Comentario de Mi 6,8
Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley 1. Como confesamos que nació de una virgen, nos soprende la afirmación: hecho de mujer. Que haya sido hecho sólo lo confesamos referido a su condición humana; en cambio, en cuanto Dios, siempre está haciendo y desconoce el ser hecho para existir. Dios ignora el ser hecho, pero decimos que «se hace» en el sentido de ser algo para alguien, igual que cuando clamamos: Señor, te has hecho nuestro refugio 2, y: El Señor se ha hecho mi auxilio 3. ¿Cuántas cosas se hizo el que nunca fue hecho? Pero Cristo, el Señor, se hizo hombre para existir, de modo que quien siempre era Creador, fuese criatura. Sin dejar de ser Dios, se hizo hombre, para hacerse lo que no era, no para que pereciese lo que era. Y, si esto fue hecho de una virgen, ¿por qué se dice que fue hecho de mujer? Porque, entre los hebreos, cuya lengua es la más usada en la Sagrada Escritura, mujer es un término para significar el sexo, no la pérdida de la integridad. Lee el relato sobre la formación de la mujer: Dios -dice- extrajo una de sus costillas, es decir, del varón, y formó con ella la mujer 4. De igual modo es mujer María; antes de que diese a luz se le dijo: Bendita tú entre las mujeres 5.