Comentario del Sal 143,9
1. 1. Como está escrito: ¡Oh Dios!, te cantaré un cántico nuevo; te salmodiaré con el arpa de diez cuerdas 1, se entiende que el arpa de diez cuerdas son los diez mandamientos de la ley. Cantar y salmodiar suele ser asunto de amantes, pues el hombre viejo vive en el temor, el nuevo en el amor 2. Por eso distinguimos también dos Testamentos, uno viejo y otro nuevo, que, según el Apóstol, están prefigurados en los dos hijos de Abrahán, uno de la esclava y otro de la libre 3: Son -dice- los dos Testamentos 4. La esclavitud pertenece al temor; la libertad, al amor. Dice el Apóstol: Pues no recibisteis un espíritu de esclavitud para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos por el que exclamamos: ¡Abbá, Padre! 5 Dice también Juan: En la caridad no hay temor; por el contrario, la caridad perfecta expulsa el temor 6. La caridad es, por tanto, la que canta el cántico nuevo. Pues aquel temor servil radicado en el hombre viejo puede tener ciertamente un arpa de diez cuerdas, porque también a los judíos carnales se les dio la ley de los diez mandamientos, pero no pueden cantar en ella el cántico nuevo. Está bajo la ley y es incapaz de cumplirla. Lleva el instrumento musical, pero no lo toca; el arpa le pesa, no le sirve de adorno. Quien, en cambio, está bajo la gracia, no bajo la ley, cumple la ley, porque no es para él un peso, sino una honra; ni es un tormento para el que teme, sino un adorno para el que ama. Encendido en el espíritu de amor, canta ya el cántico nuevo con el arpa de diez cuerdas.
2. 2. Pues así dice el Apóstol: Quien ama al otro, cumplió la ley. Porque: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás, y si hay algún otro mandamiento, se resume en estas palabras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor al prójimo no obra el mal. La plenitud de la ley es la caridad 7. También el Señor, que había dicho: No vine a abolir la ley, sino a darle cumplimiento 8, dio a los discípulos un mandamiento semejante para que pudieran cumplir la ley: Os doy -dice- un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros 9. Nohay que extrañarse si el mandamiento nuevo canta el cántico nuevo, porque -como se ha dicho- el arpa de diez cuerdas simboliza los mandamientos de la ley, y la plenitud de la ley es el amor 10. El Apóstol sólo quiso mencionar unas pocas cuerdas, para que entendamos, a partir de ellas, cuáles son las otras, cuando dice: No adulterarás, no matarás, etc. 11. Porque así como son dos los mandamientos del amor de los que -dice el Señor- pende toda la Ley y los Profetas 12, dejando bien claro que el amor es el perfecto cumplimiento de la ley, del mismo modo estos diez mandamientos se dieron en dos tablas 13. Se dice que tres de ellos están escritos en una tabla y los siete restantes en otra. Como los tres primeros se refieren al amor de Dios, los siete restantes se asignan al amor del prójimo.
