La ascensión del Señor
1. Amadísimos, hoy celebramos, como sabéis, la solemnidad de la ascensión del Señor. Según habéis oído, ascendió a su Padre y a nuestro Padre, a su Dios y a nuestro Dios1. ¿Cómo hemos merecido ser hermanos con Cristo? En ningún modo hubiéramos esperado ser hermanos suyos si él no hubiese asumido nuestra debilidad. Por tanto, somos hermanos suyos porque él es hombre. Quien era Señor se dignó ser hermano; Señor desde siempre, hermano a partir de cierto momento; Señor en su forma divina, hermano en su forma de siervo. Pues, existiendo en la forma de Dios, no juzgó objeto de rapiña ser igual a Dios2: aquí era el Señor. ¿De dónde, pues, el ser hermano? Se anonadó a sí mismo, tomando la forma de siervo3. Si hubiera sido sólo hermano, ya sería mucho; también tomó la forma de siervo y se dignó ser siervo. ¿Siervo nuestro o no? También nuestro, pues de sí mismo dice él: No he venido a ser servido, sino a servir4. A él se refiere la profecía según la cual el justo, con su buen servicio, justificaría a muchos5. Mas no nos enorgullezcamos. Con frecuencia, también el Señor sirve a sus siervos enfermos para poder tener siervos sanos que le sirvan; sirve a los enfermos hasta que curen. A enfermos sirve nuestro Señor. ¿No preparó medicinas para los enfermos de su misma debilidad? Por los enfermos derramó su sangre y con el colirio de su sangre ungió los ojos de los ciegos.
2. El que es Señor por naturaleza, se dignó hacerse hermano nuestro. Dijo: Subiré a mi Dios y a vuestro Dios, a mi Padre y a vuestro Padre.¿A quiénes mandó que se anunciase esto? Vete -le dijo-, dilo a mis hermanos, y, puesto que soy hermano, subiré a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios6. No dijo: «Subo a nuestro Padre»; ni: «Subo a nuestro Dios». No sobran las palabras: a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.Esta distinción muestra algo que no debo callar. A mi Padre, puesto que soy hijo único; a vuestro Padre, porque habéis sido adoptados a través de mí. A mi Dios, ¿cómo? Cristo no es criatura, pero en cuanto es el Unigénito. ¿Cómo entonces: a mi Dios? Lo indica el salmo. Es mi Dios porque he tomado la forma de siervo: Tú eres mi Dios desde el seno de mi madre7. Si dejas de lado el seno de su madre, en el que se hizo hombre, no es su Dios, sino su Padre. Dios es siempre su Padre, Padre eterno de un hijo sempiterno. Para que fuese su Dios se hizo presente en el seno de la madre y se dijo en profecía: Tú eres mi Dios.Pero no es Dios suyo como lo es nuestro, pues es Dios nuestro porque, siendo pecadores, nos salvó, y Dios suyo porque fue hecho hombre sin pecado. Por eso también distinguió al hablar de Dios: a mi Dios y a vuestro Dios. A mi Dios, ¿cómo? En cuanto soy hombre. ¿Por qué, pues, no es Dios nuestro, si tú eres hombre y hombres somos nosotros? Porque uno es el hombre sin pecado que vino a borrar el pecado, y otro el hombre con pecado, a quien vino el otro para librarlo del pecado. Se trata, pues, de una distinción, no de una separación. Lo tenemos como padre en el cielo, de forma distinta a Cristo, puesto que él, hijo único sin pecado, nos adoptó. Lo tenemos como Dios en el cielo, de forma distinta a Cristo, porque él carece de pecado y nosotros somos pecadores.
3. Sin embargo, es una condescendencia suya lo que menciona el Apóstol: Herederos ciertamente de Dios y coherederos de Cristo8. Hemos encontrado un padre en el cielo; pertenecemos a una gran familia. De allí vino el hijo para hacerse hermano nuestro. No abandonó al Padre cuando vino a nosotros, ni nos abandonó al volver al Padre. Creamos que Cristo está en el cielo y creamos que está con nosotros. ¿Cómo está en el cielo, si está con nosotros? En cuanto Dios. Mi palabra está conmigo y está con vosotros; está conmigo en mi corazón y con vosotros en vuestros oídos. Si esto es posible a mi palabra, ¿no pudo serlo a la Palabra de Dios? Descendió ciertamente cuando ya estaba aquí. ¿Qué quiere decir «descendió»? Que Jesucristo se hizo presente. ¿Cómo se hizo presente Jesús? Haciéndose hombre. ¿Qué significa, pues «ascender»? Que el cuerpo de Cristo fue elevado al cielo, no que su majestad se hubiese alejado. Del lugar a donde ascendió descenderá otra vez y descenderá como ascendió. Lo dijeron los ángeles, no yo. En efecto, estaban de pie los discípulos y lo seguían con la vista cuando ascendía. Y les dijeron: Varones galileos, ¿qué hacéis ahí plantados? Este Jesús vendrá como lo habéis visto ir al cielo9. ¿Qué significa que vendrá como? Que será juez en la misma forma en que fue juzgado. Visible sólo para los justos, visible también para los malvados, vendrá para que le vean justos y malvados. Los malvados podrán verlo, pero no podrán reinar con él.
4. Celebremos, pues, este día santo de la Ascensión -día cuadragésimo a partir de la resurrección-; el orbe de la tierra lo celebra con nosotros. La Iglesia, difundida por todo el orbe, celebra también con nosotros el día de Pentecostés -día quincuagésimo-; la celebración del día vigésimo y el trigésimo es una costumbre africana, no una celebración de toda la Iglesia.