occidente quiso dar a entender el mundo entero por el que se iba a extender la Iglesia, una vez que el evangelio comenzó por Jerusalén23. Conforme a ello dijo: A partir de ahora veréis al hijo del hombre venir sobre las nubes24. Con toda propiedad aplicó aquí a la Iglesia la denominación de relámpago, cuyo resplandor se desprende sobre todo de las nubes. Una vez establecida de modo claro y evidente la autoridad de la Iglesia en todo el orbe, acto seguido intima a los discípulos, a la globalidad de los fieles y a todos los que deseen creer en él, a que no den fe a los cismáticos ni a los herejes. Porque todos los cismas y todas las herejías o bien ocupan en el mapa un lugar concreto por minúsculo que sea, o bien engañan la curiosidad de los hombres sirviéndose de oscuros y ocultos conventículos. A esto se refiere aquello de si alguno os dice: Mirad, el Cristo está aquí o allí, con referencia a partes de países y provincias, o en el interior de las casas o en el desierto, con referencia a los ocultos y oscuros conventículos de los herejes. Por consiguiente, lo que dijo de su llegada, que cruzaría de oriente a occidente, es un argumento contra aquellos que reciben su nombre de algunas regioncillas de nuestra geografía y pregonan que Cristo está donde están ellos. La frase como el relámpago puede esgrimirse contra quienes se congregan en lo recóndito de sus casas y son pocos en cuanto residentes en lugar despoblado. El nombre de relámpago le pertenece a la Iglesia con referencia a su manifestación y luminosidad, significando a la vez la noche o los nublados de este mundo: en ellos es donde se manifiesta el resplandor del relámpago.
39. [24,32] En las palabras del Señor: Aprended la parábola tomada de la higuera, se entiende que la higuera está por el género humano, a causa de la comezón de la carne. Cuando ya sus ramas están tiernas, es decir, cuando los hijos de los hombres han llegado a los frutos espirituales por la fe en Cristo y se hace visible en ellos el honor de ser hijos adoptivos de Dios.
40. [26,24] Las palabras que el Señor pronunció sobre Judas: Más le valdría no haber nacido, ¿se refieren al nacimiento a esta vida, en su acepción usual? Porque resulta que no es posible que alguien posea algún bien sin existir previamente. Y si alguien defiende la existencia de otra vida anterior a ésta, queda claro que a nadie, no sólo a Judas, le fue de provecho nacer. ¿Acaso le dice al diablo que no nazca para pecar? ¿No le habría resultado quizá a Judas mejor no nacer a Cristo por la vocación, para no ser apóstata?
41. [26,15] La venta del Señor en treinta monedas de plata significa que, por conducto de Judas, los judíos malvados, seguidores de las realidades terrenas y temporales que entran en la esfera de los cinco sentidos corporales, no quisieron aceptar a Cristo. Y como esto lo hicieron en la sexta edad del mundo, significa que dieron por bueno el resultado de seis por cinco, al tasar la venta del Señor. Hablando de esta edad o época, el profeta reprocha a estos malvados: y vosotros ¿por qué amáis la vanidad y andáis a la búsqueda de la mentira?25 , como si en las cinco edades del mundo hallaran excusa alguna para seguir la vanidad, o como si en la sexta edad comprendieran la verdad predicada y mostrada por nuestro Señor, al igual que en el día sexto Dios creó al hombre a su imagen26. Pero como siguieron ternes en la negativa a Cristo, tienen la imagen del príncipe del siglo impresa al seis por cinco y no tienen a Cristo por quien se refleja en nosotros la luz de tu rostro, Señor27. Y puesto que la palabra del Señor es plata28, los judíos siguieron entendiendo carnalmente esa ley y, dejando marginado al Señor, mantuvieron la imagen impresa de un poder secular.
42. [24,28] Dice el Señor: Donde está el cadáver, allí se congregarán las águilas. Es decir, en dirección al cielo, hacia donde elevó consigo el cuerpo, gracias a la humanidad que asumió. Llama cadáver al cuerpo, porque decía eso cuando aún tenía que morir. Allí se congregarán las águilas se aplica a las personas espirituales que, al imitar la pasión y la humildad de Cristo, se sacian de su cuerpo. Cuerpo y pasión que, debido a su humildad, asumió por nosotros.
43. [26,29] Las palabras que pronunció el Señor en el comienzo de su pasión: a partir de ahora no beberé este producto de la vid hasta el día en que beba el nuevo con vosotros en el reino de mi Padre, quieren dar a entender que este producto de la vid es añejo, puesto que, en contraposición, habla de un vino nuevo. Y dado que había tomado cuerpo de la descendencia de Adán, el llamado hombre viejo, y este cuerpo lo iba a entregar a la muerte (y lógicamente eso significa también su sangre mediante el misterio del vino), ¿qué es el vino nuevo sino la inmortalidad de los cuerpos renovados? Por lo cual, al decir beberé con vosotros, también les promete la resurrección corporal para revestir la inmortalidad. La circunstancia de compañía, con vosotros, no hay que interpretarla como identidad temporal, sino como identidad renovadora. El Apóstol dice, por otra parte, que también nosotros hemos resucitado con Cristo29, para que la esperanza de una realidad futura nos proporcione un gozo presente. Y cuando, al hablar de este producto de la vid, dice que también hay un vino nuevo, quiere dar a entender que estos mismos cuerpos que ahora morirán a causa de la vejez terrena, resucitarán asimismo según la renovación celestial. Y si piensas que son los judíos la vid de cuya solera bebe este cáliz de la pasión, también queda significado que esta misma gente accederá al cuerpo de Cristo por medio de una renovación de vida, cuando, al irrumpir la plenitud de los gentiles, se salve la totalidad de Israel30.
44. [26,67] Las palabras: Le escupieron a la cara aluden a los que rechazan la presencia de la gracia de Dios. Los que prefieren su propia honra a la de Cristo es como si le abofetearan. Le abofetean aquellos que, obcecados por la infidelidad, siguen afirmando que Cristo no ha venido, como anulando y rechazando su presencia.
45. [26,69-74] Pedro, sin conformar aún en la fe, negó tres veces a Dios. Esta triple negación parece designar el detestable error de los herejes. Porque el error de los herejes sobre Cristo presenta tres facetas: o yerran sobre su divinidad, o se equivocan sobre su humanidad, o se engañan sobre una y otra cosa.
46. [26,58] Pedro, siguiendo desde lejos al Señor camino de la pasión, es signo de la Iglesia que seguirá al Señor, es decir, que imitará su pasión. Pero esto acontece de muy distinta manera: la Iglesia padece por sí misma, mientras que Cristo padece por la Iglesia.
47. [26,39.42.44] La tentación de la concupiscencia es triple y también lo es la tentación del temor. Al apetito anclado en la curiosidad se opone el temor de la muerte, porque, así como en la curiosidad existe un ansia de conocer cosas, en relación a la muerte existe el miedo de perder esos conocimientos. Al apetito de honores y de fama se opone el temor a la infamia y las injurias. Al apetito de deleites se opone el temor al dolor. Por eso no es absurdo aceptar que el Señor, pensando en la triple tentación que para él significaba la pasión, suplicó tres veces que pasara ese cáliz, pero anteponiendo la voluntad del Padre.