El mandamiento nuevo (Jn 13,34—35)
Tomó de nosotros lo que es despreciable, nos dio lo que es grande; tomó nuestro mal, nos dio su bien; tomó la muerte, nos dio la vida; recibió aquí afrentas, nos dio honor; recibió aquí la cruz, nos dio el descanso. ¡Cuán grandes son los males que recibió aquí! ¡Cuán grandes los bienes que nos otorgó! Así, pues, nuestro Señor Jesucristo se hizo hijo del hombre; con todo, aunque Dios se hizo hombre, no se convirtió en hombre; al contrario, permaneció en sí mismo como Dios perfecto, sin cambiar en nada para peor; asumió al hombre para hacerlo mejor en sí mismo, no para hacerse él peor en el hombre. Etc.