3. 3. Este es el primero de los tres: Escucha, Israel: el Señor tu Dios es el único Dios 14. No te fabricarás un ídolo o una semejanza de cualquier cosa, ni de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que existe abajo en la tierra 15, y las restantes prescripciones mediante las cuales fija lo relativo al culto del único Dios, rechazada la idolatría, asimilada a la fornicación 16. El segundo mandamiento es: No tomarás el nombre del Señor, tu Dios, en vano 17. El tercero se refiere a la observancia del sábado 18. Creo que los tres, por ser una trinidad, se refieren al amor de Dios. Porque la unidad de la divinidad toma su principio del Padre; por eso el primer mandamiento habla sobre todo del único Dios. En el segundo, en cambio, se nos advierte que no consideremos una criatura al Hijo de Dios, pensando que es desigual al Padre. Pues -como dice el Apóstol- toda criatura está sujeta a la vanidad 19. En él se nos ordena no tomar el nombre de Dios en vano 20. El don de Dios, que es el Espíritu Santo 21, promete el descanso eterno, figurado en el sábado: por lo cual nosotros guardamos espiritualmente el sábado si no realizamos trabajos serviles. También en su sentido carnal los tenían en el día del sábado los judíos. Y quien quiera entender en sentido espiritual los trabajos serviles, escuche lo dice el Señor: Todo el que comete pecado es esclavo del pecado 22. 4. Porque pecado no es sólo lo que aparece ante los hombres como obsceno o injusto, sino también todo aquello que, teniendo apariencia de bondad, se realiza sólo con miras temporales y no por motivo del descanso eterno. Cualquier cosa que alguien realice, si la hace para conseguir una utilidad temporal, la hace como un esclavo y, en consecuencia, no guarda el sábado. A Dios hay que amarlo con desinterés; ni el alma puede descansar sino en aquello que ama. Mas el descanso eterno no se le dará sino en el amor deDios, que es el único eterno. En esto consiste la perfecta santificación y el sábado de los sábados espiritual. Por lo tanto, puesto quenosotros somos santificados en el Espíritu Santo, ¿quién hay al que no le impulse a comprender como un gran misterio el que entre los tres mandamientos que se refieren a Dios, el tercero se refiera al sábado? De todas las cosas que en el libro del Génesis refiere la Escritura que hizo Dios, no se dice que fuese santificado ningún otro día a no ser el séptimo 23, que significaba el sábado.
4. De los siete mandamientos que se asignan al amor del prójimo, el primero es: Honra a tu padre y a tu madre 24. El segundo: No matarás 25. El tercero: No cometerás adulterio 26. El cuarto: No hurtarás 27. El quinto: No dirás falso testimonio 28. El sexto: No desearás la mujer de tu prójimo 29. El séptimo: No desearás un bien de tu prójimo 30. A este orden se adapta perfectamente el Apóstol cuando dice: Honra padre y madre, que es el primer mandamiento 31. 5. Se investiga y no se encuentra que sea el primero del decálogo entero, porque, de los diez mandamientos, el primero es aquel en que se nos intima adorar a un único Dios. Mas como el precepto de honrar a los padres está en la segunda tabla, es el primero, porque a partir de él comienzan a contarse los que se refieren al amor del prójimo.
5. Cantemos, pues, el cántico nuevo pulsando el arpa de diez cuerdas. Este es el cántico nuevo, la gracia del Nuevo Testamento, que nos separa del hombre viejo que fue hecho al principio, de la tierra, terreno 32. Fue hecho del limo de la tierra 33 y, tras haber abandonado la felicidad, con todo derecho se le hundió en la miseria porque quebrantó el precepto que se le había impuesto. Pero ¿qué dice por medio del profeta que agradece a la gracia de Dios el habernos reconciliado con Dios por el perdón de los pecados y habernos renovado eliminando la pasada vetustez? Me extrajo -dice- de lo profundo de la miseria y del fango cenagoso; y asentó mis pies sobre la roca, y dirigió mis pasos y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios 34. Este es el cántico nuevo que canta con el arpa de diez cuerdas. Pues nadie alaba a Dios, esto es, le entona un himno, a no ser que vayan concordes las palabras y las acciones, amando a Dios y al prójimo 35. Ni piensen los donatistas rebautizantes que pertenecen al cántico nuevo. Pues no cantan este cántico quienes por su orgullo impío se han separado de la Iglesia que Dios quiso que se extendiese por toda la tierra 36. También en otro lugar dice el profeta: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, toda la tierra 37. Por tanto, quien no quiere cantar en compañía de la toda la tierra y no se aparta del hombre viejo 38, ese no canta el cántico nuevo, no toca el arpa de diez cuerdas, porque es enemigo de la caridad, ella sola plenitud de la ley 39, que afirmamos que contiene los diez mandamientos, que se refieren al amor de Dios y del prójimo.